Mañana tendrá lugar la apertura de un nuevo espacio escénico. Se trata del Telón Rojo, que desde las 12 horas quedará formalmente inaugurado. Está ubicado en Soriano 1274, y será explotado como espacio no convencional.
Luego del brindis inaugural de este mediodía, la sala empezará a recibir al público con dos espectáculos muy diferentes. Por un lado ofrecerá un clásico: La señorita Julia, de August Strindberg, dirigida por Álvaro Pozzolo. Por otro, una obra para niños (y para temperamentos lúdicos), consistente en espectáculo de clowns, titulado Qué loca la vecina, dirigida por Ovidio Fernández.
La flamante sala cuenta con butacas y equipamiento móvil para poder adaptarse a las necesidades de cada propuesta artística. Si bien la sala comparte el mismo edificio donde actualmente funciona la Escuela del Actor (institución que funcionó en el Anglo del Ombú, y tiene 17 años de trayectoria), la idea es que sean áreas muy diferentes.
"Es una casa maravillosa, de los años `40. El espacio cuenta con un salón grande, todo en madera estilo art deco, con una escalera de madera impresionante. Según dice Nelson Mancebo, es difícil encontrar una igual en todo Montevideo. Es un espacio no convencional: por ejemplo, el espectáculo de clowns utiliza solo el espacio grande, pero La señorita Julia, usa el salón grande, y la sala donde está la escalera, que es como el hall", comenta a El País Ricardo Beiro, director de la Escuela del Actor.
Afirma el intérprete que fueron los propios alumnos los que se empezaron a entusiasmar con la idea que forjar un espacio escénico, y que serán ellos quienes tienen a cargo la programación.
Unas 50 sillas, una consola de luces instalada por Eduardo Guerrero, y el espacio quedó para dar sus primeros pasos. "Piensan estrenarlo este fin de semana. El espectáculo de clown va los sábados y domingos a las 16 horas y La señorita Julia los sábados a las 21 horas y los domingos a las 19 horas. Están corriendo atrás de la IMM por las habilitaciones, pero aparentemente ya está todo pronto", asegura Beiro.
El edificio tiene tres plantas y suma 460 metros cuadrados de construcción. En la planta alta hay salones más pequeños, donde se dan las clases, y el resto permite utilizar el espacio con libertad. "De repente, al director que venga se le ocurre hacer locuras por toda la casa, y lo puede hacer. Es una sala que permite actuar libremente, y la idea de programación es funcionar nada más que sábados y domingos como público, porque la escuela funciona de lunes a viernes".
La planificación de la sala la harán los propios alumnos, y para eso han formado una comisión. "Ellos la controlan y la cuidan, más allá que yo, como director de la escuela, les ayude. La idea es que ellos mismos gestionen la sala y que empiecen a aprender para formar gente nueva, para cuando venga el Espacio Lorca".
Es que el Espacio Teatral Telón Rojo se inscribe jurídicamente en la Asociación Civil El Camarín, que lleva adelante el Espacio Cultural García Lorca, el edificio en construcción en Avenida Brasil casi Benito Blanco. "Telón Rojo va a tener su propia comisión: el vínculo es que la Asociación Civil tiene por ahora su sede en la escuela: la idea es que los dos espacios trabajen conjuntamente".
Pero el proyecto abarca sumar más compañías y salas teatrales. De hecho, según adelanta Beiro, mañana mismo se va a anunciar que Espacio Teatro, la sala que dirige Franklin Rodríguez en Mercedes 865, trabajará mancomunadamente con el nuevo teatro. "La idea es armar un circuito que ofrezca beneficios a los espectadores, para seguir uniendo la cosa... o sea que va a trabajar todo el mundo" - asegura el director de la Escuela del Actor.
La Escuela del Actor tiene en este momento 112 alumnos, y el proyecto de un espacio escénico propio surgió buscando cubrir la necesidad de los artistas jóvenes, de contar con un espacio donde puedieran concretar sus espectáculos. Otra vertiente es contar con un lugar de investigación, para tener además la posibilidad de perfeccionarse y desarrollarse profesionalmente en el medio.
Las inquietudes de los nuevos públicos, los nuevos lenguajes escénicos, nuevos medios y materiales, buscan no tener la relación clásica con el espectador, sino aumentar la proximidad entre el actor y el público. "Cuando empezó la idea de abrir la salita, yo les dije a los alumnos que yo no la podía gestionar porque doy clases todo el día. Y ellos se responsabilizaron, ellos mismos son los técnicos, ellos van a hacer las funciones, se van a turnar para trabajar la parte de la maquinaria, la iluminación y el mantenimiento de la sala. Así es el acuerdo, y creo que ellos ganan artísticamente, y también económicamente", dice Beiro.
Luego del brindis inaugural de este mediodía, la sala empezará a recibir al público con dos espectáculos muy diferentes. Por un lado ofrecerá un clásico: La señorita Julia, de August Strindberg, dirigida por Álvaro Pozzolo. Por otro, una obra para niños (y para temperamentos lúdicos), consistente en espectáculo de clowns, titulado Qué loca la vecina, dirigida por Ovidio Fernández.
La flamante sala cuenta con butacas y equipamiento móvil para poder adaptarse a las necesidades de cada propuesta artística. Si bien la sala comparte el mismo edificio donde actualmente funciona la Escuela del Actor (institución que funcionó en el Anglo del Ombú, y tiene 17 años de trayectoria), la idea es que sean áreas muy diferentes.
"Es una casa maravillosa, de los años `40. El espacio cuenta con un salón grande, todo en madera estilo art deco, con una escalera de madera impresionante. Según dice Nelson Mancebo, es difícil encontrar una igual en todo Montevideo. Es un espacio no convencional: por ejemplo, el espectáculo de clowns utiliza solo el espacio grande, pero La señorita Julia, usa el salón grande, y la sala donde está la escalera, que es como el hall", comenta a El País Ricardo Beiro, director de la Escuela del Actor.
Afirma el intérprete que fueron los propios alumnos los que se empezaron a entusiasmar con la idea que forjar un espacio escénico, y que serán ellos quienes tienen a cargo la programación.
Unas 50 sillas, una consola de luces instalada por Eduardo Guerrero, y el espacio quedó para dar sus primeros pasos. "Piensan estrenarlo este fin de semana. El espectáculo de clown va los sábados y domingos a las 16 horas y La señorita Julia los sábados a las 21 horas y los domingos a las 19 horas. Están corriendo atrás de la IMM por las habilitaciones, pero aparentemente ya está todo pronto", asegura Beiro.
El edificio tiene tres plantas y suma 460 metros cuadrados de construcción. En la planta alta hay salones más pequeños, donde se dan las clases, y el resto permite utilizar el espacio con libertad. "De repente, al director que venga se le ocurre hacer locuras por toda la casa, y lo puede hacer. Es una sala que permite actuar libremente, y la idea de programación es funcionar nada más que sábados y domingos como público, porque la escuela funciona de lunes a viernes".
La planificación de la sala la harán los propios alumnos, y para eso han formado una comisión. "Ellos la controlan y la cuidan, más allá que yo, como director de la escuela, les ayude. La idea es que ellos mismos gestionen la sala y que empiecen a aprender para formar gente nueva, para cuando venga el Espacio Lorca".
Es que el Espacio Teatral Telón Rojo se inscribe jurídicamente en la Asociación Civil El Camarín, que lleva adelante el Espacio Cultural García Lorca, el edificio en construcción en Avenida Brasil casi Benito Blanco. "Telón Rojo va a tener su propia comisión: el vínculo es que la Asociación Civil tiene por ahora su sede en la escuela: la idea es que los dos espacios trabajen conjuntamente".
Pero el proyecto abarca sumar más compañías y salas teatrales. De hecho, según adelanta Beiro, mañana mismo se va a anunciar que Espacio Teatro, la sala que dirige Franklin Rodríguez en Mercedes 865, trabajará mancomunadamente con el nuevo teatro. "La idea es armar un circuito que ofrezca beneficios a los espectadores, para seguir uniendo la cosa... o sea que va a trabajar todo el mundo" - asegura el director de la Escuela del Actor.
La Escuela del Actor tiene en este momento 112 alumnos, y el proyecto de un espacio escénico propio surgió buscando cubrir la necesidad de los artistas jóvenes, de contar con un espacio donde puedieran concretar sus espectáculos. Otra vertiente es contar con un lugar de investigación, para tener además la posibilidad de perfeccionarse y desarrollarse profesionalmente en el medio.
Las inquietudes de los nuevos públicos, los nuevos lenguajes escénicos, nuevos medios y materiales, buscan no tener la relación clásica con el espectador, sino aumentar la proximidad entre el actor y el público. "Cuando empezó la idea de abrir la salita, yo les dije a los alumnos que yo no la podía gestionar porque doy clases todo el día. Y ellos se responsabilizaron, ellos mismos son los técnicos, ellos van a hacer las funciones, se van a turnar para trabajar la parte de la maquinaria, la iluminación y el mantenimiento de la sala. Así es el acuerdo, y creo que ellos ganan artísticamente, y también económicamente", dice Beiro.
1 comentario:
QUE ALEGRIA CUANDO SE ABRE UNA SALA!!!!!!!!!!!!!!
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