El indio no es el que mira usted
en el catálogo de turismo,
cargando bultos
o llevándole comida a la mesa.
Tampoco el que ve desde la ventanilla
y pide monedas haciendo malabares,
ni el que habla una lengua muy otra
y resiste fríos nocturnos.
No, el indio está adentro,
y a veces se le sale, acéptelo,
aunque lo entierre en apellidos,
aunque lo socave bien
y niegue su manchita de infancia,
ahí está, acéptelo.
Y si aparece esa agua rancia, voraz,
el aguardiente que inflama,
ya verá que le sale,
el indio empuja con su fuerza de siglos,
emerge ardoroso y se le sale
con lo guardado,
con lo que dura doliendo.
No, no es otro,
el indio soy yo: a ver,
repita conmigo...
en el catálogo de turismo,
cargando bultos
o llevándole comida a la mesa.
Tampoco el que ve desde la ventanilla
y pide monedas haciendo malabares,
ni el que habla una lengua muy otra
y resiste fríos nocturnos.
No, el indio está adentro,
y a veces se le sale, acéptelo,
aunque lo entierre en apellidos,
aunque lo socave bien
y niegue su manchita de infancia,
ahí está, acéptelo.
Y si aparece esa agua rancia, voraz,
el aguardiente que inflama,
ya verá que le sale,
el indio empuja con su fuerza de siglos,
emerge ardoroso y se le sale
con lo guardado,
con lo que dura doliendo.
No, no es otro,
el indio soy yo: a ver,
repita conmigo...
Alan Mills (Guatemala, Guatemala, 1979)
Poeta, ensayista y traductor. Ha publicado Los nombres ocultos (2002), Marca de agua (2005), Poemas sensibles, y Síncopes (Literal/Limón partido, 2007). Dirige la revista web de poéticas latinoamericanas Rusticatio.
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