Por esas cosas del sincretismo, san Antonio -el de Padua, claro, no el abad- se ha convertido en vedette cada 13 de junio en el Sur y en el Norte de Brasil. En el Sur como Bàrà -eufemismo menos implicante para llamar al travieso Èsù- y en el Norte como Ògún, el orisha herrero que asume su rol de coronel de los ejércitos basileños con sueldo y todo.
También, producto de esas interpolaciones mágico religiosas que los pueblos instauran, el ascético personaje es reputado como "casamentero" al que si no trabaja con rapidez es posible que alguna dama entrada en años y carnes le vire su imagen poniéndola del revés para obligarle a atender la solicitud...Claro que en estos tiempos en los que el matrimonio ha dejado de ser la meta de una mujer que puede descollar públicamente por sus actividades o por su talento sin necesidad de ser la mujer de, esta función ha quedado un tanto desdibujada. El género femenino está recuperando su importancia de paridad y no de sujeta a un marido/tutor/administrador como si se tratara de una criatura irracional.
En este 13 de junio saludo a todos los Antonios y Antonias, Antoninos y Antonietas, y también a aquellos hermanos que no pueden despegarse del sincretismo subyugador para celebrar a Èsù, Bàrà, el Motor de Todo el Movimiento Cósmico. Que el Señor de los Caminos horizontales y verticales -y mucho me temo que también de los circulares- sea propicio a todo el planeta. Que cada chivo o gallo que coma le lleve pedidos de paz, crecimiento y salud. El matrimonio o la pareja más o menos estable cada cual habrá de conseguirlo de acuerdo a sus necesidades y artes, de modo que pidámosle un mundo mejor, más abierto y dinámico.
Como en la imagen tan conocida, somos tan sólo ese niñito que carga en sus brazos en espera de un mundo más solidario...
Un poco de historia eclesiástica comentada por un servidor
Los padres de Antonio eran muy ricos y querían ver a su hijo como distinguido hombre de sociedad. Él, en cambio, quería ser pobre por amor de Cristo y por eso se hizo franciscano (una de las órdenes más ricas pese a los deseos de Francisco de Asís, su fundador) Antonio era un gran predicador. Lo mandaron como misionero por numerosas ciudades por Italia y Francia. Convirtió a muchos pecadores, sobre todo con su buen ejemplo. Cuentan que mientras oraba en su habitación se le apareció Jesús, le puso las manitas al cuello y lo besó... (supongo que en forma de niñito, porque las manos de un adulto no pueden definirse como "manitas") Antonio recibió esta gracia extraordinaria porque mantuvo su alma limpia incluso del más mínimo pecado, y amaba mucho a Jesús. Cuando enfermó se retiró a un monasterio en las afueras de Padua donde murió a la edad de 36 años, el 13 de Junio de 1231. Treinta y dos años después sus restos fueron trasladados a Padua. La lengua se conservaba íntegra, sin haberse corrompido mientras que el cuerpo estaba aniquilado (señal de nunca haber dicho nada de lo que tuviese que arrepentirse) Sucedieron muchos milagros después de su muerte. Aun hoy día le llaman el Santo de los milagros. Su fiesta se celebra el 13 de junio, en conmemoración de su muerte. El entusiasmo popular ha hecho que San Antonio, más que otros, sea universalmente reconocido por los fieles de todo el mundo: "Santo Universal" le llaman. Durante los siete siglos ya transcurridos desde su muerte, millones de personas se han sentido atraídas a este gran “Franciscano Milagroso”. Fue otro franciscano, San Buenaventura, quien dijo: "Acude con confianza a Antonio que hace milagros, y el te conseguirá lo que buscas." La tumba del santo está en la basílica que lleva su nombre en la localidad italiana de Padua, que visitan anualmente unos cinco millones de devotos. El crecimiento de la devoción al santo llevó a los franciscanos, la orden a la que pertenecía, a llevar por todo el mundo algunas de sus reliquias (muchas realmente, tantas que podrían conformar el cuerpo de mil antonios) A San Antonio de Padua se le atribuye una gran capacidad de interceder ante Dios para que obre milagros. De hecho, en los primeros meses posteriores a su muerte, ocurrida en 1231, la Iglesia le adjudicó a su poder de intercesión muchas acciones milagrosas. Lo que le valió su canonización en tiempo récord: un año.
Como decía mi abuelita gallega: "La aguja sabe bien lo que cose y el dedal aquello que empuja"...
En este 13 de junio saludo a todos los Antonios y Antonias, Antoninos y Antonietas, y también a aquellos hermanos que no pueden despegarse del sincretismo subyugador para celebrar a Èsù, Bàrà, el Motor de Todo el Movimiento Cósmico. Que el Señor de los Caminos horizontales y verticales -y mucho me temo que también de los circulares- sea propicio a todo el planeta. Que cada chivo o gallo que coma le lleve pedidos de paz, crecimiento y salud. El matrimonio o la pareja más o menos estable cada cual habrá de conseguirlo de acuerdo a sus necesidades y artes, de modo que pidámosle un mundo mejor, más abierto y dinámico.
Como en la imagen tan conocida, somos tan sólo ese niñito que carga en sus brazos en espera de un mundo más solidario...
Un poco de historia eclesiástica comentada por un servidor
Los padres de Antonio eran muy ricos y querían ver a su hijo como distinguido hombre de sociedad. Él, en cambio, quería ser pobre por amor de Cristo y por eso se hizo franciscano (una de las órdenes más ricas pese a los deseos de Francisco de Asís, su fundador) Antonio era un gran predicador. Lo mandaron como misionero por numerosas ciudades por Italia y Francia. Convirtió a muchos pecadores, sobre todo con su buen ejemplo. Cuentan que mientras oraba en su habitación se le apareció Jesús, le puso las manitas al cuello y lo besó... (supongo que en forma de niñito, porque las manos de un adulto no pueden definirse como "manitas") Antonio recibió esta gracia extraordinaria porque mantuvo su alma limpia incluso del más mínimo pecado, y amaba mucho a Jesús. Cuando enfermó se retiró a un monasterio en las afueras de Padua donde murió a la edad de 36 años, el 13 de Junio de 1231. Treinta y dos años después sus restos fueron trasladados a Padua. La lengua se conservaba íntegra, sin haberse corrompido mientras que el cuerpo estaba aniquilado (señal de nunca haber dicho nada de lo que tuviese que arrepentirse) Sucedieron muchos milagros después de su muerte. Aun hoy día le llaman el Santo de los milagros. Su fiesta se celebra el 13 de junio, en conmemoración de su muerte. El entusiasmo popular ha hecho que San Antonio, más que otros, sea universalmente reconocido por los fieles de todo el mundo: "Santo Universal" le llaman. Durante los siete siglos ya transcurridos desde su muerte, millones de personas se han sentido atraídas a este gran “Franciscano Milagroso”. Fue otro franciscano, San Buenaventura, quien dijo: "Acude con confianza a Antonio que hace milagros, y el te conseguirá lo que buscas." La tumba del santo está en la basílica que lleva su nombre en la localidad italiana de Padua, que visitan anualmente unos cinco millones de devotos. El crecimiento de la devoción al santo llevó a los franciscanos, la orden a la que pertenecía, a llevar por todo el mundo algunas de sus reliquias (muchas realmente, tantas que podrían conformar el cuerpo de mil antonios) A San Antonio de Padua se le atribuye una gran capacidad de interceder ante Dios para que obre milagros. De hecho, en los primeros meses posteriores a su muerte, ocurrida en 1231, la Iglesia le adjudicó a su poder de intercesión muchas acciones milagrosas. Lo que le valió su canonización en tiempo récord: un año.
Como decía mi abuelita gallega: "La aguja sabe bien lo que cose y el dedal aquello que empuja"...
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