"Yo no me explico
cómo el perico
teniendo un hueco
debajo del pico
pueda comer!"
Antigua canción del Club de Clan
cómo el perico
teniendo un hueco
debajo del pico
pueda comer!"
Antigua canción del Club de Clan
El viernes -si es que el imperio no pone una bomba a su avión y lo derriba, o si no sufre un atentado desde alguna base en Colombia- el inefable presidente Hugo Chávez visitará esta banda oriental... ¿No es emocionante? Es de suponer que la totalidad de la población saldrá a la calle y se dirigirá en peregrinación a la ruta por donde pase para merecer al menos una sonrisa o un saludo con la mano derecha en alto. De no haber suficiente gente, es posible que el mandatario pase raudo en medio de una reducida custodia de veintiséis automóviles pertrechados a guerra con los vidrios polarizados bien altos para proteger de la brisa salitrosa del río la sonrisa eterna del bolivariano. Pero seguramente la diligente compañera Irma Leites y su cohorte de apóstoles embozados -digo apóstoles por no ser más de doce- arreará desde las villas de emergencia alguna docenita más de dulces viejecitas desdentadas para vivar al coronel, y de paso pedir en nombre de la solidaridad de los pueblos en resistencia contra el imperialismo -yankee, of course- un consultorio odontológico a cargo del BANDES o de PEDEVESA.
Confieso que estoy apabullado de tanta emoción, porque es seguro que los informativos transmitan alguno de sus sustanciosos discursos al menos tres veces (horario central, noctuno y primera hora) y desde algún lugar previsible se entonen loas y ditirambos al ilustre -y lustroso, vaya- visitante. Qué pena que no lo acompañen sus acólitos de costumbre -Correa, Morales y Fernández de Kirchner- para tener completa de emociones la jornada... Pero la verdad, lo que yo no me explico, es cómo el perico teniendo un hueco debajo de pico pueda hablar tanto hasta cuando come... Debe ser una técnica de su maestro, el anciano líder cubano Fidel Castro Ruz, caracterizado también por decir en seis horas aquello que podría haber dicho en seis minutos.
Confieso que estoy apabullado de tanta emoción, porque es seguro que los informativos transmitan alguno de sus sustanciosos discursos al menos tres veces (horario central, noctuno y primera hora) y desde algún lugar previsible se entonen loas y ditirambos al ilustre -y lustroso, vaya- visitante. Qué pena que no lo acompañen sus acólitos de costumbre -Correa, Morales y Fernández de Kirchner- para tener completa de emociones la jornada... Pero la verdad, lo que yo no me explico, es cómo el perico teniendo un hueco debajo de pico pueda hablar tanto hasta cuando come... Debe ser una técnica de su maestro, el anciano líder cubano Fidel Castro Ruz, caracterizado también por decir en seis horas aquello que podría haber dicho en seis minutos.
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