Ítaca

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los Lestrigones ni a los Cíclopes,
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los Lestrigones ni a los Cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no lo llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante tí.

Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos antes nunca vistos.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes voluptuosos,
cuantos más abundantes perfumes voluptuosos puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu pensamiento.
Tu llegada allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje,
mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguardar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.

C. Cavafis

Sembrar para cosechar


Kó sí èyí ti yóò móo jeun No existe nadie que coma (esté vivo)

Tàbí yóò móo se igúnwà ti kó o que esté instalado com realeza (dignidad en su vida)

Ni fi ti èsù síwájú. que no haya recurrido a Èsù primero (propiciándolo)

RITUAL DE INICIAÇÃO



O borí é uma cerimônia de grande significado litúrgico. É a adoração da cabeça, realizada pelo conjunto de oferendas, cânticos e louvações. É importante a participação do Olorisa em cerimônia de borí, já que se estabelece a comunhão com a cabeça do "outro" e troca de àse. Quanto mais pessoas houver para a louvação de nossa cabeça, para comer a comida do borí, tanto melhor. A união faz a força e os alimentos divididos no ritual são fortalecidos por Onilé juntamente às forças do Orí do favorecido pela obrigação.

Comer destas comidas é àse, renovação de nossas forças. Mas é necessário que o filho se coloque à disposição do terreiro, participando como possa e seja necessário no referido etutu. A arrumação do borí, a exemplo do preparo dos alimentos, arrumação de camas, despachos, etc., cabe ao omorisa. A celebração é feita pela Iyálorisa ou Babalorisá, auxiliada pela Iyakékeré e outros Olóyè qualificados.

Durante a cerimônia do borí não se ajoelha. Fica-se em pé, em atitude de respeito e seriedade. O filho deve responder às cantigas específicas, o que é de grande importância. O borí da Iyálorisa ou Babalorisá é diferenciado pela pompa e deferência. Ainda assim o filho deverá permanecer em pé com a cabeça inclinada,
levemente abaixada, demonstrando respeito à mãe ou o pai da comunidade. Quanto mais sua cabeça revigorar as forças, melhor para todos, já que ele (Babalorisá ou Iyálorisa) é quem distribui o àse ... Em toda e qualquer cerimônia de borí os filhos têm de estar vestidos "nos trinques". Roupas muito brancas, de morim. Para os
homens as costumeiras, conforme já vimos, sendo indispensável o uso do pano-da-costa. Se a cerimônia destinar-se à Iyálorisa ou Babalorisá, os filhos deste não devem, naquela noite, deitar-se em cama, mas sim em esteiras. Afinal, sua mãe ou seu pai estarão deitados em uma esteira e os filhos não poderão estar "mais alto que seu pai ou sua mãe".

Os sempre insatisfeitos vivem dizendo: "Em meu tempo era diferente..." Os iyáwó de hoje metem vergonha... Ai de mim se meu pai de santo espirrasse e eu não lhe tomasse a bença". Esses personagens se esquecem de que estão vivos, seu tempo é o presente. Por isto eu digo: Meu tempo é agora! Por que estas mais velhas, tão repressoras, não passam o conhecimento que têm? Por que não ensinar os procedimentos aos àbúrô? A menos que estejam admitindo por seu discurso que, em seu tempo de iyáwó, as então egbón mi eram pessoas de boa vontade ou detentoras de um maior conhecimento da religião dos Orisa. Vivemos o tempo presente, nosso tempo é hoje, já, agora! Só pode falar "em meu tempo" alguém que já não mais faça parte deste tempo, depois de ter atravessado a porteira do tempo... Quem vive é deste tempo, de agora! E quem critica é porque conhece. Deixemos o egoísmo de lado e tratemos de transmitir conhecimento como maneira de conservar o culto aos òrìsà"por todos os tempos".


El despertar del "Sueño (norte)Americano"

Desde que las grandes corrientes inmigratorias europeas comenzaron a desembarcar en los Estados Unidos, existió la idea "del sueño americano". Originalmente, expresaba la posibilidad de vivir en libertad y alcanzar la prosperidad con trabajo duro, independientemente del origen, el credo o la raza.

La invención de la frase se le atribuye al escritor James Truslow Adams, quien la incluyó en su libro La épica de América, publicado en 1931. Pero con el tiempo, el concepto fue estrechándose hasta significar, básicamente, un trabajo estable, vivienda y auto propios.

En estos días, sin embargo, una combinación de desafortunadas circunstancias transforman el sueño americano en una pesadilla.

El precio de la nafta, el desbarajuste hipotecario, la recesión, el desempleo y la crisis alimentaria fuerzan a la clase media, el sector de la sociedad norteamericana sobre cuya capacidad de consumo se asienta la economía, a replantearse su forma de vida.

La franja que recibe ingresos entre 45.000 y 90.000 dólares se ha contraído. Seis de cada diez personas admiten que sus salarios han caído por debajo del costo de la vida; a seis de cada diez les resulta cada vez más difícil pagar la nafta; y cinco de cada diez no pueden permitirse un seguro médico, según cifras de la revista US News & World Report.

El número de propietarios de viviendas que no puede pagar las cuotas de la hipoteca subió por 29º mes consecutivo. Durante el mes de mayo, uno de cada 483 hogares recibió un aviso de ejecución.

El romance de los norteamericanos con el auto es cuestionado y la pasión por las 4x4 se ha extinguido. Las estaciones de servicio que sólo aceptan pagos al contado se multiplican y la gente piensa dos veces antes de sacar el auto. Las vacaciones, para la clase media, se limitan a no irse muy lejos de casa. De Europa ni hablemos; el paseo a Orlando es evaluado como si se tratara del balance de una empresa.

Subirse a un avión solía ser tan corriente como tomarse un taxi; ya no lo es. Las compañías aéreas han subido las tarifas, reducido el número de vuelos y eliminado todo otro servicio. Un chiste reciente mostraba a un avión en un descenso de emergencia mientras el capitán anunciaba que se liberaría el oxígeno a 15 dólares por persona.

El desperdicio de alimentos en los Estados Unidos sigue siendo monumental. Según un estudio de la Universidad de Arizona, los norteamericanos tiran 215 kilos de comida al año. Aun así, la visita al supermercado ya no es lo que era. Los precios de casi todos los productos comestibles aumentaron entre un 3 y un 5 por ciento.

Los restaurantes caros ya no pueden disimular las deserciones y los baratos tienen más clientes que nunca. Por las dudas, cadenas como McDonald s y Wendy s incluyen en sus menús platos de un dólar.

La recesión económica ha agudizado el desempleo, que en mayo trepó de 5 a 5,5 por ciento. Estas son 865.000 personas más que llevan el total de desempleados a 8,5 millones.

Con todo, no hay signos de desesperación. Los norteamericanos son estoicos cuando se trata de capear tormentas. El verano (boreal) ayuda. En el invierno, los precios del petróleo se volcarán sobre el costo de la energía y se hará más arduo calentar las casas.

Así las cosas, es probable que el despertar del sueño americano tal vez sea mucho más que un intervalo. Tal como lo plantea Gregory Green en su provocativo documental El fin del suburbio, la prosperidad norteamericana del último medio siglo fue construida sobre la premisa de la energía barata. Esta premisa no existe más.

Hasta soñar se ha vuelto más caro.

Mario Diament
para LA NACION

El desvío - por Armonía Somers


Se trata de una historia vulgar. Pero yo la narro a toda esta gente que está tirada conmigo sobre la hierba donde se produjo el desvío y nos dejaron abandonados. En realidad, no parecen oír ni desear nada. Yo insisto, sin embargo, porque no puedo concebir que alguien no se levante y grite lo que yo al caer. A pesar de lo que me preguntaron en lugar de responderme. Algo tan brutalmente definitivo como este aterrizaje sin tiempo. Lo conocí una mañana cualquiera en una estación de ferrocarriles, mientras la muchedumbre se agolpaba como siempre para confirmar su ego. Recuerdo que había un niño de pocos años en el andén, con un montón de globos sostenidos por hilos. Algunos que le habían visto llorar por la falta de viento, soplaban al paso desde abajo a fin de fabricárselo. El que viajó luego en mi cabina y yo nos habíamos sumado a aquel asunto, cuando al levantar ambos la cabeza nos vimos entre los globos y la risa del chico. Yo no sé si a causa de las circunstancias, mirarse a través de tantos colores elevados a fuerza de ilusión, que me pareció tan hermoso, y que quizás él tuviera respecto a mi una sensación más o menos pareja. Lo cierto fue que hasta hace unos segundos no cesamos de mirarnos, y eso es mucho. El desconocido tomó mi maleta del suelo, se puso al hombro un morral en el que se notaban las formas turgentes de las frutas y me colocó en el asiento, tratando de colmar todos los deseos que uno expresa pataleando a cierta edad y luego defiende con mejor educación al llegar a grande: la ventanilla y el lugar que avanza en el sentido de la máquina. Había, recuerdo, otra plaza frente a la nuestra, y la ocuparon dos individuos con grandes canastos, tapando con sus cabezotas de palurdos el espejo en que hubiéramos podido mirarnos. Aunque, para decir la verdad, poco tardamos en descubrir las ventajas del método directo. De pronto, mi compañero, tan joven como yo pero mucho más iniciado en ciertas técnicas, tomó mi mano y la retuvo entre las suyas. Su contacto cálido y seco me había sumido de golpe en un vértigo comparativo en el que iban desfilando todas las blandas, húmedas, o demasiado asépticas que uno debe soportar con asco o sin ganas, cuando él aprovechó aquella especie de otorgamiento para levantar mis dedos hasta sus labios y besarlos uno por uno, en forma prolija y entregada, sin tomar en cuenta en lo más mínimo a los testigos miopes de enfrente. A todo esto, el tren había empezado a andar con su famoso chuku-chuku que hace las delicias de todo el mundo. Yo estiré las piernas hasta los cestos de los vecinos, y entorné los ojos en medio de la felicidad máxima. Entonces el hombre joven me preguntó en un tono tierno y cómplice: —De modo que te gusta a ti también ese ruidito ¿no es cierto? —Que sí me gusta —dije yo al borde del éxtasis— sería capaz de cualquier locura cuando empieza a escucharse. —¿Hasta de quererme? Qué pregunta, pensé sin responder. Si le había dejado progresar en tal forma, desde la búsqueda de mi cara por detrás de los globos hasta aquellos besos disparados tan directamente hacia la sangre, era que algún mecanismo frenador se me había descontrolado repentinamente, y entonces sobraban las explicaciones. El tren iba cobrando velocidad, entrando en el lugar común de los silbidos. Se nos entreveraban ya las cosas a través del vidrio (pájaro con árbol, casa con jardín y gente, cielo con humo y nada). Tuve por breves instantes la impresión de un rapto fuera de lo natural, casi de desprendimiento. Él pareció sorprender mis ideas al trasluz y como quien saca un caramelo del bolsillo me ofreció una sonrisa también especial, de la marca que usaba para todo. Yo traté de retribuírsela. —Me gustan mucho tus dientes —me dijo— son del tipo que yo andaba buscando, esos que brillan cuando chocan con la luz y parecen romperla... Qué difícil es todo, y al mismo tiempo qué sencillo cuando sucede... Y comenzó a besarme con una impetuosidad como de despedida, pero de esa que suele ponerse, asimismo, cuando uno se convence de que todo el ejercido anterior del besar ha sido pura chatarra, o un simple desperdicio de calorías. —¿Qué lleva en ese bolso? —pregunté al fin del aliento que me quedaba, por desviar aquella intimidad demasiado vertiginosa. —Alguna ropa y los implementos de afeitar —dijo— Bueno —añadió después con cierta malicia— y manzanas. ¿Comerías? —¡Manzanas! —exclamé, entrando en su sistema— mi segundo capricho después del ruido del tren. Sólo que en este caso me gustaría compartir una a mordisco limpio. Más que nada por demostrar que son naturales —agregué exhibiendo mis dos hileras de dientes. Luego del episodio un tanto brumoso de aquella primera comida, de la que nunca recordaré si habrá sido almuerzo o cena, vi con cierta decepción que él empezaba a mirar su reloj pulsera. —Rayos —dijo de pronto— siete días ya, qué infalible matemática en todo esto. —¿Cómo, qué es eso de siete días, si acabamos de subir a este desbocado tren expreso? Fue en ese momento cuando debí empezar a salir de mi penumbra mental, a causa de sus palabras. —Mira —aclaró— los tipos del canasto cambiaron de vagón el primer día. Ellos y muchos más, parece que a causa de divergencias con nosotros. Y vino en varias oportunidades, el hombre de los billetes, que yo iba renovando cada mañana. —¿Aquel individuo sin cara, vestido de gris, que creo haber visto no sé si sobre el piso o prendido del techo a lo mosca? Mi compañero inauguró algo que no le conocía, una carcajada que hizo girar todos los cuellos hacia nosotros. —Si —contestó al fin— alguien que casi no acusaría más relieve que el de los botones de su chaqueta. Pero que miró nuestras manos con tan feroz insistencia de campesino casamentero, que tuve que ponerte ese anillo mientras dormías. —Voy a echarme esta vez bastante agua sobre la cabeza— dije al cabo de su última palabra— porque eso de dormir yo así como así ya no cuela. Parecería un relato con el personaje equivocado —añadí incorporándome. —Digamos que primero fue lo de la manzana entre dos, y que luego te dormiste a mi lado —explicó él como quitándole importancia a los hechos—. Es lo que sucede normalmente cuando ya ha transcurrido cierto tiempo. Y que luego deberá repetirse hasta tocar fondo —agregó aún, mirando hacia su misteriosa provisión de manzanas. Todo aquello me estaba pareciendo algo demasiado fuera de lo habitual, como un desafío por el enigma. Pero andaban mezclados al delirio elementos objetivos de tal validez que eran capaces de obligar a creer en el conjunto, contra cualquier protesta. Nos hallábamos, entretanto, asimilando de lleno el ritmo del tren. Y hasta la medida de la velocidad, que en un principio se nos mostraba por las cosas externas huyendo a contramano, se había hecho moneda corriente. Yo iba individualizando ya los días de las noches, los pasajeros molestos del otro asiento y los que eran capaces de cerrar los ojos aun sin sueño. Un día mi hombre sacó un pantalón de invierno de su bolso. Aquello fue como el fin de mi dulce tránsito en la idiotez, una especie de golpe de gracia que no provenía de toparse con el nuevo viento frío colado por las rendijas. —¿Lo has visto? —me dijo en tono de reproche tratando de estirar la prenda— estaba bien doblado por mi madre y tú has hecho este lío. Yo lo miré con cierto aire bobalicón que se quedó colgado en el espejo de enfrente. —Es que nunca doblé los pantalones de nadie —gemí— pero eso debería ser cualquier cosa menos un motivo para el agravio. Ya iba a poner en juego el recurso casi olvidado de llorar cuando él, atajándome las lágrimas con la mano, trató de arreglar la cosa. —Observa —me explicó— un desgraciado pantalón se maneja así, tomándolo por los bajos y haciendo coincidir las rayas de las piernas. Luego ya podrá doblarse en dos, o en cuantas partes se quiera. Cielos, qué descubrimiento. Pero yo seguía con la humedad en la nariz, esa pequeña gota que viene de la ofensa, por detrás de la línea de loa resfríos comunes. El incidente se evaporó saliendo a caminar de la mano por los pasillos, a cenar fuera del camarote mirando la noche estrellada que corría a la inversa del tiempo. (Confieso ahora aquella sensación de ir en sentido contrario de algo que se nos llevaba pedazos entre los dientes, pero cuyo dolor no era lo que debía ser de acuerdo con la importancia del despojo). —¡Preferirías fumar aquí o comer de nuestras manzanas en el compartimiento? —me dijo él de pronto con una voz madura que se le iba asordinando en forma progresiva. Los dejamos a todos boquiabiertos, agarrados al nombre real de las cosas con la cohesión de un banco de ostras. Comer manzanas era para nosotros la significación total del amor, y nos capitalizábamos en su desgaste como si hubiésemos descubierto las trojes del verano. Hasta que un día ocurrió, sencillamente como voy a contarlo y tal le habrá sucedido a tantos. Nadie anota el momento, es claro. Luego todo cae de golpe, y los escombros se enseñorean del último rastro. —Es que voy a decírtelo de una vez por todas —declaró él cierta noche al regreso de una comentada exhibición de cine— a mí sólo me entusiasman las documentales, esas que en las gentes y las cosas de verdad envían un mensaje directo. Y las novelas de aventuras, porque en tal caso soy yo quien lo vive todo. Bostezó, tiró los zapatos lejos, apagó la luz y quedó aletargado. Pero la verdad es que uno no va a asistir despierto al sueño de nadie, por más a oscuras que lo dejen. Era, pues, la de aprovechar la lumbre que resta encendida dentro para empezar a revisar las pequeñas diferencias, hacer el inventario con tiempo por si apuraban el balance. Los hombres sucios del asiento de enfrente, recordé, que él elige para conversar porque, según sus paradojas, conservan las manos limpias. Aquello que opinó sobre mi asco a las moscas o a los estornudos de la gente en las panaderías: siempre pequeñas cosas entrando en el juego inicial como saltamontes por la ventana abierta. Pero que al fin desembocaban en planteamientos por colisión, en guerra de principios. Fidelidad eterna de las moscas contra mi repugnancia. Humanidad que se comunica al pan, versus las cargas microbianas del estornudo. Y todos los etcéteras que puede conjugar un etcétera solitario no bien se le deje suelto. "Has dicho se acabó la guerra como si pasaras en limpio una carta de adiós escrita por otro con las entrañas", me reprochó cierta vez en tal temperatura emocional que me valdría para no volver a repetir jamás aquellas cuatro palabras. Sí, pero lo de dormitar sobre mi hombro con un leve ronquido y cierto hilillo de baba desentendida, mientras una película con varios premios había congregado al pasaje, eso era algo más que definitivo. Cuando el tipo sin rostro vino al día siguiente por la renovación del billete, yo le hablé sin mirarle: —Espere a que éste despierte. Después veremos quién sigue en el tren o quién se baja. No será cuestión de continuar aquí toda la vida. Al pronunciar aquella última palabra sentí algo sospechoso en el plexo solar, pero la seguí repitiendo sordamente —vida, vida— en cierto plan de sospechas sobre la especie de trampa en que pudiera haber caído. Y eso ya sin control, pues el estrafalario reloj me había embrollado las cuentas con el tiempo. Comenzó así otro día sin marca conocida, con afeitada matinal y cepillo de dientes. Entonces yo quise anunciar mi decisión quitándome el anillo en forma, provocativa. Pero no me salía del dedo. Él dejó de rasurarse y empezó a reír como el niño de los globos cuando los viera subir de nuevo en la lejana estación inicial donde nos habíamos conocido. —Es que has engordado —dijo al fin— eso que no le pasa a mis moscas, por ejemplo, que viven en el aire prestado y andan siempre en un eterno alerta, hasta para sus festines más inocentes. —Y que hay también filos verbales mejores que el de esa navaja —mascullé apretando las mandíbulas—. Pero llega el momento en que uno puede estallar, querer largarse a pensar de por sí, a discutir con su cerebro propio. Si, ese cerebro que alguna vez habrá funcionado. —Dramas —comentó él retornando a su menester— nadie vería tanto pecado en que hasta las más caras neurosis gusten también del exquisito café con crema... —A ver —continué aún, cuerpeando las estocadas— a ver ese reloj infernal. ¿Cuánto tiempo hará que viajamos en este maldito tren, que debe ir por lo menos a Marte, a la Luna, según tus novelas de cabecera? Él limpió la navaja, la guardó con una paciencia sin limites. Luego consultó el reloj, me miró en los ojos hasta calarme y volvió con la antigua fórmula: —Siete años ya. El tiempo justo para lo que esta ocurriendo. Qué infalible y medida precisión. Dios y sus encantadores acertijos ... Me irritó esta vez su petulancia respecto a los plazos. Tenía ganas de deshacerlo con algo contundente, un juicio ilevantable que nos dejase mano a mano como en un empate a golpes bajos. —Y bien -le espeté sordamente— no creas que no lo he visto, que me es ajeno. Nuestras manzanas, aquellas que parecían ser sólo para nosotros dos cuando lamías el jugo de mis comisuras, yo te he sorprendido dándolas a mis espaldas tras algunas puertas mal cerradas del convoy. Y hasta te he escuchado comentar después en sueños la escapatoria, decir nombres que no eran el mío. Y muchas cosa; más que no quiero traer a cuento para que el mundo no comience a husmear en nuestras miserias. De modo que yo arreglo mi maleta y me voy a otro vagón. Eso es lo limpio, creo, ese es el juego honesto, hayan pasado o no los famosos años clave. Él me dejó hacer- ¿Oyen o no?, eh, ustedes, los desparramados por la hierba. Pero ocurrió que al llegar la noche el ruido del ferrocarril, principalmente ese de la suprema soledad con que salta los puentes, me impidió dormir. Además, empecé a sentir sed y no encontraba el vaso de agua, a tener trío y no hallar ni las mantas ni la llave de la luz. Porque todo había cambiado de disposición a mi alrededor, como en la primera noche en tierra extraña de un inmigrante. Cuando lo sentí golpear suavemente en la puerta me incorporé dando gracias al cielo, que pasaba como un cepillo negro tras el vidrio. Y que después dejó de existir. Aunque quizás lo habrá seguido haciendo para otros que tendrían solo eso, un pobre y vago cielo para la tan grande soledad. —¿Has visto? —me dijo finalmente, ayudando a reemprender la mudanza—. Así uno despilfarre un poco tras una puerta a medio cerrar, las cosas se hallan tan bien dispuestas como para que las frutas del morral alcancen para todo. Yo aprendí desde entonces, a burlarme de mi misma. Además, durante aquellos tiempos de frenesí, inventamos el juego de tirar objetos por la ventana. Habíamos espiado a la gente sobrecargada de cosas. Tenían que dormir arrollando las piernas. Y otros hasta dejaron de abrazarse por falta de sitio. Esa nueva concepción del espacio terminó por reacomodar el caos. Y yo supongo ahora que un día memorable él olvidó también de dar cuerda al relojito a causa de mis aprensiones. "Si vive, su tiempo está en nosotros", me dijo cierta vez en que insinuó la idea, calcular cuántos años de hombre tendría ya el chiquillo a través de cuyos globos nos habíamos conocido. Luego del frío que me recorrió la espalda a causa de sus palabras, nunca más se buscaron señales metafísicas al pasar por esquinas peligrosas. Hasta que llegó esta noche. Qué extraño, jamás había dado en pensarlo, la gran familia de desconocidos entre si que se descerrajan en el misino minuto, sea cualquiera el origen del acontecimiento. Yo tenía los pies helados. Me pareció, además, que el tren había empezado a marchar a menor velocidad. Aunque nada de eso pude expresar con una lengua medio rígida. Él me puso una manta sobre las piernas, me tomó la mano, me besó dedo por dedo como la primera vez y quedó dormido. Entonces fue cuando sucedió. El hombre sin cara se plantó en el asiento contrario, en medio de ¡a oscuridad absoluta a que nos obligaban a esa hora. Percibí, sin embargo, que le iban surgiendo al fin los rasgos desconocidos, o que yo nunca había tenido tiempo de descubrirle- Algunos fogonazos de la máquina me permitían verlo en forma intermitente, como a una casa de campo bajo los relámpagos. —Usted —le dije al fin dando diente contra diente— tanto tiempo alcanzándonos cosas. Gracias por todo. ¿Pero qué quiere? El individuo me miró con una lástima y una crueldad tan entreveradas que hubiera sido imposible deshacer la mezcla. Parecía tener algo inmenso que comunicarme. Pero sin oportunidad ya, al igual de alguien que recuerda el nombre olvidado de una calle justamente cuando ve, al pasar, que han demolido la casa que venía buscando. Mantuve todo lo posible ese pensamiento en el cerebro, tratando de que su embarazo poemático y triste me separara del hombre. (El que vivía en la casa habrá llamado alguna vez al otro vaya a saberse con qué secreta urgencia. Su amigo no acudió por tener olvidados la calle, el número). El hombre, entretanto, no había soltado palabra, tironeando quizás de los detalles de un quehacer que parecía inminente. (Entonces —pensé aún— un día, de súbito, lo recuerda todo, número, nombre. Pero sólo cuando pasa por allí y ve que han quitado la casa). — Bueno —dijo al fin, tal si hubiera asistido al desenlace de la anécdota— nos acercamos al desvío. Y creo que es a usted, no a él aún a quien debo empujar por esa puerta. Trate de no despertarlo, seria un gesto estúpido, una escena vulgar indigna de su parte. —Pero es que yo no puedo cancelar esto sin aviso, y así, en la noche. Usted ha visto bien lo nuestro, lo conoció desde un principio... No me dejó ni agonizar. Percibí claramente el ruido de cerrojo de la aguja al hacerse el desvío, trasmitido de los rieles a mi corazón como un latido distinto. Y luego mi caída violenta sobre la maleza, al empuje del hombre sin cara. —¡Eh, dónde está la estación, dónde venden los pasajes de regreso! ¡El número, si, aquí está en mi memoria, el número de aquella casa demolida! Entonces fue cuando lo oí, a la grupa del convoy que se alejaba sin mí y sin estos otros: —¿Que estación, qué regreso, qué casa...?
Armonía Somers De La calle del viento norte
Todos los cuentos 1953 - 1967

Delmira Agustini (1886-1914)

Delmira Agustini a los 18 Años


Delmira Agustini fue la más destacada poetisa del Modernismo. Exuberante prestigio para cualquier escritora. Pero no para la crítica de Rubén Darío: el maestro la elevó hasta la cúspide de la literatura española. La comparó con Santa Teresa. En Pórtico, Darío la proclama como la única desde la santa en expresarse como mujer.

Agustini, con el apoyo de su compatriota María Eugenia Vaz Ferreira, abrió las puertas a la poesía femenina. Cierto que tenemos el orgullo de tener sobre pedestales bien merecidos a varias notables escritoras que deleitaron nuestra literatura antes que ella. Pero esta joven oriental ignoró las barreras y narró sus sentimientos tal y como los sentía. Inadvertidamente -¿quizás?- logrando lo imposible: la igualdad del género sin competir con el sexo opuesto.

Fascinación fue lo que causó en sus lectores, entre los cuales se encontraban los más notables escritores en boga. A pesar de su extremado erotismo no existe una sola desfachatez ni vulgaridad en sus obras. Su forma y expresión poética es considerada a la par con la de los más distinguidos modernistas, los que se esforzaban al máximo por alcanzar la perfección. La musicalidad de sus versos también es obra de admiración. Y con respecto a la espiritualidad en la sensualidad, bueno, ahí Agustini se encuentra muy aventajada en una clase por sí sola.
Estudios de sus cuadernos prueban el esmero que desarrollaba en la purificación de sus obras. Su diversificación y proliferación también son destacables. Razones por las que ha habido muchos entendidos en la materia que han afirmado que si hubiera tenido la oportunidad de madurar su talento unos escasos años más, hubiese matizado los ensueños de los ángeles.

De Rosario de Eros:

LO INEFABLE

Yo muero extrañamente... No me mata la Vida,
no me mata la Muerte, no me mata el Amor;
muero de un pensamiento mudo como una herida.
¿No habéis sentido nunca el extraño dolor

de un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida
devorando alma y carne y no alcanza a dar flor?
¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
que os abrasaba enteros y no daba fulgor...?

¡Cumbre de los martirios...! ¡Llevar eternamente,
desgarradora y árida, la trágica simiente
clavada en las entrañas como un diente feroz...!

Pero arrancarla un día en una flor que abriera
milagrosa, inviolable... ¡Ah, más grande no fuera
tener entre las manos la cabeza de Dios!

EL CISNE

Pupila azul de mi parque
es el sensitivo espejo
de un lago claro, muy claro!...
Tan claro que a veces creo
que en su cristalina página
se imprime mi pensamiento. Flor del aire, flor del agua,
alma del lago es un cisne
con dos pupilas humanas,
grave y gentil como un príncipe;
alas lirio, remos rosa...
Pico en fuego, cuello triste
y orgulloso, y la blancura
y la suavidad de un cisne... El ave cándida y grave
tiene un maléfico encanto;
clavel vestido de lirio,
trasciende a llama y milagro!...
Sus alas blancas me turban
como dos cálidos brazos; ningunos labios ardieron
como su pico en mis manos;
ninguna testa ha caído
tan lánguida en mi regazo;

ninguna carne tan viva
he padecido o gozado:
viborean en sus venas
filtros dos veces humanos! Del rubí de la lujuria
su testa está coronada:
y va arrastrando el deseo
en una cauda rosada... Agua le doy en mis manos
y él parece beber fuego,
y yo parezco ofrecerle
todo el vaso de mi cuerpo... Y vive tanto en mis sueños,
Y ahonda tanto en mi carne,
que a veces pienso si el cisne
con sus dos alas fugaces, sus raros ojos humanos
y el rojo pico quemante,
es solo un cisne en mi lago
o es en mi vida un amante... Al margen del lago claro
yo le interrogo en silencio...
y el silencio es una rosa
sobre su pico de fuego...
Pero en su carne me habla
y yo en mi carne le entiendo. -A veces ¡toda! soy alma;
y a veces ¡toda! soy cuerpo.-
Hunde el pico en mi regazo
y se queda como muerto... Y en la cristalina página,
en el sensitivo espejo
del algo que algunas veces
refleja mi pensamiento,
¡el cisne asusta, de rojo,
y yo, de blanca, doy miedo!

Capoeira presente en el FITA 2008





Cinco mestres brasileros invitados, diversidad de talleres para niños, jóvenes y adultos; rodas y bautizos, además de la realización del II Encuentro Internacional de Mestres, serán algunas de las actividades más importantes que tendrá la capoeira, dentro del V Festival Internacional de Tradiciones Afroamericanas. Este año fueron invitados los mestres Jogo de Dentro, Lua Rasta, Ratto (miembro honorario del FITA), la contra mestra Jo y la profesora Carol. El FITA se realizará desde el 19 y hasta el 23 de junio, en el Hotel Maracay y siete municipios del Estado Aragua. El II Encuentro Internacional de Mestres de Capoeira, considerada el "primer hijo" del FITA, se inicia el jueves 19 de junio, a las 9:00 am, en el Hotel Maracay. Allí comenzarán las clases de capoeira regional contemporánea, capoeira para niños, capoeira Rua, capoeira Angola, talleres de percusión para capoeira; el seminario "Secretos de la capoeira para mujeres"; campeonatos, bautizados, premiaciones y la conferencia La capoeira como arte, religión y forma de vida, entre otras actividades. Otros espacios donde se desarrollarán actividades de la capoeira del FITA 2008 son la Unidad Educativa Creación Victoria, Municipio José Félix Ribas; el Liceo Trino Celis Ríos, Municipio Libertador; el Museo Cantv, Municipio Linares Alcántara; y la Unefa y el Centro Bolivariano de Atención Integral al Joven Aragüeño Cbaija, Municipio Girardot. Durante las últimas cuatro ediciones del FITA más de 1 mil 200 jóvenes capoeiristas venezolanos han coincidido por igual, año tras año, en el Hotel Maracay, así como en diversas subsedes alrededor del país, para rendirle culto a este arte ancestral brasilero a través de un nutrido ciclo de charlas, conferencias, rodas y exhibiciones. La respuesta ha sido contundente. El FITA ha logrado convocar a practicantes de esta disciplina en toda Venezuela, y se ha convertido así en una referencia nacional obligada para quienes desean iniciarse o practicar esta disciplina.


Viernes 20 de Junio 19:30 hs, Conferencia de Prensa

Sábado 21 de Junio
15:00 hs Taller de narrativa africana
16:00 hs Apertura oficial
17:00 hs Pensando la diáspora 1. Aportes conceptuales
19:30 hs Danza de los orixás
20:00 hs Bejuco
20:30 hs Samba Afro-Brasileña
21:00 hs Hermandad Bonga
21:30 hs Abdoulaye Badiane
22:00 hs Cierre del día

Domingo 22 de Junio
15:00 hs Foro sobre Economía
16:00 hs Clínica de Percusión
17:00 hs Pensando la diáspora 2. Perspectivas futuras
19:30 hs Grupo de candombe Bantú
20:00 hs Dança Nova
20:30 hs Tixa Camera
21:00 hs Faréta
21:30 hs Soelil d'Afrique
22:00 hs Emanuel Ntaka
22:30 hs Cierre final

Centro Cultural del Sur
Av. Caseros 1750, Ciudad de Buenos Aires
4306-0301 / 4305-6653



Auspician Gobierno de La Ciudad de Buenos Aires, Embajada de Sudáfrica, Embajada de Brasil. Africanos Residentes en Argentina y Afro descendientes. Artistas, Intelectuales y Ciudadanos Comprometidos con la Diáspora.

Convoca Movimiento de la Diáspora Africana en Argentina (Organización África Vive, A Turma de Bahiana, Me Leva Que Eu Vou, Unión de los Africanos en el Cono Sur, Sociedad de Socorros Mutuos Unión Caboverdiana, Asociación de Senegaleses en Argentina, Escuela de Percusión Africana “Dora Chosan”, Sección de Estudios Interdisciplinarios de Asia y África, Ffyl/Uba)

Cantiga de sotaque

Así se llaman los cánticos que las entidades afrobrasileñas entonan para "azuzar" a otras a dar una respuesta ingeniosa. Recordemos que las religiones afrobrasileñas donde la posesión por espíritus ancestrales o por divinidades arquetípicas es común, han sido sistematizadas -y aún hoy están integradas- por individuos de diferentes procedencias étnicas, entre ellos bantúes, muy afectos a este tipo de pullas, cuyo uso se conserva durante el jeum -comida comunitaria al término de la roda de candomblé- y en los grupos de capoeira, antiguamente llamados batuques o batuques-bois.
Aquí va una cuyo doble sentido resulta evidente y fue anotada por el etnólogo Edison Carneiro en 1935:

Pica-pau de Mato Grosso
tem catinga no suvaco.
De dia pica no pau,
de noite no teu buraco.
Batuqueiro, berimbau,
mourão de cancela,
boi no ferrão
mete esse bico num saco...

CAMPAÑA POR LA RECUPERACION DEL TEATRO ESCAYOLA

Te pido una firma para recuperar el Teatro Escayola, que es un espacio físico que une valores arquitectónicos, culturales y una parte importante de la historia de Tacuarembó.

Envía un e-mail con tu nombre y lugar de residencia a:
teatroescayola@gmail.com ó visita el sitio web www.escayolateatro.blogspot.com

TEATRO ESCAYOLA (1891-2008)

Tacuarembó, Uruguay

La Comisión para la Recuperación del Teatro Escayola, creada en la ciudad de Tacuarembó, está integrada por vecinos interesados en lacultura en todas sus manifestaciones.

Sintetizando un aspiración de la comunidad, esta comisión empezó a funcionar el 14 de marzo del 2008.

Ha mantenido conversaciones con autoridades departamentales y nacionales, recibiendo además, apoyo de personalidades de la cultura.

La recuperación del Teatro Escayola, supone la adquisición del inmueble, que es propiedad privada; su restauración y su puesta en funcionamiento.Si un teatro puede ser considerado el "espacio físico de la cultura",con más razón este, que compendia valores históricos, edilicios yculturales, cuna de leyendas urbanos de nuestra ciudad.Pocas iniciativas como esta cuentan con el apoyo de la población, que siente el teatro Escayola como propio.

Por este motivo solicitamos la manifestación de su apoyo agregando su nombre a nuestra carta de Firmas, enviándonos un mail a este mismo sitio.

Desde ya muchas gracias.
Ricardo Casas.

Comisión para la Recuperación del Teatro Escayola. Tacuarembó, Uruguay

Sara de Ibáñez (1909-1971)

Tuve el privilegio enorme de ser alumno suyo en el Instituto Dámaso A. Larrañaga en 1966. Con Sara de Ibáñez, la clase de Literatura se convertía en una fiesta. Su figura delgada, menuda, de ojos enormes, se agigantaba al influjo de su voz recitando La Ilíada. Pero quiero aquí referirme a unos versos suyos que dan pautas de la sensibilidad de esta mujer tacuaremboense -nacida en la localidad de Chamberlain- que la ubica entre las grandes poetisas orientales del Siglo XX como Juana (Fernández Morales) de Ibarbouru , Delmira Agustini, Esther de Cáceres o Clara Silva.

Rosa, rosa escondida
-finísimo cometa de jardines-
que en mi carne aprehendida
cierran los querubines
con una lenta curva de violines.
Herida, herida vienes.
Tu sangre por mis venas adelantas;
en mi voz te sostienes,
y sobre aéreas plantas
amor secreto de la hoguera, cantas.
(Lira I, de Canto)

o estos extraídos de Hora Ciega

Sería necesario
morir de rosa, de sapiente espiga,
agotar el ovario
de la exacta enemiga.
Morir paloma, miel, brezo y hormiga.

Como dije antes, nació en Chamberlain -Departamento de Tacuarembó- en 1909 y murió en Montevideo en 1971. Sara Iglesias Casadei contrajo matrimonio con el poeta y crítico literario Roberto Ibáñez siendo casi una jovencita. Recién en 1940 reunió su trabajo en Canto, prologado nada menos que por Pablo Neruda. Sólo produjo ocho colecciones de poemas, siendo su vida de intimidad familiar, docencia y congresos dentro y fuera de Uruguay. La obra se caracteriza por la perfección formal del verso y los distintos tipos de estrofa, así como por el uso inimitable del lenguaje. El sonido de sus versos sugiere siempre equilibrio; aún cuando percibimos que habla de algo ya conocido su forma de expresarlo es la revelación de una situación siempre nueva donde la magia se hace presente a través de la imagen de sentido y musicalidad.


por Reinaldo Lopes

Uma semente que sobreviveu ao governo do rei Herodes e a uma batalha sangrenta entre judeus e romanos é a mais antiga a germinar no mundo, afirmam pesquisadores israelenses. Apelidada de "Matusalém", homenageando o mais idoso personagem da Bíblia, a muda de tamareira brotou de um genitor com cerca de 2.000 anos de idade, e pode até ajudar no melhoramento genético das tâmaras modernas, se tudo correr bem.

A história cinematográfica da tamareira Matusalém está na edição desta semana da revista especializada americana "Science". A semente que deu origem à plantinha, hoje com três anos de idade, veio da fortaleza de Masada, perto do mar Morto, no atual estado de Israel. A fortaleza foi construída pouco antes do nascimento de Cristo pelo rei Herodes e, décadas mais tarde, durante a guerra entre romanos e judeus, foi atacada pelo exército de Roma. Nenhum dos defensores judeus sobreviveu ao ataque.

No entanto, escavações arqueológicas nos anos 1960 acharam as tâmaras debaixo dos escombros da fortaleza. Sarah Sallon e seus colegas do Instituto Louis Borick de Medicina Natural em Jerusalém, conseguiram datar duas das sementes, comprovando que elas tinham cerca de 2.000 anos de idade. Uma terceira semente foi plantada e aos 15 meses de vida, pedacinhos de sua casca que ainda estavam aderidos à muda também foram datadas. A idade obtida foi cerca de 200 anos mais recente - o que era de se esperar quando se considera o grau de contaminação com carbono mais recente, absorvido do ar e do solo durante o crescimento da plantinha -

Calor e secura

Os pesquisadores dizem acreditar que o clima único da região do mar Morto, extremamente quente e seco, ajudou na preservação da semente de Matusalém. A saúde da mudinha parece muito boa, com exceção de algumas manchas brancas nas folhas provavelmente ligadas a uma falta de nutrientes na semente. O grupo também aproveitou para fazer uma análise genética da tamareira, comparando-a com plantas atuais da mesma espécie, oriundas do Egito, do Marrocos e do Iraque. A surpresa é a semelhança genética relativamente baixa entre a planta-Matusalém e as atuais, provavelmente porque as modernas são plantadas de forma clonal, sem cruzamento entre os indivíduos. Se Matusalém produzir frutos, seu DNA poderá trazer "sangue novo" (ou seria sangue velho?) às tamareiras modernas, já que os judeus da época de Jesus tinham desenvolvido plantações de alta qualidade da espécie.

Paulistanos não podem adotar gatos pretos nas sextas-feiras 13

Centro de Controle de Zoonoses proíbe adoção desses animais próximo à data.
Veterinários temem que animais sejam sacrificados ou vítimas de maus-tratos.
Silvia Ribeiro Do G1, em São Paulo


De animal venerado no Egito antigo, os gatos se tornaram séculos mais tarde alvo de superstições de toda a espécie no Ocidente. Até os dias de hoje, há quem associe os felinos de cor preta a mau agouro e a todo tipo de superstição. Para evitar que os gatos pretos sejam vítimas de maus tratos, o Centro de Controle de Zoonoses de São Paulo (CCZ), órgão ligado à Secretaria Municipal da Saúde, baixou há cerca de cinco anos norma que proíbe a adoção desses bichanos “alguns dias antes” antes das sextas-feiras 13.

Quem explica é a veterinária Solange Germano, de 51 anos, há mais de 20 atuando no CCZ. Ela prefere não especificar quanto tempo antes das sexta-feiras 13, data envolta em misticismo, a proibição é aplicada para que os mal intencionadas não tentem burlar a determinação. A norma teve início quando um desses suspeitos tentou adotar um gato de cor preta do Centro de Controle de Zoonoses, responsável por zelar por esses animais e controlar a população de animais domésticos da capital.“Embora não tenha uma estatística que diga o que pode acontecer, já ocorreu uma vez de uma pessoa vir aqui à procura de um animal preto. Ela falou para a funcionária: ‘Eu vou fazer um trabalho e preciso de um gato preto’”, relembra a veterinária. Ele não foi o único. Outros suspeitos, conforme relata Solange Germano, já sondaram o CCZ em busca de gatos pretos próximo à data. Animais de cor preta, como galinhas e patas são freqüentemente encontrados mortos por rituais de sacrifício por agentes do órgão.

Critério

Como medida preventiva, o CCZ redobrou os cuidados no período que antecede as sextas-feiras 13. Além dessa proibição, quem deseja adotar um bichano ou um cão deve antes passar por uma “entrevista pente-fino”. O objetivo é identificar se o interessado tem condições de criar um animal (confira abaixo os pré-requisitos para a adoção no CCZ) “Quem vem adotar, adota porque gosta. Não vem escolher por cor”, avalia Solange Germano, acrescentando que os mais procurados são filhotes e animais de raça.

Os candidatos a criar gatos e cachorros recolhidos pelo Centro de Controle de Zoonoses, cuja sede de adoções localiza-se em Santana, na Zona Norte, podem até receber futuramente visitas de agentes que verificam as condições do bicho. É necessário pagar uma taxa (R$13,80, que já inclui o chamado Registro Geral Animal) e retirar os bichinhos com uma caixa de transporte (gatos) e coleira e guia (cachorros). Os animais já são entregues castrados e com as vacinas em dia.

Sem pedigree

Atualmente, segundo a veterinária Solange Germano, há 64 gatos para adoção no CCZ. Desses, 19 são pretos e a maioria “vira-latas” - o que pode representar uma vantagem porque têm resistência maior em relação aos animais com pedigrees. Apesar do preconceito infundado, os gatos são os líderes de procura no “gatil” do Centro de Controle de Zoonoses que recolhe na capital animais vítimas de maus-tratos e abandonados em lugares públicos.De janeiro até 31 de maio deste ano foram adotados no órgão municipal 174 gatos, enquanto 120 cães ganharam novos donos. “Gato exige menos espaço. Não faz barulho. Não incomoda. Pode ser criado até em apartamento”, justifica a veterinária, dona de sete gatinhos. Estima-se que, ao todo, existam 280 mil gatos na cidade de São Paulo.

Confira o que é necessário para adotar cães e gatos no CCZ:
- Apresentar RG, CPF e comprovante de residência
- Ser submetido a entrevista que avalia as condições do interessado de criar o bicho
- Pagar taxa de R$ 13,80
- Levar caixa de transporte (para gatos) e coleira e guia (para cães)
- O setor de adoção do CCZ fica na Rua Santa Eulália, 86 (Santana – Zona Norte)/ Tel. (11) 2224-5500

El (in)genio de Nik

San Antonio

Por esas cosas del sincretismo, san Antonio -el de Padua, claro, no el abad- se ha convertido en vedette cada 13 de junio en el Sur y en el Norte de Brasil. En el Sur como Bàrà -eufemismo menos implicante para llamar al travieso Èsù- y en el Norte como Ògún, el orisha herrero que asume su rol de coronel de los ejércitos basileños con sueldo y todo.
También, producto de esas interpolaciones mágico religiosas que los pueblos instauran, el ascético personaje es reputado como "casamentero" al que si no trabaja con rapidez es posible que alguna dama entrada en años y carnes le vire su imagen poniéndola del revés para obligarle a atender la solicitud...Claro que en estos tiempos en los que el matrimonio ha dejado de ser la meta de una mujer que puede descollar públicamente por sus actividades o por su talento sin necesidad de ser la mujer de, esta función ha quedado un tanto desdibujada. El género femenino está recuperando su importancia de paridad y no de sujeta a un marido/tutor/administrador como si se tratara de una criatura irracional.

En este 13 de junio saludo a todos los Antonios y Antonias, Antoninos y Antonietas, y también a aquellos hermanos que no pueden despegarse del sincretismo subyugador para celebrar a Èsù, Bàrà, el Motor de Todo el Movimiento Cósmico. Que el Señor de los Caminos horizontales y verticales -y mucho me temo que también de los circulares- sea propicio a todo el planeta. Que cada chivo o gallo que coma le lleve pedidos de paz, crecimiento y salud. El matrimonio o la pareja más o menos estable cada cual habrá de conseguirlo de acuerdo a sus necesidades y artes, de modo que pidámosle un mundo mejor, más abierto y dinámico.
Como en la imagen tan conocida, somos tan sólo ese niñito que carga en sus brazos en espera de un mundo más solidario...

Un poco de historia eclesiástica comentada por un servidor

Los padres de Antonio eran muy ricos y querían ver a su hijo como distinguido hombre de sociedad. Él, en cambio, quería ser pobre por amor de Cristo y por eso se hizo franciscano (una de las órdenes más ricas pese a los deseos de Francisco de Asís, su fundador) Antonio era un gran predicador. Lo mandaron como misionero por numerosas ciudades por Italia y Francia. Convirtió a muchos pecadores, sobre todo con su buen ejemplo. Cuentan que mientras oraba en su habitación se le apareció Jesús, le puso las manitas al cuello y lo besó... (supongo que en forma de niñito, porque las manos de un adulto no pueden definirse como "manitas") Antonio recibió esta gracia extraordinaria porque mantuvo su alma limpia incluso del más mínimo pecado, y amaba mucho a Jesús. Cuando enfermó se retiró a un monasterio en las afueras de Padua donde murió a la edad de 36 años, el 13 de Junio de 1231. Treinta y dos años después sus restos fueron trasladados a Padua. La lengua se conservaba íntegra, sin haberse corrompido mientras que el cuerpo estaba aniquilado (señal de nunca haber dicho nada de lo que tuviese que arrepentirse) Sucedieron muchos milagros después de su muerte. Aun hoy día le llaman el Santo de los milagros. Su fiesta se celebra el 13 de junio, en conmemoración de su muerte. El entusiasmo popular ha hecho que San Antonio, más que otros, sea universalmente reconocido por los fieles de todo el mundo: "Santo Universal" le llaman. Durante los siete siglos ya transcurridos desde su muerte, millones de personas se han sentido atraídas a este gran “Franciscano Milagroso”. Fue otro franciscano, San Buenaventura, quien dijo: "Acude con confianza a Antonio que hace milagros, y el te conseguirá lo que buscas." La tumba del santo está en la basílica que lleva su nombre en la localidad italiana de Padua, que visitan anualmente unos cinco millones de devotos. El crecimiento de la devoción al santo llevó a los franciscanos, la orden a la que pertenecía, a llevar por todo el mundo algunas de sus reliquias (muchas realmente, tantas que podrían conformar el cuerpo de mil antonios) A San Antonio de Padua se le atribuye una gran capacidad de interceder ante Dios para que obre milagros. De hecho, en los primeros meses posteriores a su muerte, ocurrida en 1231, la Iglesia le adjudicó a su poder de intercesión muchas acciones milagrosas. Lo que le valió su canonización en tiempo récord: un año.
Como decía mi abuelita gallega: "La aguja sabe bien lo que cose y el dedal aquello que empuja"...



Segundas-feiras de fé: sincretismo e pipoca.


por Rodrigo Marques

Segunda-feira é um dia especial na Federação. É quando centenas de pessoas sobem os 14 degraus que levam à pequena igreja de São Lázaro para agradecer e fazer pedidos relacionados à saúde e à cura de doenças. A capela que foi erguida ainda no período colonial, no século XVIII, tem uma significativa importância na história da tradição Católica e do Candomblé na Bahia. O sincretismo religioso também faz parte da identidade histórica do santuário, onde, até hoje, algumas baianas reverenciam São Lázaro como Omolu e São Roque, que é o outro padroeiro do santuário, como Obaluaê, através do conhecido banho de pipoca.

A tradição e o sincretismo religioso que existem na igreja de São Lázaro estão ligados a fatores históricos e geográficos. Segundo o Padre Marcos Piatek, que coordena a Paróquia Ressurreição do Senhor à qual pertence o santuário de São Lázaro, a Federação era um lugar isolado do centro da cidade para onde eram enviadas as pessoas com doenças contagiosas e também os escravos doentes trazidos da África. Tudo isso acontecia devido à existência do Hospital de São Lázaro, conhecido por Lazareto, que era ligado à igreja no período colonial.

A crença em São Lázaro e em São Roque como santos que intercedem nas curas das doenças é algo bastante presente entre os visitantes do santuário na Federação. “Ganho muitas bênçãos para mim e para minha família”, contou Dona Celina Ferreira da Silva, uma funcionária pública de 65 anos que sempre vai às missas realizadas nas segundas-feiras, para agradecer pelas graças e pedir pela melhora de seu marido, que está muito doente. Assim como Dona Celina, o jovem casal Vandergleison dos Santos, 25 anos e Adelita de Jesus, 32, explica que comparecem às celebrações como forma de agradecimento pela cura do seu filho.

As figuras de São Lázaro e São Roque estão diretamente ligadas aos aspectos referentes às doenças. São Lázaro foi citado em uma das parábolas de Jesus, no evangelho de São Lucas, como um pobre mendigo cheio de feridas na pele, que pedia à porta de um homem rico. Lázaro não tinha amigos, mas somente cachorros em sua companhia. Já São Roque foi um jovem médico francês que viveu na Idade Média e abriu mão da sua riqueza para seguir uma vida próxima à Cristo. Ele se tornou santo por conseguir uma cura milagrosa sobre a peste negra que contaminou a Europa naquela época.

Tradição

A existência do sincretismo religioso é muito forte na Bahia e isso tem uma clara fundamentação histórica. Para o padre Edson Menezes, reitor do Seminário Central São João Maria Vianney e professor de teologia na Universidade Católica do Salvador, a obrigatoriedade de ser católico que foi imposta pela igreja e pelo poder político durante o período colonial marcou o início dessa forma de expressão religiosa: “Os negros passaram a buscar uma forma de burlar as autoridades cultuando os santos católicos, buscando elementos em comum em relação aos orixás. A partir daí, essa manifestação passou a se fortalecer”, explica padre Edson.

Segundo o livro “Os Orixás”, publicado pela Editora Três, Omolu e Obaluaê são variações do orixá Xapanã (nome proibido no Candomblé e na Umbanda), sendo Omolu sua forma jovem e Obaluaê o Orixá representado na velhice. A relação com São Lázaro e São Roque se estabelece, porque no Candomblé a figura de Omolu-Obaluaê tem uma relação de poder sobre as doenças, principalmente as epidêmicas. Faz parte da essência desse Orixá tanto causar quanto possibilitar a cura de uma enfermidade.

Foi exatamente a imposição religiosa existente no Brasil Colônia, que fez com que os negros passassem a relacionar São Lázaro e São Roque à Omolu-Obaluaê. Com a construção da capela de São Lázaro na Federação no início do século XVIII, antes mesmo da igreja do Bonfim, muitos escravos, doentes ou não, iniciaram o sincretismo que permanece como uma lembrança de quando o Candomblé era apenas uma seita.

Antoniel Ataíde Bispo, diretor-secretário da Federação Nacional do Culto Afro-Brasileiro (FENACAB) há 25 anos, ressalta que o grande divisor de águas para que o candomblé se desvinculasse da Igreja foi a criação da própria Federação, em 24 de novembro de 1946. “Nós com muita honra pertencemos hoje a uma religião Afro-Brasileira”, ressalta Antoniel, que também é babalorixá do terreiro Omi Natosse, localizado no bairro de Cidade Nova em Salvador.


Pipoca

Outro forte ponto de devoção do santuário de São Lázaro está relacionado às baianas que ficam na parte externa da igreja dando o conhecido banho de pipoca nas pessoas que participam das missas realizadas nas segundas-feiras. A yalorixá Janete, que há 14 anos se desloca do seu terreiro Oyá Massi, localizado no município de Lauro de Freitas, diz que vem a Federação, assim como todas as outras integrantes do candomblé para dar banho de pipoca em cumprimento e agradecimento a uma promessa por uma graça alcançada pela ajuda de São Lázaro (Omolu) e São Roque (Obaluaê)

O babalorixá Alberto, do terreiro Ilê Axé Iyá Omi Nidê localizado na Federação, considera o banho de pipoca como uma “fonte de energia”. Muitas pessoas tomam o banho antes ou depois das celebrações religiosas, como o tarólogo Ulisses Guimarães, 31 anos, que defende o banho como um “ato religioso em que a flor de Obaluaê, a pipoca, faz a limpeza do corpo”. Ulisses também possui uma relação com o Candomblé e participa das missas nos dias de São Lázaro. “Tudo tem que ser feito de livre e espontânea vontade”, destacou a mãe-de-santo Janete que ainda brincou dizendo que o banho de pipoca é dado “do mendigo ao doutor, até mesmo em cachorro”. Dona Walmirete, que também dá banhos de pipoca em frente ao santuário de São Lázaro, conta que vai a Federação todas as segundas-feiras para cumprir uma promessa referente à cura de uma doença na sua perna esquerda.

O superintendente de coordenação estadual da FENACAB, o babalorixá Roberto, alega que a pipoca não deve ser usada como ocorre na Federação. “Só se deve jogar a pipoca quando existe o ato a Obaluaê”, explica Babá Roberto. Ele ainda diz que ainda há pouco esclarecimento por parte de algumas integrantes do Candomblé fazendo com que esses elementos que envolvem a religiosidade, como o banho de pipoca e o próprio sincretismo venham a acontecer.


Devoção

Dentre as centenas de católicos que visitam a igreja de São Lázaro no dia do padroeiro (Segunda-feira), algumas em especial visitam a Capela dos Milagres situada dentro do santuário para deixar os “Ex-Votos”. Segundo uma publicação do padre Marcos Piatek no site da Paróquia Ressurreição do Senhor esses objetos “exteriorizam o favor recebido de Deus pela graça de São Lázaro”. Os devotos deixam fotografias, muletas, cartas, mas principalmente partes do corpo feitas em parafina que obtiveram cura como: corações, braços, pernas, fígados, etc.

Quatro missas são realizadas no dia de São Lázaro. Entretanto, em toda primeira segunda-feira do mês, há a celebração da missa Afro. Nessas celebrações estão presentes elementos da cultura Afro-Baiana, como cantos tocados com pandeiros, maracás e atabaques, além da oferenda de elementos como o fogo, a água, frutas, dentre outros. O padre Marcos diz que: “O evangelho tem que chegar à cultura de cada povo”, destacando assim a importância que esse tipo de missa exerce na identificação do povo negro baiano com a Igreja.
(junho de 2005)

Nos poços


Primeiro você cai num poço. Mas não é ruim cair num poço assim de repente? No começo é. Mas você logo começa a curtir as pedras do poço. O limo do poço. A umidade do poço. A água do poço. A terra do poço. O cheiro do poço. O poço do poço. Mas não é ruim a gente ir entrando nos poços dos poços sem fim? A gente não sente medo? A gente sente um pouco de medo mas não dói. A gente não morre? A gente morre um pouco em cada poço. E não dói? Morrer não dói. Morrer é entrar noutra. E depois: no fundo do poço do poço do poço do poço você vai descobrir quê.


Caio Fernando de Abreu

Eu, não vou reclamar da vida


Eu não vou reclamar da vida
se sinto tristeza, dor, perdas.
Choro.

Eu não vou reclamar das voltas,
do tempo perdido, dos desencontros.
Aceito.

Eu não vou desesperar-me,
negativar-me, destruir-me, perder-me.
Reajo.

Eu não sei o que virá pela frente,
que trilhas irei desbravar,
o tempo em que ampulheta vira.
Torço.

Eu choro, aceito, reajo e torço.



Paulo B. Mendes

Chequen mi FunPix

En la floresta de los Ancestros, custodios de la sociedad




por Juan Batalla, artista plástico.

El igbalé es el bosque de los ancestros dentro del universo del candomblé bahiano, práctica que involucra mis fuerzas desde hace ya bastante tiempo.
Dentro de un tejido atravesado en parte por muchos silencios, acaso el que circunda al igbalé sea el más abisal de ellos. Así que la propuesta hecha a Dany Barreto y a mí de asistir a la celebración de Egungún resultó una deferencia muy grande de parte de Pai Balbino (Daniel de Paula, ojé) máxime teniendo en cuenta que él mismo no asistiría. Pero dispuso todo para que fuésemos seguros y una tarde cruzamos en ferry hacia la isla de Itaparica guiados por dos de sus hijos de santo. La práctica de Egungún está afincada tradicionalmente en esta isla, según sabemos, desde mediados del siglo 19, cuando fue introducida desde África. Es reciente y polémica su expansión por candomblés de Salvador, Río, Recife y otras partes de Brasil.

Itaparica es, claro, sitio contrastado. Club Med, franja turística y discotequizada; y tras la espesura de un mato cerrado, Ponta d'Areia. Para llegar hubo que sospechar un sendero y atender al coral que surge del matorral y saluda al paso. Cuentan que Mae Senhora,(Òsun Múyiwà, Bibiana do Espírito Santo) mujer legendaria del candomblé, llegaba a veces desde Salvador para asistir a la fiesta de los egun. Y que dada la importancia de la visita, el camino por el mato lo realizaba suspendida en un trono que portaban los habitantes de Ponta d'Areia.

Candomblé, y candomblé de egun, son situaciones que precisan de un inmenso apego al orden jerárquico. Por eso fuimos presentados a quienes correspondía durante la tarde que precedió a la fiesta. Los comentarios fragmentarios sólo aumentaban el volumen de interrogaciones que pendían sobre la fiesta y el comportamiento que era esperado que observásemos. Como analogía con la mayoría de las fiestas de candomblé, pensé que sería bueno portar un presente de alcohol. Había una mujer que a esas alturas hablaba a mi oído como una real radio, junto a su hija muda que emitía sonidos ininteligibles. Más tarde Babá Egún se comunicaría con voces no menos extrañas. Le pregunté a ella acerca de cuál sería la elección más adecuada de bebida. Me aseguró que debía comprar cognac en un único almacén tras el morro. Al volver con la botella nuestros guías desaprobaron con sorna la idea: "Babá Egun vai ficar chato com esse presente". Era mejor llegar con las manos vacías que con bebidas alcohólicas que pudiesen sugerir un comportamiento excesivo por parte de los ancestros. Volví al almacén y cambié el cognac seguramente incendiario por unas cervezas que bebimos con la cena que nuestros amigos habían preparado en una casa. Éramos invitados honoríficos y no era posible salir de ese rol. Esto significaba porciones algo mayores de los magros peixes vermelhos y un rato de descanso en dos diminutas camas antes de bajar al terreiro. El camino ya lo habíamos andado a la tarde. Abundaba en árboles en los que los pobladores de Ponta d'Areia aseguraban que habitaban encantados. Las crianças pequeñas ya desaparecían en los interiores de las casas pintadas de celeste o rosa. Se fueron escalonando las esperas. Preparativos interminables y recorridos desde unas casas hasta otras. Siempre las presentaciones, los pedidos de bençoes. Se había dictaminado que debíamos llegar al terreiro con la comitiva que dirigían el jefe de otro terreiro y una mae hija de Iansá (tradicional Presidenta de Honra de la Sociedad Egúngún) Afuera de las casas se abroquelaban mesas y sillas, y tras las ventanas acumulaciones de botellas de cerveza y de "pinga".

Sobre la fiesta de egun, nuestro amigo Robert Farris Thompson escribió lo siguiente: "Como un vislumbre de fantasmas en paños brillantes, los enmascarados Egungún inmortalizan a los muertos importantes. El vestido se vuelve ser abstracto. El traje de Egungún transforma al enmascarado en un espíritu ululante y sin rostro. Inviste de una vitalidad animal que transforma piel, voz, acento. Ninguna teoría explica su complejidad." (1)

Pierre Fatumbi Verger describió a su vez el acontecimiento: "Considérase que las almas de los muertos vuelven a la Tierra, en ciertas familias, bajo la forma de Egungún. Aparecen bajo bellos paños, decorados con retazos bordados y adornados con buzios y lentejuelas. Sociedades estrictamente reservadas a hombres cuidan de esos Egungún, invocándolos durante las ceremonias en las que los muertos de la familia deben ser honrados. Los Egungún, saliendo del igbalé, vienen a saludar a sus descendientes con voz ronca y profunda, garantizándoles su protección y prodigándoles bendiciones. Danzan de buen grado al son de los tambores batá y ogbon. Se piensa que el contacto de las telas de los Egungún es fatal para los seres vivos y por eso los mariwó y los ojé, miembros iniciados de la sociedad, los acompañan siempre, empuñando largas varas (isan) para alejar a los imprudentes. En contraposición se considera benéfico al viento provocado por los paños cuando Egungún danza girando". (2)

La ceremonia de Egungún tiene la banda de sonido más impresionante. Percusión demoledora y voces que disparan hacia otros pliegues de la realidad. Pero antes de la llegada de los ancestros hay baile para los Orixás. Al terminar llega el servicio para Babá Egún: un chivo, gallinas, flores, agua, frutas, acarajé, dulces. Tras la limpieza y los llamados insistentes, aparecen las primeras formas. Son espíritus no evolucionados. Están cubiertos por telas con dibujos desagradables. Se los aleja con violencia. A poco comienzan a llegar los deseados ancestros. Comienzan su danza y el lugar, en el que habría unas 150 personas y en el cual éramos los únicos invitados, queda cerrado. sólo se podrá salir acompañados por los iniciados con las varas capaces de mantener a raya a los no evolucionados. "Allí no hay persona humana bailando". "Sólo el viento". Eran ideas que hubieran bastado para abastecer de pesadillas toda mi infancia de haberlo oído entonces. Llegan espíritus de gente que ellos conocen. La abuela Rosa, el tío Netinho. Hablan con voces de ultratumba en yorubá arcaico. El calor máximo, la compresión, y el entendimiento termina por trasladarse a otros centros de captación del organismo. De ello, de la chorrera de nociones, sólo puede hablar, en caso de que lo haga, mi obra plástica.

El momento adecuado para emerger fue claro. La cerveza, necesaria para entrar a la fiesta paralela de la gente afuera. Con el amanecer, tiempo para más minutos de aquellas camas minúsculas. Pero el calor imperativo y el cuarto mal ventilado espinaron el posible descanso. Salí e intenté secar el pecho sudado exponiéndolo al fresco azulado. Aún la tormenta de tambores llegaba desde el terreiro. Alguien me forzó a volver al interior. Decía que en la noche de Egungún el viento trae cosas peligrosas, que era estúpido exponerse a esas cosas de muertos.

A poco las crianças volvían a jugar y el sol trepaba tras el vértigo de los enormes árboles. Se oían salvas que cerraban la ceremonia hasta la noche. Tres noches tendrían los ancestros para visitar la aldea.

Éste es el sustrato de Igbalé. Su vertiente épica. Mi trabajo funciona acoplando un discurrir visual y conceptual a tal esfera de aconteceres. No obstante, creo que existe un riesgo enorme en la manipulación de estéticas y acontecimientos de esta índole por parte de artistas entrenados. Suelo aborrecer los resultados de semejantes cruces y apropiaciones. Sé que para indagar en esta veta hay que realizar una operación del espíritu y estar muy consciente. Implica comprometerse con campos intensos de lo real. En cierto modo, el gesto artístico debe contener un componente sacrificial. Hay una clave en el sacrificio, justamente cuando la contemporaneidad en cierto modo le ha asignado un rol de fósil producido por los sistemas de adoración antiguos. Pero por ejemplo, cuando un gallo limpia un cuerpo y asume sus males con altivez, allí hay una acción sustitutoria que es afín a la que realiza el arte. Hay ahí secuencias de hechos que me llevan a percibirme hilado, una cuenta del collar atravesado por impulsos que me unen de un lado, a algo que es superior y virtualmente incomprensible; y, del otro, a criaturas que con solicitud extrema estructuran un ciclo que me liga a eso que me excede. Es una lógica, cierta lógica que podríamos pensar resulta de la percepción de continuidades y desplazamientos de los destinos. Y en la que acepto gozoso el hecho de ser comido puntualmente por divinidades que me mastican y reciben el sacrificio que ofrezco.

Y aún en el corazón de este mundo devorador la cadena de engranajes incluye la posibilidad del libre albedrío que otorga lo representacional. Un gallo representa a algo que no es el gallo, es moneda de pago a la divinidad. Y dentro de la lógica dentro de la cual seré a la vez deglutido, pienso en crear obras que cumplan este rol de intermediarias entre lo que destruye y lo que forma. Obras gallo. Que alimentan a lo que se alimenta de mi.

El desarrollo de Igbalé requirió realizar varias operaciones. La primera fue ingresar la obra a un despojamiento de ángulos que podían interponerse a una flotación. El círculo en sus distintas variantes resultó adecuado. Esto significó cierto viraje en la obra que venía haciendo por entonces, que mayormente estaba dedicada a explorar tensiones entre rectas. En cuanto a la materia, el caucho de cubiertas usadas de bicicletas y de autos que ya había estado utilizando desde un tiempo antes encontró en esta obra el sentido más completo que podían darme. El tránsito sutil que era tan vital expresar tenía así un correlato en sordina desde la significación más llana que la palabra puede alcanzar. El caucho sirvió para tener escarificación, contrapunto, ritmo. Fue necesario que hubiera obras que se incorporasen desde el suelo, otras que flotasen, abarcar aproximaciones a una heráldica y a lo arbóreo. También a un vestuario intangible. Para las esculturas me gustó utilizar una base de hierro que me recuerda a las que se usaban para exhibir el arte "primitivo" en los tiempos que éste inspiró a los maestros del siglo pasado, casi como una broma dirigida a mí mismo.

El montaje en la galería de Loreto Arenas fue planeado junto a Gustavo Vásquez Ocampo, que fue sumamente receptivo para mis ideas. Sólo una franja roja de pared debía cortar una alternancia de negros y blancos. Al pie de un tondo trazamos un círculo de sal a modo de espejo. Sobre él imprimí la textura del círculo.
A la entrada de la sala un cuadro de bicicleta oxidado que recogí en una calle de Catamarca trazaba un paralelo con las firmas de los espíritus en los rituales afroamericanos. Antes había presidido el taller en el que la obra fue realizada. Aún hoy lo hace.



(1) "Face of the Gods", Robert Farris Thompson. The Museum for African Art /
Prestel, 1993.

(2) "Saída de iao", Pierre Verger. Axis Mundi Editora / Fundaçao Pierre Verger, 2002.

¿Esperamos algo diferente?

EE.UU. rechaza proyecto de ley sobre medio ambiente

Washington - El senado estadounidense rechazó hoy el primer gran proyecto de ley que buscaba luchar contra el calentamiento global.

Los senadores a favor del texto obtuvieron 48 votos contra 36 al cierre del debate, por debajo de los 60 votos necesarios para que este proyecto de ley pudiera ser sometido a una votación final, lo que produce de facto su bloqueo.

Este proyecto propuesto por el republicano John Warner de Virginia y los demócratas Barbara Boxer de California y Joseph Lieberman de Connecticut, proponía una reducción restrictiva de las emisiones de gases de efecto invernadero mediante la creación de un mercado de derechos de polución semejante al modelo adoptado por Europa para aplicar el protocolo de Kyoto.

Los republicanos argumentaron que este proyecto sería muy costoso para la economía estadounidense y que la Casa Blanca amenazaba con vetarlo si era aprobado en el Congreso.

AFP

Sin duda sale más barata la guerra, ya que disminuye la población y el entorno, y de ese modo lo afectado por el calentamiento global... Necesitan más desastres naturales para tomar conciencia. Dios ¿salvará a (Norte)América?

Del poeta Manuel Bandeira:

Río Òsun - Nigeria


Ser como o rio que flui
silencioso no meio da noite.
Não temer as trevas da noite.
Se há estrelas no céu, refleti-las,
E se os céus se enchem de nuvens
como o rio,
as nuvens são água;
refleti-las também, sem mágoa,
nas profundidades tranqüilas.