
No debe haber peor cosa que tener la desgracia de coincidir en la muerte con alguien a quien todo el mundo se apresura a rendir póstumos honores. El maestro Protasi, de larga y prolífica carrera, pasa casi desapercibido en las páginas de obituarios "copadas" por la simpatía que despertaba el escritor Mario Benedetti. Pero también Protasi merece -y cómo- un homenaje oficial a su labor. A falta de éste, me atrevo a hacerlo con la osadía acostumbrada que poseemos los opinólogos:
El 16 de mayo falleció el maestro Juan Gervasio Protasi, músico y director de orquesta que ha sabido dirigir coros, filarmónicas y musicalización de óperas con solvencia y dignidad. Para quienes hemos conocido una época en que la música de cámara era importante y la ida a los teatros para escucharla no era un lujo ni una especie de vidriera para ser vistos, el recuerdo de Protasi permanecerá.
Seguramente será recibido por un grupo de ángeles -era católico, según creo- que le pedirá que reorganice con su proverbial competencia la venida a menos orquesta del cielo. Maestro, le aplaudo de pie: bravo!
Seguramente será recibido por un grupo de ángeles -era católico, según creo- que le pedirá que reorganice con su proverbial competencia la venida a menos orquesta del cielo. Maestro, le aplaudo de pie: bravo!
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