El líder más influyente del mundo

El presidente de Brasil encabeza el ranking de la publicación norteamericana, en el que Barack Obama aparece en el cuarto puesto.
 
Como cada año, la revista Time publicó una lista de las 100 personas más influyentes del mundo, este año encabezada por el presidente de Brasil Luiz Inácio (Lula) da Silva, aunque aparecen en ella también Barack Obama, Bill Clinton y la cantante Lady Gaga, entre otros.
La séptima lista anual de esa publicación de las cien personas más influyentes del mundo divulgada hoy a través de la web, sitúa en lo alto de los líderes mundiales a Lula, de 64 años, quien accedió a la presidencia de Brasil en 2003 y cuyo mandato expira el próximo 1 de enero de 2011.

"Lula es un auténtico hijo de la clase trabajadora latinoamericana, que una vez estuvo encarcelado por liderar una huelga", asegura el cineasta Michael Moore, quien se ha encargado de elaborar un perfil del líder brasileño para la revista en el que "destaca los logros de Lula para llevar a su país al primer mundo".

Tras Lula, la revista ha situado al presidente del fabricante de computadoras Acer, J.T. Wang, y el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el almirante Mike Mullen, el presidente estadounidense Barack Obama (que ocupa el cuarto lugar) y la presidenta de la Cámara de Representantes norteamericana, Nancy Pelosi.
Entre los líderes de referencia también se encuentran la ex gobernadora de Alaska y ex candidata republicana a la vicepresidencia Sarah Palin; el director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn; los primeros ministros japonés y palestino, Yukio Hatoyama y Salam Fayyad, respectivamente, y el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.

Felicitaciones, don Lula. La verdad es que es un ser admirable y basta con observarlo actuar en el conjunto de sus pares: parco, bien vestido, sencillo, amable, dista mucho de -por ejemplo- el verborrágico presidente venezolano Chávez, que quiere parecer "casual" y simpático; del boliviano Evo Morales que parece el cuzquito de Chávez o del cubano Raúl Castro, que parece ser el ventrílocuo que hace hablar a Chávez...
Lula es indudablemente el líder más influyente del mundo y Brasil el país destinado a renovar la América del Sur por su contracción al trabajo, su permanente apuesta a la alegría y porque a pesar de los muchos defectos que todavía le aquejan su clase política resulta creíble, que es lo que distingue a un país "en serio".



El Emperador que cayó del cielo

Reeducado por el pueblo chino
Celeste Emperador del Mundo
Con coleta según la moda manchú


Dos mil eunucos vivían pendientes del más pequeño de sus caprichos. Pero el destino tenía preparadas unas cuantas sorpresas para el último emperador de China. Entre ellas, que acabaría siendo un comunista convencido.

Aisin Gioro Pu-yi estaba destinado a dominar el mundo. Los 5.000 años de historia de China decían que el emperador que ocupara su trono sería el principal personaje en la tierra, como intermediario entre los dioses y el pueblo más avanzado y poderoso del planeta. Ciertamente, su economía suponía aproximadamente un tercio del total mundial a principios del siglo XIX y además, a lo largo de los siglos, los demás habían seguido su camino y les habían imitado tanto en la escritura como en formas de gobierno o en pensamiento filosófico, lo que había llevado a los chinos a ponerse un nombre al país que mantienen hasta la actualidad: “El Imperio central”. Coreanos, japoneses o vietnamitas, por ejemplo, les copiaban en su escritura, leían a sus pensadores mientras que otros como los reinos budistas del sudeste de Asia, aunque no habían adquirido su cultura, reconocían la hegemonía del emperador chino enviando periódicas embajadas. Sólo eran los occidentales los que no reconocían esa superioridad de la civilización china o ese papel central de su emperador como hijo del cielo, por lo que no merecían otro apelativo que “bárbaros” o, cuando creaban problemas, “diablos rojos”.

Los últimos tiempos habían demostrado que ese poderío en el mundo estaba siendo desafiado por los demás. Desde la derrota en la primera Guerra del Opio (1840-42), China pudo comprobar que los occidentales estaban más desarrollados en armamento, mientras que las progresivas concesiones territoriales en los puertos de su costa demostraron que el poder del Emperador ya no era tal, porque incluso dentro del propio territorio chino tuvieron que permitir que los extranjeros impusieran su ley. Después, incluso, la derrota militar frente a los antiguos subordinados japoneses en 1895 y las inmensas deudas que hubieron de reconocer a las potencias occidentales a raíz del fracaso de la revolución Boxer de 1900 pusieron al Imperio chino en un trance especialmente difícil. Pu-yi tenía un futuro difícil, pero las circunstancias de su proclamación lo dificultaron aún más ya que llegó al trono de forma irregular. Primero, su antecesor el joven emperador Guang Hsu [Guangxu] murió de una forma sospechosa tras estar diez años arrestado en palacio. Segundo, había otros parientes mucho más cercanos del emperador anterior. Tercero, las intrigas palaciegas de la “reina viuda” Tzu Hsi fueron la razón de su nombramiento, porque habiendo detentado durante muchos años el poder en la sombra, la única forma de esta “emperatriz madre” de mantener el poder tras la muerte de su hijo era adoptando a un sobrino que resultó ser el pequeño Dzai Tien, a quien elevaron al trono en noviembre de 1908 con el nombre de emperador Hsuang Tung. Lo peor, no obstante, era que Pu-yi sólo tenía poco más de dos años y medio cuando le nombraron emperador en una ceremonia donde sus lloros pudieron mucho más que el protocolo imperial. Aun cuando hubiera querido simplemente detener el declive del trono, su tarea había de ser titánica, pero la situación no tardó en empeorar más aún.

Cuando Pu-yi empezaba simplemente a balbucear sus primeras palabras en octubre de 1911, la rebelión contra la dinastía Ching se expandió por toda China de forma imparable, con una fuerza cada vez mayor de la Alianza Revolucionaria que, dirigida por Sun Yat-sen, tenía entre sus objetivos acabar con los príncipes Ching. Con esta situación y entre negociaciones, China pasó a ser una república provisional mientras que la Corte accedió a la abdicación del joven monarca cuando éste iba a cumplir su sexto cumpleaños. Como recompensa se les permitió seguir en la Ciudad Prohibida, mantener sus tesoros imperiales y recibir una suma anual para sus gastos en lo que pasó a llamarse el “Tratado de Buena Voluntad”. La situación del pequeño Pu-yi desde entonces fue contradictoria: siguió manteniendo la pompa imperial, pero dentro de una república. Su vida en la Ciudad Prohibida se desarrolló al igual que la de sus antecesores, rodeado de reverencias, ceremonias y de calificativos como “Señor de los Diez Mil Años” o “Bienaventurado Hijo del Cielo”. Sus órdenes de azotar eunucos eran continuas, los profesores eran despedidos cuando a él se le antojaba y aunque se le trataron de inculcar conceptos como “humanidad” y “justicia”, el rango de emperador celeste le colocaba por encima del bien y del mal. Vivió una infancia y una juventud tan aislado como sus antecesores, porque no tuvo amigos de juegos; ni siquiera sus propios hermanos se atrevían a llamarle Pu-yi, sino que le trataban como a un emperador, arrojándose a sus pies mientras pasaba. Seguía en definitiva viendo el mundo a través de la obediencia que le brindaban en la corte. Pero su poder ya no llegaba más que a las puertas de la Ciudad.

Por eso la obsesión de su vida fue recuperar ese trono y ese esplendor de los tiempos antiguos. Restauración fue la palabra clave que centró sus ambiciones y sus sentimientos personales desde antes incluso que llegara a la mayoría de edad. Convencido de la necesidad de su vuelta, las excusas de Pu-yi para justificarla fueron muy variadas: para acabar con la anarquía, para llevar a su país por la vía de la modernización utilizando las energías de los extranjeros, etc. Pu-yi probó a apoyar generales monárquicos, a financiar cuentistas que le prometían planes inverosímiles, e incluso vendió las joyas que la casa imperial atesoraba desde siglos para conseguir un retorno a unos tiempos gloriosos de los que él sólo había oído referencias. La ambición ilusa de Pu-yi sólo le permitía escuchar a quienes le decían que debía tomar el poder y retomar los numerosos ejemplos históricos de retornos al poder sin que nada hubiera cambiado a pesar de que en China, para esos años, la gran mayoría de la clase educada rechazaba de plano el sistema imperial y se negaba a aceptar siquiera una monarquía constitucional. Pero el pobre Pu-yi fracasó siempre. Nunca le faltaron motivos para mantener la ilusión. La mentalidad imperial solo despareció lentamente y el primer presidente posterior al imperio, Yuan Che-kai [Shikai], se hizo proclamar emperador por unos meses en 1916. Al año siguiente, los monárquicos de Chang Hsun [Zhang Xun] provocaron una restauración que le repuso en el trono como emperador. La ilusión sólo se pudo mantener unas semanas antes de volver a abdicar, al quedar claro el escaso apoyo militar y sobre todo al caer en la Ciudad Prohibida la primera bomba lanzada en China desde un avión militar. Al alcanzar la mayoría de edad, Pu-yi no consiguió ganar una imagen de estadista o siquiera de gobernante con capacidad de mando porque ni su decisión de expulsar a los eunucos en 1923 ni sus medidas para evitar la corrupción y el robo de los almacenes imperiales consiguieron efecto alguno, o detener la desaparición progresiva de una gran cantidad de tesoros que se vendían después en las propias cercanías de la Ciudad Prohibida.

Si Pu-yi era incapaz de gobernar la Ciudad Prohibida, permitir que intentara hacer lo mismo con el país sería una locura, pensaron un buen número de seguidores. Después, la derrota de un general aliado suyo provocó su expulsión definitiva de la Ciudad Prohibida que desde entonces quedaría como un museo público, cultural e histórico. El emperador destronado estuvo por un tiempo en la Residencia del Norte en una situación que no podía continuar por mucho tiempo a causa de la tensión con el gobierno provisional revolucionario, mientras que consideraba cada vez más factible su vuelta al trono apoyado por las potencias extranjeras. Así, se escapó al poco tiempo al Barrio de las Legaciones de Pekín, una zona donde las autoridades chinas no tenían ningún poder y que ante los temores del recién exiliado de sufrir un atentado le podía ofrecer seguridad. De allí pasó a Tianjin, la ciudad costera más cercana a Pekín que también era una concesión internacional donde aunque ya había sido privado de título por la república pudo seguir apoyando conspiraciones varias (desde armar a bandas de rusos blancos a recibir propuestas de dinero y armas de un buen número de los generales perdedores en la guerra civil) gracias al dinero sacado de la venta de joyas y tesoros imperiales, así como de las propiedades que seguía manteniendo. Su idea no obstante, era marcharse a estudiar al extranjero. La fascinación por lo extranjero le comenzó a Pu-yi desde 1919, cuando a raíz del fracaso de la restauración, el nuevo presidente ordenó que se le diera una educación avanzada bajo tutores occidentales. De esta forma conoció al escocés Reginald Johnston, un catedrático de literatura en Oxford con un conocimiento del chino excelente que fue contratado por medio de la Embajada inglesa. Su influencia fue grande, porque a través de él Pu-yi quedó fascinado por la cultura occidental al ver por ejemplo, fotografías de aviones, de cañones, de caramelos, al aprender sobre el ritual del té o al leer la revista de modas “Esquire”.

Esos descubrimientos le dejaron una huella visible. Asimilando el sentimiento de superioridad occidental que le transmitía su maestro Johnston durante las clases en el “Palacio del Crecimiento Espiritual”, Pu-yi no sólo se cortó la coleta manchú a raíz de una burla de Johnston al denominarla “coletita de cerdo”, sino que pasó a occidentalizar su nombre a Henry (Hen Li) e incluso provocó quejas de sus ministros de perder la “dignidad imperial” utilizando un bastón de paseo, gafas Zeiss o perfumes Max Factor. Johnston fue mucho más que un profesor: también le informó sobre la situación de la lucha entre potencias, sobre los posibles apoyos que le prestaría Inglaterra, e incluso le aconsejó sobre los planes de huida al Barrio de las Legaciones. Pero más que occidentalizado, Pu-yi estaba avergonzado de sus propios compatriotas. Teniendo la vida de un dandy como su ideal de existencia, se consideraba más inteligente que el resto de sus súbditos chinos de los que pensó que eran incapaces tanto para el gobierno como para la civilización, al punto de que se asombró en una ocasión que el conductor de una locomotora fuera… un chino. Un chicle de menta o una simple tableta de aspirina le llevaban a pensar que todo lo extranjero era bueno y que lo chino era malo y la única excepción que llegó a ver como ideal fue, precisamente, el sistema imperial que él debía restaurar. Los japoneses tuvieron un papel curioso como objeto de admiración, porque aunque eran asiáticos, eran también un ejemplo claro de país desarrollado que incluso les había vencido militarmente años atrás. Además, al contrario que con los occidentales, las posibilidades de cooperar en pos de esa ansiada restauración fueron mayores ya que teniendo ellos su propio sistema imperial era fácil que pensaran, como le decían al propio Pu-yi, que las raíces de todo desorden radicaban en que China carecía de emperador. Tras haber iniciado una buena relación a partir de la conmoción que supuso el terremoto de Tokio de 1923, los japoneses prestaron su embajada a Pu-yi para que se instalara durante su escapada al Barrio de las Legaciones desde el Palacio de Verano en 1924, y durante su estancia en Tianjin siguieron manteniendo unas relaciones muy cordiales mientras que aumentaban su presencia en el norte de China. Para el emperador depuesto era una nueva esperanza para su ansiada restauración no sólo por el halago por el entusiasmo con el que le acogían, tanto con demostraciones escolares, como llamándole “emperador”, sino porque su presencia en el Norte de China era cada vez mayor y sobrepasaba con mucho a la de los países occidentales. Fueron los únicos compañeros de viaje, fiables y poderosos, aunque ellos también exigieron un pago.

La principal decisión tomada por Pu-yi fue incitada precisamente por los japoneses. A partir de 1931 invadieron Manchuria, la región al Norte de China donde el sistema imperial conservaba más importancia, y sus éxitos frente a las tropas chinas fueron continuos. Por ello cuando los militares japoneses le propusieron escaparse secretamente a la zona dominada por ellos, a Pu-yi le bastó una simple promesa para lanzarse a la aventura y desatender los consejos en contrario formulados por su entorno. Era una apuesta arriesgada, porque ya no era sólo enfrentarse a sus compatriotas chinos que luchaban contra los japoneses, sino a las potencias occidentales que estaban en contra de los métodos japoneses de penetración en China y además, a sólo dos meses del ataque japonés, por lo que era aún pronto para saber el resultado. A pesar de ello, Pu-yi apostó por Japón y viajó a Mukden, la capital de la Manchuria ocupada por Japón. La apuesta le salió bien por un tiempo. A pesar de que el ejército japonés se resistió en un principio, Pu-yi consiguió de nuevo su sueño dorado y por fin en el año 1933, el gobierno japonés le reconoció como Emperador del Manchukuo, el estado marioneta al servicio de Japón. A tenor de los resultados, Pu-yi consiguió lo que buscaba: su rostro apareció en oficinas y edificios de la administración mientras que el partido gobernante -la Liga de la Concordia- obligaba a comprar su retrato a los particulares. Además, escolares y soldados se inclinaban ante su foto diariamente y leían solemnemente sus escritos imperiales, que después habían de aprenderse de memoria. Si era eso lo que quería, por un tiempo pudo sentirse satisfecho. Era la tercera vez y parecía que era la vencida. Pero su triunfo fue efímero. No sólo porque bien pronto pudo comprobar que los japoneses eran los que mandaban y él tenía muy poco poder incluso puertas adentro del palacio, sino porque pronto le bajaron de categoría para señalar claramente su puesto inferior frente al emperador japonés. Como él mismo afirma, se dio cuenta de que no era más que un “rey de la baraja.” Si en un principio le decían que era pariente de la familia imperial japonesa, con el tiempo pasaron a llamarle rey y después a limitar su relación al ejército de Kanto, el que dominaba el Manchukuo, mientras que Japón ya no era “aliado” sino “país padre” del Manchukuo. Además, cada vez más le controlaron el acceso con el exterior y las demostraciones populares de afecto pasaron a ser más escasas.

Las mieles de la Restauración se volvieron amargas por último cuando las bombas de los últimos años de la Guerra del pacífico presagiaron la tercera abdicación que, esta sí, fue la última de todas. Prisionero de las tropas soviéticas a partir de 1945, Pu-yi empezó desde entonces lo que él mismo denomina su segunda vida. Para esos momentos lo que le pasó a preocupar ya no era restaurar nada sino mantener algo. Su propio pellejo en concreto, porque como colaborador entusiasta de los japoneses podía ser objeto de muchas acusaciones. Así, participó en el Tribunal Internacional del Extremo Oriente para acusar a varios japoneses y para negar evidencias de cartas a favor de Japón escritas en tiempos de la guerra que entonces resultaban comprometedoras. Aún así tuvo suerte, porque durante los cinco años que vivió recluido en Siberia recibió de los soviéticos un excelente tratamiento, recluido en un sanatorio donde incluso tuvo servicio. En 1950 regresó a China, de nuevo con la certeza meridiana de que sería colocado frente a un pelotón de ejecución. Se equivocó, pero sobre todo porque le ocurrió lo más inesperado: convertirse de corazón al espíritu de los anteriores enemigos. Pu-yi fue uno de los muchos prisioneros que recibió las tácticas de reeducación en las que todo el comportamiento y reflexión formaba parte de discusiones entre grupos de trabajo que debían auto-inculparse. Y su conversión fue una de las más famosas, representando una excelente propaganda. No le fusilaron, ciertamente, pero los efectos de esos casi diez años que estuvo recluido allí (1950-59) tuvieron un efecto letárgico hasta su muerte, porque no sólo se inculpó de muchos crímenes y colaboración con los japoneses -tanto antes como después de su escapada a la Manchuria ocupada- sino que fue más allá: aprendió en estos años a ser un hombre normal. Por primera vez se ató los zapatos él mismo, acabó haciendo su turno de limpieza dentro de la celda de varios, e incluso se esforzó por lavarse la ropa con la misma velocidad que los demás para evitar ser objeto de burla entre el grupo. Así con los años Pu-yi recibió un indulto y pudo incorporarse a la sociedad, trabajando como jardinero en el jardín Botánico de la Academia Sínica. Se “restauró” de la forma menos pensada: especializándose en plantas tropicales.

Las difíciles relaciones sentimentales de un emperador

El preceptor escocés de Pu-yi, Johnston, da cuenta de una anécdota poco después del fracaso de la primera Restauración, cuando el joven le comentaba lo hastiado que estaba de tener que aprender los clásicos chinos y las enseñanzas de Confucio. Por ello, cuando Johnston le dijo que si volviera a gobernar tendría que dejar las lecciones, Pu-yi le preguntó incrédulo “¿Se acabarían realmente las lecciones si tuviera que hacer de emperador?” Algo parecido ocurrió con su relación con las mujeres, porque su condición de emperador en potencia también dominó sobre cualquier otro sentimiento. Pu-yi tuvo relación con muchas mujeres, pero resulta difícil decir que amara a ninguna de ellas. Tuvo nueve madres entre la natural, la viuda de su tío el emperador, y las varias concubinas que recibían el nombre de esposas imperiales o “Esclarecidas Madres” (aunque por su edad habría sido más clarificador denominarlas “ancianas madres”) El propio Pu-yi reconoce que “a pesar de ser rico en madres, nunca conocí el amor maternal”, porque apenas se preocupaban de otra cosa que de enviarle la comida y de saber que ya había acabado, además de rápidas visitas rodeadas de cantidades inverosímiles de eunucos. Su madre natural se suicidó a los dieciséis años, a causa de un problema dentro de la corte con una de las esposas imperiales, Duen Kang, la Concubina de Jade del anterior emperador. Lo único parecido al amor maternal que recibió Pu-yi fue el que le dio hasta los nueve años su nodriza Wang Momo, que fue despedida en cuanto cumplió esa edad por orden de las otras madres suplentes de más alta categoría. En el matrimonio, el rango imperial siguió dominando sobre los sentimientos y poco fue el tiempo que dedicó a sus mujeres; ni al elegirlas, ni conviviendo con ellas. Su primera boda fue a los quince años con una muchacha de doce a la que escogió por medio de una fotografía, aunque después de haber sido presionado. Se llamaba Wang Run y con los años pasó a llamarse también Yi Li So Bai (Elisabeth) Su vida en común se limitó a los actos oficiales y las compras y los regalos fueron una parte esencial de la relación mutua que cada vez era menos llevadera por culpa del consumo creciente de opio, hasta el punto de calificarla de “repugnante” y de “opiómana incurable”. Su segunda mujer, Wen Hsiu, le abandonó en 1931 cuando estaba viviendo en Tianjin, pero lo que le provocó este abandono más que nada fue darse cuenta de la anormalidad de su vida matrimonial ya que, enfrascado en las normas de etiqueta de la corte por las que se había casado (“para mí las relaciones entre hombre y mujer eran relaciones entre soberano y súbdita”), sus ansias de conseguir la restauración evitaron que se preocupara por encontrar otro tipo de relación. La familia de Wen Hsiu por otra parte también parece que compartió esta ausencia de sentimientos de la que habla Pu-yi, porque tras esa separación se pudo constatar el deseo de recibir una buena compensación de la familia imperial. Los japoneses se preocuparon de encontrarle sustituta: primero en 1937 con una mujer manchú, Tan Yu-ling, que tampoco le cambió su forma de relacionarse con las mujeres porque a pesar de haber conseguido el rango de Concubina Imperial Pu-yi escribió sobre ella: “fue más un nombre que una esposa”. La segunda sustituta, casi una niña, se la encontraron al poco de morir Tan Yu-ling en 1942 y su nombre ni siquiera aparece en las memorias sino como “Concubina de la Dicha”. Al final de la guerra, y a los tres años de matrimonio fue devuelta a su familia. La relación más feliz de su vida careció de la fogosidad de la juventud, pero se aprovechó de las renovadas ganas de vivir tras haberse convertido en “una nueva persona” después de la salida de la cárcel del pueblo. Li Chu-hsien, con quien vivió los últimos años de vida, era una enfermera que procedía de Hangchou y recibió muchísimo menos regalos que las anteriores: no había ya abrigos de pieles o alhajas para compensar a su esposa en los momentos de infidelidad, como había hecho con las anteriores.

Yo quiero ser... ¡bataclana!

Un inteligente artículo -como todos- de la socióloga Laura Etcharren.

Fernández, Boudou y el éxtasis de la pantalla chica.

Como si no tuviesen nada que hacer, Aníbal que es Fernández y Amado que es Boudou, van a la televisión para participar de programas más bien humorísticos.
Seguramente porque se han dado cuenta que la comicidad gubernamental que integran tiene más que ver con Pettinato y Tognetti que con Mariano Grondona y Roberto García.
Porque ver al Jefe de Gabinete presenciar una “pelea” en un rin improvisado, entre un “pingüino” y el logo de Clarín, es asistir a la decadencia de la clase política argentina que después se queja o lamenta por ser caricaturizada en la ficticia Casa de Gran Cuñado que supo crear Marcelo, que es Tinelli.
O escuchar a Boudou explicar que su actual mujer es su compañera y no su novia, no es más que la politización berreta de una relación premeditadamente exhibida.
Ambos, Fernández y Boudou, interpretaron un papel lamentable. No por concurrir a “Un mundo perfecto” y a “Duro de domar”, sino por querer forzar una llegada a la gente que no tienen. Por lo menos, no en el contexto de dichos programas que tienden, conforme a las demandas del televidente, a banalizar y juguetear la triste realidad.
Ellos a esa barca no deberían subirse. Y cuando lo hacen, pierden aún más la poca credibilidad que tienen.
Es que así es nuestra sagrada televisión. Para amargarse con veracidad,ya están los periódicos y noticieros, en sus respectivos ámbitos. Está la cotidianeidad de la que somos testigos al observar, simplemente, nuestro brutal alrededor.
El espectador quiere ver a los políticos en el lugar que les corresponde. Que no es precisamente la TV en su formato cómico, morboso, bizarro y laberíntico. En realidad, a este tipo de programas tampoco les conviene llevarlos, ya que como dicen en la cancha “estos muchachos no garpan”. Es decir, no dan el rating esperado. Ni siquiera se los consume por curiosidad.
Sucede que para el televidente agudo es más relevante lo que piensa Jacobo Winograd sobre la sexualidad de Ricardo Fort que las cuestiones románticas de Amado.
(Aunque sobre inclinaciones sexuales le podemos preguntar a Evo. El Presidente de Bolivia que ahora dice que la homosexualidad es un problema de pollos. Con lo cual podría reunirse con Cristina para ver qué receta sale con el pollo de la homosexualidad y el cerdo de la líbido.)
Sí importa el cruce de Aníbal y Amalia.
Una “nena de utilería” que logró trascender el rótulo cuando se puso la camiseta del pueblo y enfrentó a Fernández en una crisis de representación que ciertamente se extiende.
La novedad no es la reacción de Fernández, puesto que todos sabemos que la palabra NO es la primera en su lista. De profesión, negador.
En la Argentina de Hamlet todo es al revés. No es como en las crisis conyugales del “No sos vos, soy yo”. Aquí es: “Son ustedes, no nosotros”.
Así y todo, de toda esta historia que nos ocupa, lo que merece una celebración, es que Granata tiene conceptos en su cabeza que van más allá del Ogro “soy fiestero” Fabbiani.
En cambio, lo que merece un replanteo y que se lo debemos a la televisión criticada por el séquito acartonado de intelectuales, es que los políticos replegados en su ocio ahora son las nuevas “bataclanas” del show argentino.


Publicado por Laura Etcharren en "Informes de medios"

ADN de fósiles de aves puede arrojar sorprendentes resultados

Modelo aproximado del aspecto y tamaño de un "ave elefante"

Los fósiles tienen 19.000 años de antigüedad y sin embargo los investigadores han logrado extraer muestras de ADN. Se trata de cáscaras de huevo de moas y de aves elefantes, dos especies gigantes ya extintas. Posiblemente, son los pájaros más grandes que se conocen. Podían alcanzar los tres metros de altura, pesaban hasta media tonelada y sus huevos eran proporcionales a su tamaño: algunos medían más de medio metro.

Los fósiles de estas criaturas son abundantes y han sido hallados en distintos yacimientos aunque ahora se ha logrado algo excepcional: aislar restos de ADN.

"Se trata de la primera vez que se logra extraer ADN de huevos tan antiguos", explica Charlotte Oskam, principal autora del estudio, que hoy recoge 'Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences'. La investigadora ya había intentado anteriormente sin éxito obtener ADN de huevos de una especie de ave ya extinta conocida como 'Genyornis' y que databan de hace 50.000 años.

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores obtuvieron muestras en Nueva Zelanda, Australia y Madagascar. Los fósiles de cáscaras de huevo se usan para datar yacimientos y analizar los ecosistemas del pasado a través de distintas técnicas, por lo que los perfiles de ADN ayudarán a los paleontólogos y a los arqueólogos a entender cómo estas aves interactuaban con su entorno y su proceso evolutivo.

Las nuevas técnicas para analizar el ADN están permitiendo a los investigadores obtener valiosa información sobre especies extintas, algo impensable hace unos años. Así, a finales de 2008 se secuenció por primera vez el genoma de un animal desaparecido, el mamut, gracias al hallazgo de un espectacular ejemplar que quedó atrapado en el hielo durante 20.000 años y que incluso conservaba restos de pelo.

Respecto a los dinosaurios -desaparecieron hace unos 65 millones de años- Oskam se muestra convencida de que no es posible aislar ADN de fósiles completamente mineralizados aunque admite que "sería muy emocionante".

Las misteriosas esferas de piedra de Costa Rica

Hoopes al lado de una de las "misteriosas" bolas costarricenses

Las misteriosas esferas de piedra de Costa Rica se hicieron mundialmente famosas por aparecer en la secuencia de inicio de la película «En busca del arca perdida», en la que una de estas reliquias misteriosas -obviamente una maqueta- rodaba a gran velocidad a punto de aplastar al mismo Indiana Jones. Actualmente se conoce la existencia de 300 de estas bolas de distinto tamaño -la más grande pesa unas 16 toneladas y mide dos metros de diámetro- la mayoría concentradas en la región del Delta de Diquís. Los científicos no saben para qué se hicieron ni qué sentido les daba la gente que las construyó. Creen que las rocas más antiguas fueron elaboradas el año 600 después de Cristo, aunque casi todas aparecieron alrededor del año 1.000, antes de la conquista española. La incógnita de su origen ha fomentado las más disparatadas teorías, desde que están asociadas con la pérdida del continente de la Atlántida, hasta que están relacionadas con Stonehenge o con las estatuas de la Isla de Pascua.

John Hoopes, un profesor de antropología de la Universidad de Kansas, ha viajado a Costa Rica para estudiar estas esferas y evaluar su valor, ya que la UNESCO estudia concederles el estatus de Patrimonio de la Humanidad. Su informe ayudará a determinar si merece la pena proteger los lugares donde se encuentran las rocas. Muchas permanecen en buen estado en los lugares originales donde fueron descubiertas, pero otras han sido reubicadas o dañadas debido a la erosión, los incendios o el vandalismo. El equipo de Hoopes ha realizado pruebas de radiocarbono en los depósitos arqueológicos donde se han encontrado las rocas para determinar su edad, pero reconoce que es un método poco efectivo, ya que «esta metodología dice el último uso de la esfera, pero no cuándo se hizo. Estos objetos pueden haber sido ser utilizados durante siglos».

Algunas teorías relacionan las esferas con el fin del continente de la Atlántida, las piedras de Stonehenge o las figuras de la Isla de Pascua. Incluso hay quien cree que son ayudas a la navegación. «Los mitos se basan en especulaciones muy ramplonas sobre antiguas civilizaciones imaginarias o visitas de extraterrestres», apunta Hoopes. A su juicio, las esferas tienen que ver con la cerámica y los materiales típicos de las culturas precolombinas del sur de Costa Rica. Se fabricaron «picando, moliendo y golpeando» con alguna especie de martillo. Algunas de las esferas todavía tienen la marca de los golpes.

Pero, ¿para qué se hicieron? «En realidad no sé por qué», reconoce Hoopes. «La gente que las hizo no dejó ningún documento escrito. Solamente tenemos los datos arqueológicos para tratar de reconstruir el contexto, ya que la cultura de las personas que las hicieron se extinguió con ellos poco después de la conquista española». Hoopes ha creado una página web para derribar algunos de los conceptos erróneos y fantasiosos acerca de las esferas, que poco tienen que ver con "ciudades perdidas" o "naves espaciales".

El Código de la Biblia


En 1994, un periodista estadounidense llamado Michael Drosnin visitó Israel para decirle a un poeta amigo suyo -Jaim Guri- que tenía una carta para serle enviada al primer ministro Yitzhak Rabin. En su carta, Drosnin decia que de acuerdo a un mensaje secreto oculto en la Torá -la versión hebrea de los primeros cinco libros del Antiguo Testamento- Rabin sería asesinado. Guri le hizo llegar la carta a Rabin, pero por desgracia la ignoró y Rabin fue asesinado un año después.

Convencido de que su predicción debía haber tenido un origen divino, Drosnin escribió un libro al que tituló “El Código de la Biblia” en el que explicaba cómo estaban codificados los mensajes en la Torá. El método estaba basado en el trabajo de un matemático de origen letón-israelita llamado Eliyahu Rips, que a su vez se había inspirado en los estudios de un profesor de escuela llamado Avraham Oren. Este no es un caso extraordinario. Muchos otros, incluso Isaac Newton, se habían adentrado en la búsqueda de mensajes ocultos en textos antiguos.

El libro de Drosnin fue un gran éxito, que fue seguido por su secuela, “El código de la Biblia II: la cuenta atrás”.

Los códigos ocultos de la Biblia son descifrados por medio del mecanismo de espacios equidistantes entre letras o ELS. Por ejemplo, siguiendo este mecanismo, si tomamos la palabra maracas y extraemos la primera de cada tres letras obtenemos la palabra mas. En este caso la palabra mas está codificada en la palabra maracas como un ELS de salto 3. Eso es todo lo que hay que hacer. Ahora imagine una frase escrita en una matriz,sin espacios ni puntuación como una gigantesca sopa de letras. Una palabra codificada de esta manera aparecerá en una línea, vertical, diagonal o en horizontal, e incluso utilizando saltos en los cuadrados. Podría ser por ejemplo en saltos en L, como el movimiento de los caballos de ajedrez, o movimientos similares, como 4 en una dirección y una en perpendicular, etc. Si tuviésemos enfrente una sopa de letras lo suficientemente grande podríamos encontrar cualquier palabra. Añade un ordenador a la mezcla para ayudar con la búsqueda, y te sorprenderás de la cantidad de palabras que aparecen. Palabras sueltas surgirían por todas partes, pero cada vez que se añadiese una letra para tratar que la palabra encontrada fuese más larga, el número de ocurrencias caería dramáticamente. Es raro encontrar una palabra de 7 ó más letras.

Ya sabemos cómo encontrar las palabras en un texto codificado, pero ¿qué ocurre con las frases? Los analistas del Código Secreto tienen un enfoque muy liberal sobre esto. No es necesario para encontrar la frase completa en una cadena de ELS. Eso es imposible. Todo lo que hay que hacer es encontrar las palabras que aparecen en la matriz, juntas unas de otras. Pero puede hacer la matriz tan grande como quiera. Las palabras pueden combinarse aunque estén identificadas en diferentes direcciones o con diferentes saltos. Imagine una enorme sopa de letras con un montón de palabras remarcadas. Esa es la manera en la que las frases son formadas según la metodología del código de la Biblia. No hay reglas a seguir para que una frase se forme. Depende de la interpretación personal del que observa las palabras sueltas. Siempre hay muchas palabras cortas en una matriz que nos interese analizar, por lo que es fácil encontrar palabras de apoyo para construir la frase que deseemos.

Así es como funciona. Quizá le parezca un argumento demasiado débil. Efectivamente, lo es. Así que me puse a buscar por ahí y decidí comprar un software que realiza estas búsquedas. Seleccioné uno que se llama CodeFinder y que cuesta aproximadamente U$ 70.- Hay varios productos similares disponibles, pero este parecía bastante decente. CodeFinder viene con una serie de textos originales, incluyendo el Antiguo y Nuevo Testamento, y también la obra Tolstoj Guerra y Paz, aunque en verdad, cualquier texto funciona. Incluso un texto aleatorio. Generé un texto al azar y realicé búsquedas sobre él y funcionó. En primer lugar encontré mi nombre, que está esparcido por doquier en todos los textos (tal vez soy santo)

CodeFinder almacena la localización de las palabras para facilitar la construcción de frases. Si tiene la suficiente paciencia será capaz de encontrar la frase que quiera en cualquier texto. No me malinterprete. No es fácil ni rápido. Tuve que pasar un largo rato para poder construir una frase decente. Me costó encontrar por ejemplo “Voy a morir en viernes” y “Brian es un tipo genial” en la Biblia, en Tierra y Paz e incluso en mi texto aleatorio. Esto es suficiente para mí.

Pero por si esto era poco, el código de la Biblia guarda otro as en la manga: el idioma hebreo. CodeFinder también viene con una copia del Viejo Testamento en hebreo. ¿Recuerda la película de Indiana Jones en la que Indi estuvo a punto de pisar la baldosa equivocada debido a un error en el deletreo de "Jehová"? El hebreo tiene diferentes maneras de escribir la misma palabra. Cuando Drosnin escribió el Código de la Biblia, sacó el máximo partido a estas ambigüedades para obtener el máximo número de palabras disponibles para la construcción de frases. Ha sido ampliamente criticado por ello. Drosnin había usado con ventaja la flexibilidad de la lengua hebrea, mezclando libremente hebreo clásico (sin vocales, donde las letras Y y W son estrictamente consonantes) con hebreo moderno (donde Y y W suelen indicar las vocales I y U), así como las variaciones en el uso de K y T, encontrando el significado deseado. Si él se hubiera decantado por una forma de hebreo o de otra, muchas de las frases de Drosnin se considerarían mal escritas. Aun así, para encontrar el nombre de Yitzhak Rabin en hebreo, tuvo que usar un valor de salto ELS de 4.772. Esto cubre un bloque de texto en el que es posible encontrar casi cualquier otra palabra. Pero Drosnin afirma que el código no es el resultado del azar. En su primera secuela, El Código de la Biblia II, Drosnin afirma que la Biblia fue escrita por -agárrense a sus asientos- extraterrestres.

En realidad -dice Drosnin- fue escrita por los mismos extraterrestres que trajeron el ADN a la Tierra y con él la vida como la conocemos hoy en día. Drosnin cree que los extraterrestres dejaron la clave para descifrar el Código de la Biblia en un obelisco de acero enterrado cerca del Mar Muerto, e incluso afirma que ha ido él mismo en persona a buscarlo. La pregunta es: ¿para qué hace falta una clave enterrada en un receptáculo de acero cuando un sencillo programa de U$70.- que te puedes comprar en Internet puede servir del mismo modo?

Pero volvamos a la famosa predicción de Drosnin sobre el asesinato de Yitzhak Rabin. Suena impresionante, pero tenga en cuenta tres puntos. En primer lugar, fue sólo una de las innumerables predicciones que Drosnin hizo. El resto resultaron ser tonterías. Por ejemplo, la destrucción nuclear de la civilización entre los años 2000 y 2006, y la devastación de Los Ángeles por un meteorito en 2006. Esto es lo que suelen hacer los psíquicos famosos. Recordar sólo los éxitos y olvidar los fallos. En segundo lugar, en el momento en que hizo la predicción sobre Rabin, era casi una certeza de facto el que Rabin iba a ser asesinado. La derecha dura judía estaba enfurecida con Rabin y con los palestinos con los que Rabin estaba tratando de instaurar la paz. Los expertos decían que lo único que quedaba por dilucidar, era el grupo anti-paz que iba a llegar primero.

Psíquicos de todo el mundo predijeron su asesinato, aunque Drosnin fue el único que tuvo la suerte de aparecer en el show de Oprah Winfrey, incluso aunque en su predicción no daba detalles sobre el momento o lugar del atentado. Esta promoción es la única razón por la que el libro de Drosnin se hizo popular, a diferencia de los otros psíquicos. En tercer y último lugar, la predicción de Drosnin se basaba en que encontró el nombre “Yitzhak Rabin” y la palabra hebrea que significaba “asesinar”. Abreviada también significa “asesino”. Entre la enorme sopa de letras que componía la matriz sobre la que encontró el nombre de Rabin, Drosnin seleccionó las que formaban la frase “Un asesino asesinará a Yitzhak Rabin” para lo cual tomó dos veces la misma palabra “asesino”. La frase también podría haber sido “Rabin, el asesino, asesinará a Yitzhak” o cualquier otra posible combinación utilizando éste o cualquier otro nombre que pudiese aparecer en la matriz.

En resumen, es muy difícil para un pensador crítico que entiende la codificación ELS llegar a la conclusión de que Drosnin encontró una predicción definitiva de que Rabin sería asesinado. Ya sea deliberadamente o por negligencia grave, Drosnin mostró esta tontería como una predicción, que sigue siendo la evidencia más fuerte a favor del "Código de la Biblia".

Día del libro


"Si no supiéramos leer, tampoco sabríamos pensar."
Tomás Eloy Martínez (1934-2010), escritor y periodista argentino

El 23 de abril se celebra el Día Internacional del Libro. Ese día, pero en 1616 coincidieron las muertes de tres grandes escritores: el dramaturgo y novelista español Miguel de Cervantes Saavedra, el dramaturgo y poeta inglés William Shakespeare, y el cronista peruano “Inca” Garcilaso de la Vega.

¿Qué es un libro? ¿Un conjunto de hojas impresas unidas por un costado, encerradas entre tapas duras o blandas? ¿Una serie de caracteres electrónicos que forman palabras y luego líneas y luego páginas en cualquier tipo de visor o pantalla? ¿O un contenido relativamente autónomo que desarrolla de forma textual una idea o una historia más allá de su soporte?

Los tiempos que corren nos obligan a preguntas tan básicas como estas. Y a responder, o al menos así lo vemos nosotros, que un libro no es necesariamente un texto impreso ni tampoco un archivo digital. Un libro es un contenido especial: de cierta coherencia temática, cerrado en sí mismo como unidad material, respaldado por cierto cuidado en el diseño y la edición. Es todo esto, independientemente de su soporte.

El paso del libro tradicional al ebook no es el primer cambio en la historia de la producción de textos. Desde las planchas de barro de los sumerios y los babilonios, pasando por los rollos de papiro usados en la Antigüedad clásica, hasta el códice -el antecesor directo de nuestro libro en papel-, la delimitación de un contenido y su disposición en un soporte ha pasado por cambios de todo tipo.

Sin embargo hace casi dos milenios que el libro en formato “códice” nos es el dispositivo de lectura más familiar. Por eso se explica que vivamos la aparición de los libros electrónicos como una verdadera revolución. Y, también porque no se trata de que está cambiando sólo el soporte físico: con el texto digital se modifica además, tanto la forma en que se lee (por ejemplo, porque ya no hacemos una necesariamente lectura lineal, sino de libre búsqueda y multidireccional) como la forma en que se escribe (el fenómeno de los blogs, la micronarrativa, la creación conjunta de obras) Termina implicando un cambio de hábitos culturales y generando una nueva forma de procesar el conocimiento.

Y eso que no deberíamos considerarlo tan novedoso, tan ex nihilo: sin que el espíritu, la disposición, el deseo de algo así estuviera en el aire, el desarrollo tecnológico no habría ocurrido. Como prueba, existen la novela Rayuela, de Cortázar, de ¡1963! (un modelo de hipertextualidad, de posibilidad de hacer recorridos personales por un texto pensado como serie de fragmentos libres, no de capítulos secuenciales) y propuestas teóricas, como las de Roland Barthès, en S/Z (1970), en donde propone que "el objetivo de la obra literaria [...] consiste en hacer del lector no un consumidor, sino un productor del texto. El lector no queda atrapado por ninguna organización ni jerarquía". Esta expresión referida a la literatura resulta asombrosamente vigente para dar cuenta de lo que hoy se torna posible gracias a la aplicación de las nuevas tecnologías al campo cultural.

De todos modos, lo esperable es que el ebook no reemplace el impreso en papel (que tiene tantos méritos, tanta historia, tanta subjetividad emotiva), sino que uno y otro convivan. Que haya más formatos para que más lectores vean satisfechas sus necesidades de acceder a contenidos. Más formas de disfrutar de eso que valoramos tanto: los libros.

La censura en el cine


La censura: ¿un mal necesario o una nueva forma de autoritarismo? La interesante visión británica y sus antípodas.
por Darío Lavia

Uno de los capítulos más apasionantes de la historia del cine es el de la Censura. Su existencia es tan antigua como el cine mismo y su permanencia sigue hasta hoy en día, por más que muchos crean que es cosa del pasado. La explicación de su existencia y la defensa de su funcionamiento va más allá de una cuestión ética. El cine es un excelente elemento de propaganda, y la censura es una de las principales herramientas que regula el pensamiento de las masas. En diversos países y épocas históricas, la Censura jugó un papel importantísimo mucho más allá del de prohibir la exhibición de películas con temas tabú, sino el de adoctrinar a las masas. Las preocupaciónes de la Censura Durante el segundo cuarto del siglo XX, la Junta de Censores Cinematográficos (establecida en 1912 por petición de los mismos empresarios del cine por motivos comerciales y de prestigio), tuvo como premisas las que nos detalla Roger Manvell en su interesante libro "Film" (1944): "Las preocupaciones del equipo de censores al observar centenares de películas anuales, pueden resumirse en las siguientes prohibiciones generales: 1- Religiosas: La figura materializada de Cristo (recuérdese el conflicto provocado por GREEN PASTURES, Praderas Verdes, de 1936) El tratamiento irreverente de prácticas y ritos religiosos. El tratamiento irreverente de la Biblia y las alusiones bíblicas. 2- Políticas: Todo lo que pueda herir las susceptibilidades extranjeras. Todo lo que pueda fomentar la inquietud y el descontento sociales (La proyección general de películas rusas en Gran Bretaña tuvo lugar recién a partir del momento en que Rusia entró en Guerra). 3- Sociales: Desnudez (excepto en los negros), blasfemar, orgía indecente, desprecio por el Estado y la vestidura real, conducta lasciva (¡qué dificultades!), vestimentas lascivas, ebriedad indecorosa, parto y sus dolores, enfermedades venéreas, relaciones sexuales entre blancos y gente de color (no se incluye a mestizos), instigación al crimen, exhibición de hábitos por las drogas, escenas prolongadas de brutalidad, ahorcamientos y ejecuciones, crueldad con chicos y animales, escenas antagónicas entre el Capital y el Trabajo, seducción sin frenos, noches de bodas sin frenos, operaciones ilegales, prostitución, incesto, epilepsia realista."

Censura religiosa y política

Es evidente que a medida que han pasado los años, algunos temas tabú de la Censura han ido mermando. No sorprende que la mentalidad de un inglés de los años '40 supuestamente no pueda tolerar ver uniones sexuales raciales ni enfrentamientos entre Capital y Trabajo (¿cómo habrían tomado METROPOLIS de Fritz Lang?) La censura, por lo tanto, es termómetro de las intolerancias e hipocresías de la época en que le toca actuar.

La Censura por motivos religiosos, que ha sido más permisiva en los Estados Unidos (de hecho Cecil B. De Mille pudo mostrar a Jesucristo en su KING OF KINGS de 1927), también brinda un interesante ejemplo de sectores de la Iglesia que apenas han avanzado desde la época de la Inquisición. La película de Martin Scorsese, THE LAST TEMPTATION OF CHRIST (La Última Tentación de Cristo-1985), con el escándalo que desató al mostrar una visión de Jesucristo como hombre, ha provocado casi una campaña estilo Klu Klux Klan en pos de su prohibición, tal vez por mentes que no pueden distinguir la realidad de una ficción. La Censura también ha corrido en las direcciones que los líderes políticos de turno (o sus partidos) han señalado. En Estados Unidos hubo películas con temas sociales polémicos que fueron prohibidas, así como en la Alemania nazi primero y en la Unión Soviética luego, hubo férreas barreras contra el cine "capitalista". Por esta razón, MODERN TIMES (Tiempos Modernos-1936) de Chaplin, fue muy criticada por su "fuerte" mensaje socialista (!)... una de las obras maestras del cine... criticada por tener mensaje socialista (lo repetimos para que ud. comprenda lo incomprensible) Chaplin más tarde volvió a sufrir las críticas de las mentalidades débiles que tenían cargos jerárquicos con su THE GREAT DICTATOR (El Gran Dictador-1940) en la que se reía del totalitarismo europeo con estilo, pero en la que también emitía un fuerte mensaje humanitario.

En Argentina, en el marco de la II Guerra Mundial, la película se prohibió,dado que contravenía la Ley de Defensa del Orden Público cuyo artículo 5º prohibía toda película "en la que se presenten hechos que puedan afectar la neutralidad del país". Nos preguntamos si MRS. MINIVER (Rosa de Abolengo-1942) también sufrió la misma prohibición.

Los dos puntos de vista

Desde un punto de vista la censura es algo nocivo, ya que plantea la prohibición autoritaria sobre la visión de una película entera o bien de ciertas secuencias de la misma. Esta visión de la Censura tiende a considerarla como "la institucionalización del bloqueo de ideas", así como tendiente al aplanamiento cultural, patología que siega las inquietudes artísticas y limita los intelectos de las personas que se hacen incapaces de cualquier apreciación propia. En el último de los casos, la censura provoca que un país entero se deba bajar a la altura intelectual del censor de turno, que es el que decide que se ve y que no se ve. Pero desde el punto de vista contrario, "la censura salva de la deformación a mentes no preparadas para ver tal o cual escena o película". Pero claro, esta función de la censura sería real si prohibiera aquellos filmes de "mentalidad paupérrima", que anualmente se cuentan por centenares y que son los que hacen mover las boleterías de los cines. Volviendo a Manvell: "Es difícil lograr la solución que dicta el sentido común para el problema de la censura. Considerando los dos casos extremos de puntos de vista divergentes, es intolerable que la gente inteligente sea privada del derecho de ver películas sobre los aspectos sociológicos más importantes de la época, o que traten temas sobre el sexo o la religión con integridad crítica. Por otra parte las películas que se ocupan de dichas materias en forma tal que puede ser tolerada por las personas inteligentes y mundanas, pueden resultar dañosas si se exhiben ante un adolescente receptivo y sin facultades críticas o ante un niño muy sensible. Es intolerable que todas las películas exhibidas públicamente deban medirse con los patrones de los subprivilegiados culturales, porque si se aplicaren tales patrones a la gran literatura, muchas obras maestras mundiales deberían ser expurgadas o abandonadas. La quema de libros abarcaría gran parte de la literatura griega y latina, algunas partes de la Biblia, los "contes" de la Edad Media, algunos cuentos de Chaucer y algunas piezas de Shakespeare, el diálogo de Congreve y Wycherley, la rústica alegría de las novelas del siglo XVIII, la fuerza esencial de Balzac, Flaubert, Zola, Proust, Dostoievski, Tolstoi, Lawrence, Huxley, Joyce, Dos Passos, Steinbeck y muchos novelistas modernos de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Rusia y otros países. Gran parte de esta literatura que perturba al adolescente todavía no equilibrado es savia nutritiva para la cultura de la mente adulta, la cual puede aportar una perspectiva más amplia de comparaciones y patrones morales para tener presente en la lectura de estas contribuciones al propio descubrimiento del hombre. "Hasta aquí, en esta batalla de divergencias, los subprivilegiados culturales han recibido la protección del censor, protección solo a medias, porque mucho material autorizado resulta dañoso por otros criterios que los que debe cuidar el censor.

"Los privilegiados culturales han debido fundar asociaciones privadas para ver películas no autorizadas, ya sea tras las puertas cerradas de una administración estricta para asociados o mediante la proyección de películas en paso subestándard de 16 mm (...) Sin embargo, el paso subestándard no es el mejor medio para ver la forma más compleja de técnica cinematográfica, y la única solución adecuada hasta la fecha ha sido que la sociedad privada en las comunidades más populosas use las máquinas sonoras comunes en los cines cuando estos no están abiertos al público, o en edificios particulares equipados para la proyección cinematográfica sonora. "O se tiene censura, o no se la tiene. No puede haber términos medios. Y como parece que en el futuro inmediato no habrá cine sin censura, lo más sensato es aceptar su existencia como algo temporariamente inevitable y mitigar en lo posible sus efectos dañinos (...)."

Una discusión estéril

En el año 1982 la Revista Esquiú (semanario católico) publicó este increíble "informe especial" entre varias personalidades, todas las cuales hablan en "defensa de la moral y la familia". Era la época del llamado "destape" en el que, alentados por la promesa de la llegada de la democracia, el cine y las revistas comenzaban a mostrar más desnudos y escenas comprometidas. Señala Marco Denevi, escritor: "La gravedad del tema no está en la pornografía aislada, sino en el conjunto de la sociedad donde la pornografía se instala. La vida se ha ido desacralizando. Divorcios a granel, la legalización del aborto, la exaltación de la sexualidad: el resultado es la idea de que se nace por una mera correlación de órganos (...) Me gustaría que no hubiese censura para los espectadores adultos, pero también me gustaría que los realizadores no aprovecharan la falta de censura para volverse irresponsables. Opina Héctor Simeoni, periodista: "Es ingenuo pensar que la corrupción moral, que se da no solo en lo sexual sino también en lo económico, político y social, no tenga repercusión en esta guerra sin tiempos ni fronteras que Occidente libra contra el comunismo. La infiltración marxista en los medios masivos de comunicación tiene una doble táctica. Por un lado cumple con una tarea de demolición de la sociedad destruyendo la familia, corrompiendo a la juventud a través de la droga y el sexo; por el otro, siembra el derrotismo, acrecienta la angustia social, salpica sin discriminación la autoridad (...). Es hora de unirnos y actuar en defensa de nuestra familia para no ver prostituida a la Argentina. El destape nativo aparece como una necesidad comercial. A poco que se profundiza, se advierte que también lo están fomentando los enemigos de nuestro estilo de vida (para decirlo claramente, el marxismo) Hacen coro los 'idiotas útiles' de siempre. Aquellos que temen parecer sanos de alma, porque les van a decir 'puritanos'. Esto es subversión pura. Lo deben entender las Fuerzas Armadas que ya ganaron otra batalla, la empeñada contra los subversivos de la metralleta; acá se trata de elementos parecidos (o los mismos) que manejan armas tan terribles como las otras: las ideas deformantes."

Néstor Paulino Tato, crítico de cine y ex director del Ente de Calificación Cinematográfica de Argentina: "Uno de los sofismas habituales de quienes pretenden abolir la censura de películas consiste en alegar que nuestro público de cine es 'adulto' y está 'maduro', con capacidad para juzgar los valores de cualquier género de espectáculos, sin temor al influjo corruptor de su contenido. Un caso concreto para desvirtuar este falso alegado, está a la vista con el estreno de las películas 'El Hombre de Hierro' y 'Tarzán, el Hombre Mono'. La primera, como es público y notorio, nos llegó prestigiada por los éxitos de público y crítica logrados en el extranjero. Además de sus grandes méritos artísticos y técnicos, acentuaba el interés del tema, su semejanza con la lucha del pueblo polaco y su líder Lech Walesa, por su libertad y religión. En tanto que 'Tarzán' y sus aventuras en la selva, con la incitante 'Mujer 10', Bo Derek, motivaron una maliciosa y hábil campaña de publicidad erótica, acerca de las presuntas audacias del simio prendado de la bella vampiresa. La 'madurez' con que el público 'adulto' respondió al estreno de ambos filmes, se puso de manifiesto en las respectivas cifras de boletería: mientras el 'mono y su dama' captaron más de 10 mil espectadores en un solo día, por su parte 'El Hombre de Hierro' no llegó a acumular un millar: apenas 937 espectadores. El gorila 'seductor' venció ampliamente al adalid de la libertad.

Los comentarios huelgan. Nada se puede agregar a los anteriores pensamientos que hemos extractado, ya que hablan por sí mismos. Hemos de remarcar que el temido Ente argentino se disolvió y supuestamente la Censura también, pero he aquí que en plenos años '90, luego de anunciarse la emisión de la anteriormente nombrada La Última Tentación de Cristo por un canal de cable, la película se levantó sin motivos convincentes. Tiene razón Roger Manvell: la censura está aquí y ha llegado para quedarse.

Así que si vamos a rebajarnos a la altura intelectual de una persona, será mejor que esta persona posea las cualidades que aconsejan en la misma Junta de Censores británica: "una educación de primera clase; conocimiento de la vida y experiencia del mundo; sentido común; sentido del humor; penetración imaginativa en las reacciones del público agregando a esas cualidades que deben ser subrayadas por dos elementos: gusto por el cine y un saludable disgusto por la censura."

LAS PELÍCULAS PROHIBIDAS EN ARGENTINA

Generalmente se supone que las principales candidatas a la prohibición eran las películas sobre (o con) sexo. La investigadora Maria E. de las Carreras determinó que de los poco más de 700 films prohibidos por el Ente, sólo unos 120 fueron proscritos por su contenido sexual mientras que el doble cayeron por incluir escenas de "violencia y terror". El resto son las de contenido político "subversivo" (como se las llamaba en esa época - eso incluía las que ahora se llamarían "políticamente correctas"- o las que te tenían problemas con alguna institución específica (el ejército con MASH o la Iglesia con La vida de Brian)

Las películas que se prohibieron en esa poco clara categoría de "violencia y terror" iban desde cosas altamente ingenuas, como la fábula fantástica Espíritus Vengadores (Shadow of the Hawk, 1976) hasta clásicos de la violencia gratuita como Caníbal Holocausto (Cannibal Holocausto, 1979) En su momento tampoco se vieron en cines argentinos desde dudosos subproductos como El Anticristo (L'Anticristo, 1974) hasta grandes clásicos como Mad Max (Mad Max, 1979)
Es interesante lo que pasó con Mad Max, porque ilustra una metodología que se aplicó a muchas otras cintas. Si bien en un primer momento se la prohibió directamente, se le dio una nueva oportunidad para calificarla. Finalmente fue autorizada (como Prohibida para menores de 18) con severos cortes, que redujeron su duración en cuatro minutos. En definitiva la prohibición fue un "apriete" a los distribuidores para que presentasen a recalificación una copia sin las escenas que molestaban.

Rojo Profundo, de Dario Argento:
Lo mismo pasó con Rojo Profundo (Profondo Rosso, 1975) que fue prohibida para todo público, pero en su misma ficha -y con la firma de M.P. Tato- se señala "si la empresa acepta efectuar cortes en los actos 1º, 2º, 3º, 5º, 7º y 9º podría ser calificada como PM18". Obviamente las distribuidoras aceptaban este tipo de imposiciones, porque de lo contrario perdían el dinero invertido en los derechos de cada película.

Otras películas fueron cortadas directamente -como Alien, el octavo pasajero (Alien, 1978), Los cazadores del Arca perdida (Raiders of the Lost Ark, 1981) o La reencarnación de los zombies (Zombie 2, 1979)- sin que mediase el trámite previo de la prohibición. Rastrear qué escenas llegaron a ser prohibidas de esas y de otras películas, quedará para una compleja investigación posterior, dificultada por la casi nula información oficial y porque en los últimos años de la censura era muy común que las distribuidoras cortaran las películas voluntariamente antes de presentarlas frente al Ente, como para "aceitar" un poco el trámite.
Lo cierto es que si bien el Ente de Calificación funcionó desde 1969, las prohibiciones al cine de género -salvo alguna perdida excepción- no comenzaron hasta que asumió Tato frente al organismo. Este tipo -que reconocía sus simpatías con el fascismo y su ligazón a medios ultracatólicos- tenía sus manifiestas aversiones, al punto que prohibió varias películas de artes marciales porque aseguraba que sólo servían de excusa para mostrar "manoseos homosexuales" (sic) También demostró su odio hacía las películas de vampiros -que alguna vez calificó como "subversivos"- prohibiendo títulos como Pruebe la sangre de Drácula (Taste the Blood of Dracula, 1970), Los ritos satánicos de Drácula (The Satanic Rites of Dracula, 1973), Los siete vampiros de oro (The Legend of the Seven Golden Vampires, 1973), Circo de vampiros (Vampire Circus, 1972) o Drácula el último romántico (Dracula, 1973) Esta última la prohibió cuando ya había sido estrenada -con calificación de una gestión anterior- y luego la volvió a autorizar "previa eliminación del texto final que quisiera reivindicar la historia transcurrida en Transilvania" (textual de la ficha de calificación) Por eso la película finalmente se vio ¡Pero sin final!

La misma suerte corrió, entre otras, Carrera contra el diablo (Race With the Devil, 1975) a la que le tiraron abajo la última escena donde los villanos terminaban bien parados. En definitiva, no aceptaba los films donde "ganaran los malos" o, al menos, estos no recibieran "su justo castigo".
Pero mas allá de los rayes de Tato, hay que tener en cuenta que el tipo se jubiló en 1978 y las prohibiciones al cine de género continuaron -con matices, es cierto- hasta 1983. Por lo tanto no era sólo un problema personal, sino una política de estado.

Incluso el realizador Bernardo Arias -a quien Tato le prohibió dos de sus films: Allpakallpa (1973) y El Inquisidor (1974)- pinta al mítico censor como alguien menos apasionado, como un tipo que sólo aceptó controlar el Ente "para conseguir un puestito y la plata". Según el realizador, Tato "era muy atorrante en ese sentido, más bien era un sinvergüenza que mala persona", y que en definitiva, la mayoría de las prohibiciones las realizaba no por convicción, sino para complacer a sus superiores. Arias conocía bien al censor -lo define como "un amigo"- ya que Tato lo usaba como intermediario para enviarle cartas a su hijo residente en la Cuba socialista. Como Arias tenía un constante ida y vuelta entre Argentina y Perú, podía despachar las cartas desde Lima sin que cayeran en los servicios de inteligencia y de esa manera echar por tierra el prestigio del titular del Ente de Calificación.

POR QUÉ SE PROHIBIAN

Es claro que el objetivo del gobierno era controlar la exhibición cinematográfica que en aquellos tiempos era política y económicamente mucho más importante que ahora. Por ejemplo en 1973 se cortaron 63.049.926 entradas, mientras que actualmente apenas se vende la mitad. Y sumado al crecimiento de la población, se pasó de un promedio anual de 2,7 a 0,8 entradas por habitante.

La disminución en la cantidad de los estrenos (el promedio pasó entre 1973 y 1975, de 360 a 250 películas anuales) es también un logro de la censura, que en 1975 salió a justificar su accionar alegando que la prohibición de films extranjeros implica un importante ahorro para el país. "Cuando sean 200 las películas prohibidas se podrá estimar el ahorro de divisas para la Nación en cifras que alcancen el orden de 1.500.000 dólares".

Mas allá del verso presuntamente nacionalista, está claro que los censores tenían también un fuerte control sobre la producción local, sin demasiadas prohibiciones pero con mucha censura previa (control y modificación de guiones, limitaciones de créditos y subsidios, etc.) La producción nacional se centró en producciones con "mensaje argentino, claro y cristiano" (textual, de Patolandia Nuclear) o en las apologías castrenses de Palito Ortega. El resultado fue el que se esperaba: una pantalla sin sexo, sin política, sin violencia y sin terror. Un cine dirigido y controlado, un arma cultural al servicio de la política represiva estatal.

Los poseídos de Satán - El Mariscal del Infierno, con Paul Naschy . Indudablemente las justificaciones para prohibir una película son absurdas por naturaleza, por eso los censores no se preocuparon por explicar claramente qué pasaba con cada cinta. Apenas quedan breves testimonios en notas de prensa o en las "fichas de calificación", que dan cuenta de los ridículos razonamientos. Los poseídos de Satán (El Mariscal del Infierno, 1974) fue prohibida "por contener escenas de violencia que atentan contra la moral y las buenas costumbres"; El Anticristo (L´Anticristo, 1974) y Un pacto con el diablo (Chi Sei?, 1974) por "agraviar a la religión y a la iglesia"; Los ojos azules de la muñeca rota (1973) por ofrecer "escenas de excesiva violencia y sadismo, que repugnan las buenas costumbres"; El descuartizador de Nueva York (Lo Squartatore di New York, 1982) por ser un film "mórbido y sádico"; Escondite Mortal (Snapshot, 1980) por promover "la justificación del aborto, la prostitución y las perversiones sexuales". Los ejemplos siguen, pero las excusas son similares...
La verdadera razón de las prohibiciones quizás haya que buscarlas en el concepto del escritor Román Gubern en relación al cine de terror: "tras contemplar las funciones desplegadas por el monstruo en un universo de espanto, la realidad externa recobra o refuerza su habilidad y su coeficiente de seguridad por el espectador\. En otras palabras, luego de conmovernos y de asustarnos al ver un film de terror, la realidad -la vida de todos los días- se nos muestra como confiable y tranquilizadora. Por lo tanto al vedar la exhibición de cine de terror, se está negando la posibilidad de que la realidad recobre -a través de él- su eventual aspecto tranquilizador y seguro. En un período donde el gobierno intentaba imponer el terror en la sociedad, no debía existir nada que asustase más que el propio Estado. Ni siquiera un monstruo de celuloide. Es una hipótesis retorcida, pero indudablemente bastante menos que las cabezas de los que idearon y concretaron la represión en la década del ´70.

Carrera Mortal año 2000, producida por Roger Corman: Tato prohibió (Death Race 2000, Paul Bartel, 1975), un clásico del futurismo deportivo que retrataba una sociedad fanatizada con unas carreras automovilísticas en las cuales ganan los corredores que logran atropellar más peatones. Fue autorizada un tiempo después e incluso se llegó a ver por TV (y, vale aclarar, sin que se detectara crecimiento en el número de accidentes de tránsito) Tuvo una suerte de remake como videogame a mediados de los años ´90 con el título de Carmaggedon, donde se reemplazaron los peatones por zombies para pasar los controles de las comisiones de calificación estadounidenses. En un triste e interesante caso de censura postdictadura, el juego fue prohibido por ley -la nº 16, titulada sucintamente "Prohibición del juego CARMAGGEDON"- en marzo de 1998 por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Aparentemente los diputados porteños cedieron a las presiones de algunos medios de comunicación y asociaciones de víctimas de accidentes de tránsito, que aseguraban que el juego aumentaría el numero de atropellados en la vía pública.
El artículo 4º de esta ley recuerda las viejas quemas de libros: "el Juez competente dispondrá el decomiso de los elementos cuya producción, comercialización, distribución, venta y uso se prohibe en el artículo primero, para proceder a su inmediata destrucción". Por supuesto nadie salió a hacer campaña en defensa del juego, dando por aceptada la potestad de estos diputados de velar por nuestra "salud mental" y permitiendo que hicieran aquello por lo cual se criticaba al viejo censor Tato veinte años antes.

No es fácil hacer una investigación sobre las películas prohibidas, teniendo en cuenta la falta de información oficial sobre el tema y la ausencia de investigaciones profundas y serias. La principal fuente -una lista de films prohibidos realizada por el interventor J.M. Couselo al disolver el Ente- es valiosa, aunque bastante desprolija e incompleta. También se completó el recorrido con consultas a publicaciones de la época y con las escuetas fichas de calificación de las películas, donde a veces se acotaban informaciones sobre las características de cada cinta. En pocas palabras, aún no existe un listado completo y definitivo de films prohibidos en Argentina.

Acá presentamos una lista parcial de films de género (terror, artes marciales, etc.) censurados, ordenados por el título con el que se presentaron a calificación (que en algunos casos difiere con el que se conoció en ediciones en video o proyecciones en TV)

- El Anticristo/ El falso Anticristo (L´Anticristo, Alberto de Martino, 1974) Prohibida en 1975, finalmente autorizada en 1986.
- El bebé infernal (I Don´t Want To Be Born/ The Devil Within Her, Peter Sasdy, 1975). El film cayó en manos de la censura en 1976 pero no recibió ninguna calificación, lo que en la práctica equivale a una prohibición.
- El Boxeador Invencible (Ma Yong Zhen, Hsuehli Pao, 1972). Originalmente autorizada, su certificado fue cancelado en 1974.
- Caníbal Holocausto (Cannibal Holocausto, Ruggero Deodato, 1979). Fue prohibida en 1981. En 1984 fue autorizada con la nueva legislación y recibió la calificación de "Exhibición Condicionada", es decir que fue autorizada sólo para ser vista en el recientemente creado circuito de cines porno.
- Carrera Mortal 2000 (Death Race 2000, Paul Bartel, 1975). Prohibida en 1976.
- Carrie, extraño presentimiento (Carrie, Brian de Palma, 1976). Prohibida en 1977, posteriormente autorizada (PM 18) con cortes.
- La casa del exorcismo (The House of Exorcism/ La casa dell´esorcismo, Mickey Lion, 1973). Prohibido en 1978.
- Centinela de los malditos (The sentinel, Michael Winner, 1977). Prohibido en 1977.
- Circo de Vampiros (Vampire Circus, Robert Young, 1972) Originalmente autorizada -con cortes- como Prohibida para Menores de 18 años y estrenada en marzo de 1973. El certificado de exhibición fue cancelado por Tato en 1974.
- Cuerpos Invadidos (Videodrome, David Cronenberg, 1983). Prohibida en 1983 a pesar de ser presentada por la distribuidora con 5 minutos menos de lo que duraba originalmente. Posteriormente fue autorizada.
- El descuartizador de Nueva York (The New York Ripper / Lo Squartatore di New York, Lucio Fulci, 1982). Prohibida en 1982. Posteriormente autorizada (PM 18) con cuatro minutos menos.
- Drácula, el último romántico (Dracula, Dan Curtis, 1973). Prohibida para todo público en 1974, posteriormente autorizada (PM 18) sin el texto final.
- Embrujada (Armando Bo, 1969) Esta película -presentada a calificación en 1971 con 85 minutos- tuvo varios inconvenientes con la censura, que retrasaron su estreno varios años. Finalmente recibió su certificado (PM 18). Sin embargo el 12 de octubre de 1976 Tato canceló el certificado, "aconsejando calificarla como exhibición prohibida" . No se sabe que pasó en los días siguientes, pero el 22 de octubre se decidió ratificar la calificación anterior, estrenándose el 18 de noviembre con 70 minutos. La ficha depositada en el Ente señala cortes en los actos 2º, 4º, 5º, 7º, 8º, 9º y en la cola promocional.
- Escondite Mortal (Snapshot / The Day After Halloween, Simon Wincer, 1979). Prohibida en 1980.
- Espíritus vengadores (Shadow of the Hawk, George McCowan, 1976). Prohibido en 1977, autorizado en 1984 (Solo Apta Mayores de 13 años)
- Esquizofrenia (Schizo, Pete Walker, 1977). Prohibida en 1978.
- Exorcista II: El hereje (Exorcist II: The Heretic, John Boorman, 1977). Fue prohibida en 1977 y autorizada (SAM 18) en 1984 con muchas escenas cortadas. Las autoridades debieron salir a aclarar que los 17 minutos que faltaban fueron producto de una "modificación de la empresa distribuidora".
- Fanatismo diabólico (The Fiend/ Beware My Brethren, Robert Hartford-Davies, 1971). Autorizada en 1974 prohibida poco tiempo después por Tato.
- Festín Macabro (Tender Flesh/ Welcome to Arrow Beach, Laurence Harvey, 1974). Prohibida por Tato en 1978.
- Frankenstein/ Orgía para Frankenstein (Flesh for Frankenstein, Paul Morrisey, 1974). Prohibida para todo público en 1980. En 1982 fue autorizada (PM 18) con cortes.
- Frankenstein 80 (Frankenstein 80, Mario Mancini, 1972). Prohibida en 1974.
- Furia (The Fury, Brian de Palma, 1978) Prohibida en 1978 , pocos meses después fue autorizada (PM 18) con cortes
- La generación de Proteo (Demon Seed, Donald Cammel, 1977). Prohibida en 1977.
- Granja Macabra (Motel Hell, Kevin Connor, 1980). Prohibida en 1981.
- El inquisidor /El Fuego del Pecado (Bernardo Arias, 1974) Fue prohibida por Miguel Paulino Tato en 1975. Está documentada la existencia de un pedido de recurso de amparo, presentando por los productores locales, similar al planteado por la película Piedra Libre (la cual lo obtuvo y por eso pudo ser estrenada) Pero ciertamente Arias no es Torre Nilsson. El amparo fue denegado por el juez federal Juan Octavio Gauna a comienzos de 1977. Cuando Bernardo Arias le preguntó a su amigo Tato porqué había prohibido su película, éste sólo respondió "¡Por mala!". Recién se estrenó en 1986.
- Juego mortal (Death Game, Peter S. Traynor, 1977). Prohibida en 1978.
- Los Karatistas Sangrientos (Chi Ha, Cheng Cheng Ho, 1973) Originalmente autorizada, se canceló su certificado en 1974.
- Mad Max (Mad Max, George Miller, 1979). Prohibida en 1980, dos años después autorizada (PM 18) con 3 minutos menos.
- La Maldición (Crash!, Charles Band, 1978). Prohibida en 1977.
- Maníaco (Maniac, William Lustig, 1980). Prohibida en 1980, aunque posteriormente fue autorizada (PM 18) con 6 minutos menos que la duración original.
- Manitou (The Manitou, William Girdler, 1978). Prohibida en 1978.
- La marca de la pantera (Cat People, Paul Schrader, 1982). Prohibida en 1982.
- Me llaman el destructor (Call Him Mr. Shatter, Michael Carreras, 1975) Originalmente prohibida, luego autorizada con varios cortes (1976).
- Mensajero de Satanás (Evilspeak, Eric Weston, 1982) Prohibida en 1982.
- El miedo tiene mil ojos (Fear has 1000 Eyes/ Skräcken har 1000 Ögon, Torgny Wickman, 1970) Prohibido en 1973. Para confirmar la regla, único film fantástico prohibido en las administraciones pre-Tato.
- El monstruo de Londres (I Monster, Stephen Weeks, 1971). Prohibida para todo público en 1975. Posteriormente autorizada (PM 18) con cortes.
- El monstruo está vivo (It´s Alive, Larry Cohen, 1974). Prohibida en 1975.
- Muerte de la noche (Deathdream / Death of Night, Bob Clark, 1972). Prohibida Tato en 1977, posteriormente autorizada (PM 18) con cuantiosos cortes.
- Muñeca Mortal (Hei Lu, Huan Feng, 1972). Originalmente autorizada, se canceló su certificado en 1974. La Naranaja Mecánica, ultraviolento clásico de Stanley Kubrick
- La naranja mecánica (A clockwork orange, Stanley Kubrick, 1971) Originalmente fue calificada como PM 18 con cortes, pero como existía una cláusula de Kubrick que no permitía ningún corte, esa decisión se convirtió en una virtual prohibición. A fines de 1973 fue autorizada por Octavio Getino (PM 18) sin cortes, llegando a estrenarse. Al cambiar las autoridades del Ente, se vuelve a solicitar la copia de la película para realizar cortes, concretando un nuevo veto. Finalmente el asunto quedo saldado por Tato, quién canceló definitivamente el certificado de exhibición.
- La noche de los mil gatos (René Cardona Jr., 1972) Originalmente autorizada (PM 18) en 1973. Posteriormente se canceló el certificado.
- Los ojos azules de la muñeca rota (Carlos Aured, 1973). Prohibida en 1974.
- Orgía de horror y locura (The Rocky Horror Picture Show, Jim Sharman, 1975). Prohibida en 1979.
- La otra vida de Audrey Rose (Audrey Rose, Robert Wise, 1977) Prohibida en 1978. Posteriormente autorizada con cortes (PM 18).
- La pandilla abominable (The Hill Have Eyes, Wes Craven, 1977). Prohibida en 1978.
- Pánico a medianoche / Ultraje al amanecer (Last House on the Left, Wes Craven, 1972) Prohibida por en 1974. Varios años después autorizada PM18 con cortes.
- El perfume de la dama de negro (Il profumo della signora in nero, Francesco Barrili y M D´Avac, 1973). Prohibida en 1975.
- Phobia (Phobia, John Houston, 1980). Prohibida en 1981.
- Piraña (Piranha, Joe Dante, 1978). Fue prohibida para todo público en 1979, pero posteriormente autorizada (PM 18) con cortes.
- Los poseídos de Satán (El Mariscal del infierno, León Klimovsky, 1974). Prohibida en 1975.
- Prueba la sangre de Drácula (Taste the Blood of Dracula, Peter Sasdy, 1970). Originalmente autorizada (PM 18), el certificado de exhibición fue cancelado en 1975.
- ¿Quién puede matar a un niño? (Narciso Ibañez Serrador, 1975) Exhibición prohibida en 1977. Recién autorizada (PM 18) en 1982, con varios cortes (incluyendo la escena final).
- La rebelión de los perros (Dogs/ Slaughter, Burt Brinckerhoff, 1976). Prohibida en 1977.
- La residencia macabra (Black Christmas, Bob Clark, 1975). Prohibida para todo publico en 1977. Posteriormente autorizada (P.M. 18) con cortes.
- Los ritos satánicos de Drácula (The Satanic Rites of Dracula/Count Dracula and His Vampire Bride, Alan Gibson, 1973) Originalmente autorizado en 1973, fue prohibido en 1975.
- Rojo Profundo (Profondo Rosso, Dario Argento, 1975) Posteriormente autorizada (PM 18) con muchísimos cortes.
- Ruby (Ruby, Curtis Harrington, 1977). Prohibida en 1978, posteriormente autorizada (PM 18) con cortes.
- Las siamesas diabólicas (Sisters, Brian de Palma, 1973). Prohibida en 1975, estrenada en 1979 con un recorte de 3 minutos.
- Los siete vampiros de oro (The Legend of the Seven Golden Vampires, Roy Ward Baker, 1973). Prohibida en marzo de 1975.
- Sin temor al demonio (Fear no Evil, Frank Laloggia, 1981). Prohibida en 1982.
- Suspiria (Suspiria, Dario Argento, 1977) Prohibida en 1977, autorizada recién en 1983 (PM 18).
- Terror a medianoche (Nightmares, John Lamond, 1980). Prohibida para todo público en 1982. Posteriormente autorizada (PM 18) con once minutos menos que la versión original.
-Tinieblas (Tenebrae, Dario Argento, 1982). Prohibida en abril de 1983, en los estertores finales del gobierno militar. A pedido de la distribuidora se sometió a reconsideración en el mes de julio -apenas a tres meses de las elecciones presidenciales- sin cambiar el veredicto.
- Tintorera (René Cardona Jr., 1977). Prohibida en 1978, posteriormente autorizada (PM 16) con cinco minutos menos.
- Trágico fin de semana (Death Weekend/The House by the Lake, William Fruet, 1976). Prohibida en 1978, posteriormente fue autorizada con cortes.
- El trío infernal (Le Trio Infernal, Francis Girod, 1974). Prohibida para todo público en 1975. Autorizada (PM 18) en 1982 con cortes -siete minutos menos- pero quedó tan confusa que tuvieron que agregarle una leyenda final para explicar lo que había quedado.
- La Tumba de la Momia (Blood from the Mummy´s tomb, Seth Holt/ Michael Carreras, 1972) . Autorizado en 1972, su certificado de exhibición fue cancelado en 1975.
- Un pacto con el diablo (Chi Sei?/ Beyond the Door, O. Hellman y R. Barret, 1974). Prohibida en 1975.
- Un viaje al más allá (Journey Into the Beyond, Rolf Olsen, 1977). Documental "mondo" prohibido en 1977.
- Viento de Muerte (Meng Hu Xia Shan, Ng See Yuen, 1973). Prohibida en 1974.
- Violación en el último tren de la noche/Violencia en el último tren de la noche (L´ ultimo treno della notte, Aldo Lado, 1975). Prohibida para todo público en 1982. Posteriormente autorizada (PM 18) con nuevo título (cambiando violación por violencia) y con cortes que le restaron tres minutos.
- Zombie, el amanecer de los muertos (Down of the Dead, George Romero, 1979).Prohibida en 1980.

Bibliografía
Film (Roger Manvell)
Heraldo del Cine, nº 2.608 (15-1-82)