Sé lo que hiciste, y puedo destruirte cuando quiera


John Edgar Hoover (1 de enero de 1895 – 2 de mayo de 1972) fue el fundador de la Oficina Federal de Investigación (FBI) en su presente forma y su director desde su creación el 10 de mayo de 1924, hasta su muerte en 1972. Hoover sobrevivió a la gestión de siete presidentes que no pudieron destituirlo por el costo político que les implicaba.

Nació en Washington, D.C. en 1895; y muy pocos detalles de su vida se conocen. Su certificado de nacimiento no fue completado hasta 1938. Es decir: se sabe poco y lo que se sabe es por un perfil de 1937 hecho por el periodista Jack Alexander a pedido del propio Hoover. Fue educado en la George Washington University, graduándose en 1917 en Derecho. Durante este tiempo, trabajó en la Biblioteca del Congreso, siendo miembro de la Kappa Alpha Order (Alpha Nu 1914) Como estudiante de leyes, Hoover se interesó en la carrera de Anthony Comstock, el Inspector Postal de Estados Unidos afincado en New York City, quien lideró prolongadas campañas contra el fraude y el vicio (también contra la pornografía y el control de la natalidad) Se piensa que estudió los métodos de Comstock, tomándolo como ejemplo por su eficacia en la persecución del delito y de no temer tomar atajos en la lucha contra el crimen.
Hoover ingresó en 1917 al Departamento de Justicia; al año siguiente encabezó el Department's General Intelligence Division (GID) y luego cuando el GID se transformó en la BOI (Bureau of Investigation) fue nombrado asistente del director. Para esa fecha la BOI estaba muy desacreditada, y se le percibía claramente como un organismo corrupto por la cantidad de sobornos que percibía.
Hoover fue nombrado a los 29 años, en mayo de 1924, como primer Director del FBI por el Presidente Calvin Coolidge, con el propósito de reformar la organización, considerada como un abierto foco de corrupción. Primeramente descartó a todos los agentes que tuvieran algún grado de culpabilidad, y eliminó de paso a probables competidores; una vez asentado en el cargo hizo un brusco giro en la forma del trabajo de inteligencia, para lo cual se rodeó de agentes leales a él y muy profesionalizados. A Hoover se debe la institucionalización y normalización de los procedimientos del FBI. Muchos de sus agentes eran además expertos contables, asesores legales y científicos. Proveyó también el estudio forense y tanatológico de la escena del crimen.
Hoover solía colocar a agentes que se enemistaban con él, como Melvin Purvis, en puestos de localidades rurales sin necesidad de FBI. Su red de informantes le permitió obtener datos sobre la vida íntima de muchas personalidades de la época, incluida la del propio presidente de los EE.UU. Dichos datos hablaban de infidelidades, orientación sexual, orientación partidista y en especial le interesaban aquellos que tuvieran "tendencia pro-comunista". Compiló mucha información clasificada como "Oficial y Confidencial" muy delicada, capaz de destruir política, familiar y económicamente a cualquier persona, inclusive a las más encumbradas.
Hoover se demostró como un feroz censor de costumbres, homófobo, anticomunista y antisemita, sobreviviendo a la gestión de siete presidentes algunos de los cuales, muy a su pesar, no pudieron destituirlo. En el Congreso muchos senadores y congresistas vivían con temor a los expedientes que Hoover tenía sobre ellos, o que ellos temían que los tuviera...
Archivos desclasificados demuestran de forma concluyente que agentes del FBI informaban a Hoover con regularidad y detalle de la actividad sexual de los políticos, tanto la heterosexual como la homosexual. Durante la Guerra Fría (en la década del cincuenta), el FBI investigó con minucia la vida de políticos, artistas y deportistas. Había información sobre Pablo Picasso, John Lennon, Marilyn Monroe, Elvis Presley y hasta sobre Lucille Ball. Cuando asumió Dwight Eisenhower, Hoover tuvo en sus manos el famoso Caso Rosenberg, donde un matrimonio de judíos alemanes fueron acusados de espías y de entregar información a los rusos para el desarrollo de la bomba atómica.
Algunas fuentes afirman que el antisemitismo de Hoover le llevó a ni siquiera corroborar los antecedentes. Ratificó que las pruebas apuntaban a que los Rosenberg eran culpables de alta traición, a pesar de que los presuntos culpables clamaban inocencia, y por tanto Eisenhower rechazó la petición de indulto y fueron ejecutados en la silla eléctrica. Años más tarde se descubrió que uno de los hermanos de la mujer ajusticiada era el verdadero culpable.
A Hoover se le atribuye haber creado una estructura de protección a la Ley; pero frecuentemente se le acusó de abusar de su poder y autoridad, extorsionando a figuras públicas notables haciéndolas ceder a sus deseos. Por alguna razón, no faltan quienes le criticasen esa polémica conducta, afirmando que él jugaba a ser "dios" por encima de cualquier presidente.
Demostró su doble moral cuando se inmiscuyó indebidamente en los asuntos amorosos de ciertas célebres personalidades para incriminarlos, al tiempo que trató de mantener en estricto secreto su orientación homosexual. Fue igualmente acusado de racismo. Se condujo sin embargo con notable discreción y supo mantenerse en el cargo a pesar de su impopularidad; entre otros, los presidentes John Kennedy, Lyndon Johnson y Richard Nixon intentaron retirarle del cargo aunque fracasaron por el costo político que implicaba. En 1954, Hoover apoyó la acusación del científico Edward Teller y otros personajes políticos contra el físico nuclear Robert Oppenheimer, sindicándolo como espía del comunismo, esto debido a que Oppenheimer tuvo amoríos con una activista del partido comunista llamada Tean Tatlock. La acusación trajo la revocación de su tarjeta de seguridad y mucha desdicha al padre de la bomba atómica, quien tuvo un arduo trabajo y fue objeto de una pesada investigación para limpiar su imagen hasta lograrlo pocos años antes de su muerte por cáncer.

Investigadores de Hoover y de los hechos oscuros acaecidos durante su prolongada gestión, como el caso del magnicidio de John Fitzgerald Kennedy, suponen que haya una participación velada del jerarca, o al menos la prueba demostrada de ello. El 22 de noviembre de 1963, el secretario de Justicia Robert F. Kennedy estaba descansando en su casa en las afueras de Washington con su familia y se sorprendió al saber que era nada menos que Hoover quien le llamaba por teléfono. Lo hacía para darle la noticia del asesinato de su hermano, el presidente Kennedy. Luego Bobby, ya mortificado y molesto, le comentó a un amigo suyo -que lo consolaba por la muerte de su hermano- que Hoover parecía estar feliz cuando le informaba la funesta noticia, según el tono que le escuchó por teléfono.

En otra ocasión, una empleada del aseo y limpieza protestó cuando oyó a Hoover hablar mal de Martin Luther King Jr. puesto que ella era también una afroamericana al igual que el líder del Movimiento pacifista. El mismo Hoover fue reprendido por el mismo presidente Johnson por su racismo inaceptable. Ahí no termina su controvertida conducta, ya que en 1968, poco después del asesinato de Robert F. Kennedy (6 de junio de 1968), Hoover, que parecía estar satisfecho del asesinato, ordenó a sus empleados quemar de inmediato todas las evidencias -cintas grabadas y papeles enviados por los agentes que seguían al asesinado senador de Nueva York- para que quedase impune de ese crimen. De casualidad estaba cerca la empleada afroamericana que limpiaba sas instalaciones del FBI, y como pudo enterarse de todo lo que sucedía por allí se fue llorando por la muerte de Bobby, repudiando la maldad de Hoover.

Investigadores -apoyados en testimonios de testigos- han reseñado que tuvo una principalísima actuación en el asesinato de Marilyn Monroe, disfrazándolo de "suicidio". Su organización lideró la llamada Caza de brujas, levantando una verdadera persecución contra los comunistas en todos los ámbitos sociales, en ocasiones acusando de procomunismo a individuos que no lo eran. Siempre estuvieron las pruebas, reales o fabricadas, en las manos de Hoover. Se sospecha que de algún modo él tuvo alguna oscura manipulación y/o participación en las acusaciones que, generalmente, eran dirigidas a personas que no le simpatizaban o que en algún momento le hubieran hecho el desaire de ignorarle o reirse de su poder.

Durante los primeros diez años de trabajo, sin embargo, fue eficaz en la lucha contra el crimen organizado, los gángsters y la mafia italo-americana, durante la llamada Ley Seca. También tuvo a su cargo la investigación y persecución de espías y saboteadores -tanto nazis como japoneses- durante el mandato de Harry S. Truman.

El Programa COINTELPRO de Hoover permitió a los agentes del FBI irrumpir en organizaciones como Panteras Negras, el Movimiento de Martin Luther King Jr., la Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano, o el Ku Klux Klan, usando métodos como la infiltración, la amenaza legal y hasta la violencia desatada en tortura física y moral. Hoy se sospecha casi con la certeza de los datos disponibles que Hoover tuvo incidencia en el asesinato del líder negro Martin L. King.
El FBI investigó hasta la minucia la vida de políticos, artistas y deportistas. Archivos desclasificados hoy demuestran de forma concluyente que los agentes del FBI informaban a Hoover con regularidad y detalle aquello que a él más le interesaba, la actividad sexual de los políticos, es decir el arma perfecta para tenerles en sus manos.

En 1979, el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos (HSCA), que había vuelto a abrir la investigación sobre el asesinato del Presidente Kennedy, informó que Hoover "no investigó adecuadamente la posibilidad de una conspiración para asesinar al Presidente." La HSCA informó además que Hoover "fue deficiente en su intercambio de información con otros organismos y departamentos." Como resultado, diversas teorías de conspiración abundan con respecto a la "negligencia" de Hoover en el desempeño de su debida diligencia con respecto al asesinato de Kennedy. La sede del FBI en Washington, DC, lleva el nombre de Hoover. Pero debido a la naturaleza polémica del legado de Hoover, en 2001 el Senador Harry Reid patrocinó una enmienda respecto al nombre de Hoover en la construcción, alegando que "El nombre de J. Edgar Hoover en la construcción es una mancha en el edificio,". La enmienda no fue aprobada por el Senado, donde existe la convicción que muchos expedientes grabados y filmados, aun no han sido encontrados ni destruídos.
Tras la muerte de Hoover, el Presidente Richard Nixon limitó el tiempo de mandato de los directores del FBI a sólo 10 años.

Vida personal

Hoover siempre fue soltero y sin compromiso, y por lo menos desde la década de 1940, han circulado rumores de que era homosexual, pero no hay pruebas contundentes de estas reclamaciones, nadie le ha sorprendido in fraganti y ha vivido para contarlo. Se considera que su larga convivencia con Clyde Tolson, director asociado del FBI, se debía a que este era su pareja. Otros autores han desestimado los rumores sobre la sexualidad de Hoover y su relación con Tolson, mientras que otros han descrito esta relación como más que probable e/o incluso "confirmado", y otros han informado de otros supuestos amantes masculinos del jerarca sin mencionar nombres.

Hoover murió durante el mandato de Nixon, el 2 de mayo de 1972, después de haber conducido durante 48 años ininterrumpidos el FBI. Se le brindaron, como no podía ser de otro modo, funerales de estado. Se respetó y cumplió su voluntad de ser enterrado su cadáver junto al de su inseparable -en vida y ahora después de ella- amigo y colaborador Clyde Tolson. Hubo champagne en muchas oficinas, aparecieron de repente las anécdotas jugosas del extinto personaje, y más de uno durmió un sueño apacible y aliviado esperando que los dossiers encabezados por su nombre jamás fueran hallados...

1 comentario:

gallega dijo...

EXCELENTEEEEEEEEEEEEEEEE,ERA UN MAL HOMBRE QUE ENCUBRIO MUCHOS CRIMENES!