Yo sé bien que vas a ese lugar de blanco fru-fru y música de arpa que sostiene tu religión, porque siempre has sido solidaria y honesta. Y si no, por mi religión, puedes tener un lugar de paz infinita donde siempre hace buen tiempo y se ve la luz del sol. No te preocupes, mi madre, es sólo un viaje, y tendrás compaña para que te guíe y te arrope por si tienes frío. Ahora hay una lluvia menudita por acá, pero tú, que siempre has sido amiga de la lluvia, no te detendrá en tu ida esa minucia. ¿Recuerdas que decías que era buena la llovizna, porque hacía crecer los hongos? Y salíamos a por ellos, y llenábamos frascos y más frascos para tener todo el invierno...
Mi madre, que tú marchas y yo que te entretengo con estas minucias. Llevas contigo todo mi amor. Tal vez no haya sido yo el hijo que deseabas, pero te aseguro que has sido tú la mejor madre para mí. Recuerdo con qué orgullo te esponjabas cuando en casa de doña Herminia alguien te decía, viéndome pasar las horas absorto en los libracos del mueble alto, "pero qué tranquilito es este niño". Me has hecho así, y así he sido. Y mal no me fue, ya ves.
Puedes emprender tranquila tu viaje, mi madre. Cada vez que te he dicho que te amaba fue verdad, aunque quizá no tantas veces como debiera. Pero es que la vida a veces nos hace crecer con pudores, y mucho más con una madre como tú. No, no. No te reprocho nada, sólo digo que nunca estilamos hablar mucho más de lo necesario.
Ve en paz. Aquí tu hijo, tu nuera, tus nietos y bisnietos mantendrán tu recuerdo y tu nostalgia. Los dominios de la Muerte no son tan lejanos, créeme. Tú verás, me pides lo que sea y yo lo alcanzo. Tengo experiencia en esto y por eso no te digo adiós, sino hasta luego; porque nosotros hablamos, cantamos y danzamos con los habitantes de ese otro lado. Por eso nunca nos asiste el miedo. Profundo respeto, si. Nunca miedo.
Da un abrazo a papá y a todos. Cuando sea mi vez allí estaré, y te daré en detalle las novedades de ese tiempo, como a ti te gusta.
Te amo, miña nai. No me olvides tú con tanta gaita como hay en el cielo. Perdón, arpa. ¡Ea, que da lo mismo, si todo es música! Pues yo -aunque no te gusten- quiero tambores. Nada hay mejor para evitar la artrosis, doy fe.
Bicos e mais bicos,
teu fillo.