Confieso que si bien no miro a Tinelli -no porque no me guste ver un buen culo en vivo y en directo, sino porque me quedo dormido de aburrimiento- sigo las alternativas de la vida de la farándula local todas las tarde noches en los programejos onda Bendita TV. Me gusta ver como a otros millones de boludos al gaterío argentino. Sus peleas, sus miserias y su desesperación.
Es cierto también, que para millones de personas, al no tener acceso al porno free que hay en Internet la única manera de ver un par de tetas es en la TV o contentarse con las de la patrona. Hay una fascinación por las putas y los putos. Principalmente porque los putos y las putas oficiales sufren como perros y se les nota más. Y para eso están. Fascinación que hubo siempre, salvo que ahora está magnificado por la difusión y la aceptación de que la cultura artística argentina no da para más que eso. Nos atraen los putos tristes como Zulma Lobato o Ricardo Fort, y las putas berretas como Virgina Gallardo o la Lo Ré.
Yo extraño a Zulma Lobato, y me apena saber que sin cámaras estará corriendo la coneja, aunque lo que más me preocupa es qué estará comiendo su perrito.
No hay más que ver las fotos de la rubia ex novia de Fort en la Revista PlayBoy para saber que la mina está triste. No hay una sola sonrisa que parezca auténtica. La trola sufre. No como otras trolas que disfrutan de ser trolas. Como Jessica Cirio que se abre de gambas como ésta, pero lo acepta con alegría y visión empresaria. La Gallardo en cambio parece reconocer que por no haber estudiado más durante la secundaria no tiene otro destino que ser cajera de Coto o trola.
En igual situación están cientos de miles de chicas. Ahora arrancó una especie de Reality donde parte del sabalaje femenino suburbano y nacional intentará convertirse en una "chica Fort". Es decir, convertirse en su mucama a cambio de unos pesos, prostituirse sin tener que poner el culo. A simple vista no parece mal negocio para quienes no tienen nada más que ofrecer que su cuerpo.
Ni siquiera entran en la categoría de proletarios (aquellos que lo único que tenían para entregar era a sus hijos) Ahora hay tantos pobres que ni siquiera se cumple con el axioma marxista de que el lumpenaje y el ejército de desocupados estabilizan el precio del valor del salario. Vi en los programas satélite de Tinelli que se cagan de risa porque les faltan dientes, se tiñen con agua oxigenada o porque son más grasa que un sanguche de bondiola.
Además Fort no es rico (recuerdo haberlo escuchado promocionando un canje de joyas) No es rico en términos de riqueza real, de la cual hay mucha en este país. Más que plata tiene crédito. Lo que no es poco en un país donde nadie presta ni 200 pesos. Por eso también nos gusta enterarnos que otro chongo, como el abogado Fernando Burlando, le inició juicio para recuperar dinerillos prestados y honorarios profesionales. Ricky al igual que nosotros gasta más de lo que le entra. Tampoco necesita novia, porque al parecer no le gustan las mujeres. Pero allí está buscando financiar una. Su estética es noventista, berretona, de nuevo rico. Mezcla de Madonna y funcionario menemista que atrae, encanta desde el morbo. El mismo morbo que lentifica la fila de autos en las autopistas cuando hay un accidente o se desangra un pobre tipo tirado con su bicicleta aplastado por un camión sin patente: queremos corroborar que no somos nosotros los que estamos allí.
Nos gusta Fort porque también nos permite certificar que no somos nosotros. Y porque a los gritos, y a pesar del glamour, el tipo nos dice claramente que sufre. Y queremos creer que lo hace más que nosotros. Porque convengamos que todos arrastramos heridas emocionales desde la infancia o la adolescencia. Como cada uno hace de su culo un pito y de su pito una matraca, si se la lastra o no es asunto de él. Si para pagar la luz o el gas hay que ponerse en cuatro, será problema o no de las que lo hagan. Todos en algún punto de nuestras vidas hemos sucumbido a tipos más refinados (aunque objetivamente similares) de prostitución: de nuestras ideas, de nuestra dignidad o de nuestros deseos. Así que ¿desde dónde podríamos juzgar la vida de los otros, o tirar la primera piedra?
La trampa -para mí humilde forma de ver este espectáculo- está en que es parte de la mentira fetichista de aplacar nuestros dolores y los aspectos más míseros de nuestras vidas corroborando que a otros les va peor. La principal angustia existencial a la que nos enfrentamos es saber que vamos a morir y sin embargo seguimos viviendo, proyectando y soñando como si fuésemos inmortales. Eso rompe el fetichismo (y el estado de vivir interpretados por otros) Eso nos hace únicos, eso nos hace humanos en su total dimensión.
Y la diferencia entre los que viajan apretados como vacas en el Sarmiento a las 6.30 de la mañana o en sus Audi A4, rumbo a trabajos de mierda (de $1.200 o de $50.000 mensuales), los lindos, los feos, los liberales o los socialistas, los de River o los de Boca, es que algunos lo tienen más o menos en claro. Aunque más no sea de a ratos.
Es cierto también, que para millones de personas, al no tener acceso al porno free que hay en Internet la única manera de ver un par de tetas es en la TV o contentarse con las de la patrona. Hay una fascinación por las putas y los putos. Principalmente porque los putos y las putas oficiales sufren como perros y se les nota más. Y para eso están. Fascinación que hubo siempre, salvo que ahora está magnificado por la difusión y la aceptación de que la cultura artística argentina no da para más que eso. Nos atraen los putos tristes como Zulma Lobato o Ricardo Fort, y las putas berretas como Virgina Gallardo o la Lo Ré.
Yo extraño a Zulma Lobato, y me apena saber que sin cámaras estará corriendo la coneja, aunque lo que más me preocupa es qué estará comiendo su perrito.
No hay más que ver las fotos de la rubia ex novia de Fort en la Revista PlayBoy para saber que la mina está triste. No hay una sola sonrisa que parezca auténtica. La trola sufre. No como otras trolas que disfrutan de ser trolas. Como Jessica Cirio que se abre de gambas como ésta, pero lo acepta con alegría y visión empresaria. La Gallardo en cambio parece reconocer que por no haber estudiado más durante la secundaria no tiene otro destino que ser cajera de Coto o trola.
En igual situación están cientos de miles de chicas. Ahora arrancó una especie de Reality donde parte del sabalaje femenino suburbano y nacional intentará convertirse en una "chica Fort". Es decir, convertirse en su mucama a cambio de unos pesos, prostituirse sin tener que poner el culo. A simple vista no parece mal negocio para quienes no tienen nada más que ofrecer que su cuerpo.
Ni siquiera entran en la categoría de proletarios (aquellos que lo único que tenían para entregar era a sus hijos) Ahora hay tantos pobres que ni siquiera se cumple con el axioma marxista de que el lumpenaje y el ejército de desocupados estabilizan el precio del valor del salario. Vi en los programas satélite de Tinelli que se cagan de risa porque les faltan dientes, se tiñen con agua oxigenada o porque son más grasa que un sanguche de bondiola.
Además Fort no es rico (recuerdo haberlo escuchado promocionando un canje de joyas) No es rico en términos de riqueza real, de la cual hay mucha en este país. Más que plata tiene crédito. Lo que no es poco en un país donde nadie presta ni 200 pesos. Por eso también nos gusta enterarnos que otro chongo, como el abogado Fernando Burlando, le inició juicio para recuperar dinerillos prestados y honorarios profesionales. Ricky al igual que nosotros gasta más de lo que le entra. Tampoco necesita novia, porque al parecer no le gustan las mujeres. Pero allí está buscando financiar una. Su estética es noventista, berretona, de nuevo rico. Mezcla de Madonna y funcionario menemista que atrae, encanta desde el morbo. El mismo morbo que lentifica la fila de autos en las autopistas cuando hay un accidente o se desangra un pobre tipo tirado con su bicicleta aplastado por un camión sin patente: queremos corroborar que no somos nosotros los que estamos allí.
Nos gusta Fort porque también nos permite certificar que no somos nosotros. Y porque a los gritos, y a pesar del glamour, el tipo nos dice claramente que sufre. Y queremos creer que lo hace más que nosotros. Porque convengamos que todos arrastramos heridas emocionales desde la infancia o la adolescencia. Como cada uno hace de su culo un pito y de su pito una matraca, si se la lastra o no es asunto de él. Si para pagar la luz o el gas hay que ponerse en cuatro, será problema o no de las que lo hagan. Todos en algún punto de nuestras vidas hemos sucumbido a tipos más refinados (aunque objetivamente similares) de prostitución: de nuestras ideas, de nuestra dignidad o de nuestros deseos. Así que ¿desde dónde podríamos juzgar la vida de los otros, o tirar la primera piedra?
La trampa -para mí humilde forma de ver este espectáculo- está en que es parte de la mentira fetichista de aplacar nuestros dolores y los aspectos más míseros de nuestras vidas corroborando que a otros les va peor. La principal angustia existencial a la que nos enfrentamos es saber que vamos a morir y sin embargo seguimos viviendo, proyectando y soñando como si fuésemos inmortales. Eso rompe el fetichismo (y el estado de vivir interpretados por otros) Eso nos hace únicos, eso nos hace humanos en su total dimensión.
Y la diferencia entre los que viajan apretados como vacas en el Sarmiento a las 6.30 de la mañana o en sus Audi A4, rumbo a trabajos de mierda (de $1.200 o de $50.000 mensuales), los lindos, los feos, los liberales o los socialistas, los de River o los de Boca, es que algunos lo tienen más o menos en claro. Aunque más no sea de a ratos.
5 comentarios:
HAY GUSTOS PARA TODOS.
Los hay, los hay. Y también de aquellos de los que decía mi abuela pontevedresa: "Hay gustos que merecen palos". Sin embargo, amiga querida, hay que tratar de ver en las opiniones de los demás el complemento de las nuestras.
ja,ja,ja, hermosa su abuelita1!!
Era una gallega guapísima de ojitos celestes y genio fácilmente disparable. Fui su primer y único nieto, pues no vivía ya cuando nació mi hermanita. Me adoraba y yo a ella, y se fue al otro día de navidad, en 1958, cuando yo tenía siete años. Aunque pueda parecer mentira, siempre la he echado de menos y sé que es una de mis protectores en el astral.
SON SERES QUE ANTIGUAMENTE CARECIAN DE MALDAD,COMO SU MAMITA LA MIA,QUE TENIA OJOS CELESTES GRISACEOS UNICOS EN EL MUNDO,PERO MAS BELLA ERA SU MIRADA,MI MADRE QUERIDA!!
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