Recuerdo que años atrás cuando el humor televisivo era potable y previsible, al punto que la familia en pleno se sentaba frente a "la tele" a ver programas de este género, había un personaje interpretado por el extinto Gianni Lunadei que se abrazaba a una poltrona de ejecutivo y con cara de desquiciado repetía: "¡Yo amo ese sillón!
Supongo que será algo parecido a esa mezcla de devoción y deseo deexhibición lo que ha motivado al Rector de la Universidad de la República, Dr. Rodrigo Arocena, a comprar sillones para el Paraninfo universitario en una liquidación... O "sale" como se rebautizaron en esta banda las ventas rebajadas. Porque es claro que una casa que año a año lucha por un presupuesto digno debe comprar sillas, sillones o banquitos de acuerdo a sus posibilidades. Te equivocas de cabo a rabo, mi amigo. Don Rodrigo -que debió admirar de niño a ese adorado sillón de Gianni Lunadei- compró 250 butacas -doscientas cincuenta- para renovar las existentes en la mencionada Aula Magna al módico precio de U$S 868 cada una. Hermoso número capicúa que si nos tomamos la tarea de multiplicar por 250 resulta en...U$S 207.000. Apelando al humor, pero esta vez al de Jorge Porcel, ¿No es fino? Un instituto público que pasa un tercio del año en huelga y/u ocupaciones para protestar contra el magro presupuesto que el Estado Oriental le asigna, cuyos estudiantes carecen de estufas en invierno, de ventiladores en verano y cuyo sistema eléctrico deja mucho que desear, apelando a los lujos de la miseria osa gastar esa enormidad para un salón que se usa poco y nada excepto para recibir de tanto en tanto a algún visitante al que doctorar honoris causa.
Pero la cuestión arranca desde otro ángulo: dijo don Arocena que gastó esa suma "porque le sobraba de su presupuesto, y antes de dirigirla" como es de praxis -y por ley- "a Rentas Generales..." se decidió por unos silloncitos muy monos que había en un outlet in sale. ¡Qué bárbaro! Así da ganas de ser oriental y universitario. O simple ciudadano curioso que acude al Paraninfo cuando se da una vuelta por estas tierras el inefable presidente Chávez: uno corre a presenciar alguno de sus discursitos monotemáticos dicho entre consignas sesentistas y ovaciones neobolivarianas, con el culito repantigado en un artefacto de U$S 868. Y después dicen que hay crisis. No sé, por el Aula Magna la crisis se viste de cuero nuevecito de acuerdo a los cánones estéticos del patricio Arocena. Lo dicho: ¡Yo amo ese sillón!
Supongo que será algo parecido a esa mezcla de devoción y deseo deexhibición lo que ha motivado al Rector de la Universidad de la República, Dr. Rodrigo Arocena, a comprar sillones para el Paraninfo universitario en una liquidación... O "sale" como se rebautizaron en esta banda las ventas rebajadas. Porque es claro que una casa que año a año lucha por un presupuesto digno debe comprar sillas, sillones o banquitos de acuerdo a sus posibilidades. Te equivocas de cabo a rabo, mi amigo. Don Rodrigo -que debió admirar de niño a ese adorado sillón de Gianni Lunadei- compró 250 butacas -doscientas cincuenta- para renovar las existentes en la mencionada Aula Magna al módico precio de U$S 868 cada una. Hermoso número capicúa que si nos tomamos la tarea de multiplicar por 250 resulta en...U$S 207.000. Apelando al humor, pero esta vez al de Jorge Porcel, ¿No es fino? Un instituto público que pasa un tercio del año en huelga y/u ocupaciones para protestar contra el magro presupuesto que el Estado Oriental le asigna, cuyos estudiantes carecen de estufas en invierno, de ventiladores en verano y cuyo sistema eléctrico deja mucho que desear, apelando a los lujos de la miseria osa gastar esa enormidad para un salón que se usa poco y nada excepto para recibir de tanto en tanto a algún visitante al que doctorar honoris causa.
Pero la cuestión arranca desde otro ángulo: dijo don Arocena que gastó esa suma "porque le sobraba de su presupuesto, y antes de dirigirla" como es de praxis -y por ley- "a Rentas Generales..." se decidió por unos silloncitos muy monos que había en un outlet in sale. ¡Qué bárbaro! Así da ganas de ser oriental y universitario. O simple ciudadano curioso que acude al Paraninfo cuando se da una vuelta por estas tierras el inefable presidente Chávez: uno corre a presenciar alguno de sus discursitos monotemáticos dicho entre consignas sesentistas y ovaciones neobolivarianas, con el culito repantigado en un artefacto de U$S 868. Y después dicen que hay crisis. No sé, por el Aula Magna la crisis se viste de cuero nuevecito de acuerdo a los cánones estéticos del patricio Arocena. Lo dicho: ¡Yo amo ese sillón!
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