Blackie


Nació con el nombre de Paloma Efrom en el seno de una familia judía en Colonia Novibuco, cerca del pueblo Basavilbaso (en la provincia de Entre Ríos), una de las numerosas colonias de inmigrantes judíos en esa provincia argentina.

Cuando Paloma tenía cinco años, la familia se trasladó a Buenos Aires y al finalizar la escuela primaria creyó que su vocación era la química. Siendo estudiante aventajada de esta ciencia, por necesidades familiares entró a trabajar como bibliotecaria en el Instituto Cultural Argentino-Estadounidense. Allí se apasionó por el blues y el jazz y poseedora de una buena voz decidió empezar a cantar, lo que le permitió no sólo actuar con continuidad en la radio, sino también entrar en los círculos intelectuales y ganar nuevos espacios. Por cuidar a su madre gravemente enferma tuvo que dejar de estudiar a nivel formal, aunque aprendió a dominar el inglés, el francés, el italiano, el portuguésy el alemán, y perfeccionó el hebreo y el yiddish, dos lenguas que manejaba su familia coloquialmente.

Cantante aficionada, en 1934 (es decir, a los 21 años de edad) se presentó al concurso de Radio Stentor y ganó cantando Stormy weather. El empresario Jaime Yankelevich le ofreció un contrato para cantar tangos, pero ella continuó con el jazz. Su padre, que era maestro de escuela, la impulsó a ir a Estados Unidos para estudiar jazz y profundizar en la cultura afroamericana que la apasionaba, diciéndole: «Usted es una mentirosa, porque canta el folclore de un pueblo que no conoce: ¡vaya y aprenda en serio!».

Allí vivió siete años. Estudió Antropología en la Universidad de Columbia, y trabó relación con figuras como Marian Anderson, Louis Armstrong, Duke Ellington, Count Basie y Ella Fitzgerald.

Puede decirse con total justicia que fue una de las pioneras en la introducción racional de la cultura afroamericana en Argentina.

Regresó a Buenos Aires ya con el seudónimo Blackie (‘negrita’) y trabajó en el Teatro Maipo con el capocómico Pepe Arias. Allí conocería a quien sería su marido durante diez años, el escritor Carlos Olivari. En 1952 cantó en el Tropicana y comenzó a interesarse por la radio y por la innovadora televisión. Inició su legendaria carrera en la radio con programas como “La historia del jazz”, “Prensa visual”, “El show de las estrellas”, “Volver a vivir”, “Derecho a réplica”, “La mujer”, “Tarde, bien tarde”, “Diálogos con Blackie”, “La mujer y la tarde”  y otros.

En televisión fue la decana de las periodistas en vivo, con “Cita con las estrellas”, que la llevó a dirigir el Canal 7 con Cecilio Madanes. Se dedicó a la producción integral de programas tan dispares como “Odol Pregunta” y “Titanes en el ring”, el legendario espectáculo de la troupe encabezada por Martín Karadagián. Su instinto y generosidad la llevaron a impulsar varias carreras, entre ellas las de Tato Bores (showman y humorista político), María Herminia Avellaneda (directora de cine y tv), Bernardo Neustadt (periodista), Los Huanca-Huá (grupo folclórico), Marikena Monti (cantante), Susana Rinaldi (actriz de conservatorio y luego notoria cantante de tangos), Carlos D'Agostino y Roberto Galán (conductores de televisión)

Su programa más famoso fue “Volver a vivir” (la versión argentina del programa de la televisión estadounidense This is your life)

Fue internada de improviso a causa de una úlcera estomacal, pero después de la operación sufrió un infarto irrecuperable. Murió el 3 de setiembre de 1977, a los 64 años de edad en Buenos Aires.

Desde junio de 1997 una plazoleta en Buenos Aires lleva su nombre. En la inauguración, Bernardo Koremblit expresó: “(Blackie) Tenía un talento y una inteligencia inusuales,  así como un carácter estricto, fruto de su enorme sabiduría”.

2 comentarios:

gallega dijo...

LE DECIAN SEÑORA TELEVISION,QUE MUJER INSTRUIDA!!!Y COMO FUMABA!UNA GRANDE SIN DUDAS!!!

Milton Acosta, Òséfúnmi ti Bàáyin dijo...

Tuve una amiga que fue secretaria suya un tiempo, y sostenía que era realmente una mujer notable en muchos sentidos: culta, sensible, humana e intransigente por lo perfeccionista. Creo que merece mucho más que una plazoleta perdida con todo lo que ha dado de sí. Otra gran mujer que merece ser recordada y homenajeada es la que fuera cuñada de Héctor Coire, Silvia Guerrico. Mi difunta amiga también trabajó con ella y siempre narraba anécdotas muy jugosas de los comienzos de la televisión, cuando se hacía hincapié en lo cultural. Un abrazo, querida amiga.