Los hombres pueden ganar hasta 28% más que las mujeres en Uruguay, según un informe divulgado en 2007 por la Organización Internacional del Trabajo. Esta brecha de ingreso por trabajo también se ve en el resto de los países latinoamericanos como Argentina (39%), México (37%), Brasil (34%) y Chile (33%)
Lo más sorprendente de este informe es que la brecha no se explica completamente por diferencias en los atributos productivos de los trabajadores, e incluso a mayor escolaridad se aprecia una mayor brecha salarial.
Según una investigación sobre Perspectivas de Género realizada por las Naciones Unidas y el Instituto Nacional de Estadística (INE), el ingreso promedio por hora de trabajo para la mujer oriental en 2006 era de $ 53 mientras que el del hombre ascendía a $ 60 pesos. Esta diferencia salarial es menor en ambos extremos etarios: entre los jóvenes la brecha es de 8,7 puntos porcentuales y entre los más veteranos de 11,2.
Cada vez es más difícil para los economistas encontrar explicaciones a este fenómeno. La especialista en género y empleo Alma Espino contó a Observa su visión al respecto: "La tendencia es que disminuyan las diferencias salariales entre hombres y mujeres pero que aumente la parte no explicada de esa diferencia, es decir, que aumente la discriminación". Espino indicó que una parte de esa brecha no se puede justificar ni por educación ni por experiencia, porque no tiene fundamento en factores económicos. "Cada vez la brecha es más chiquita, es cierto. En promedio las mujeres ganan cada vez más cerquita de los hombres, pero la parte que no se explica por ningún factor se agranda", enfatizó.
Además, la economista dijo que la aceleración con que la mujer latinoamericana ha aumentado su nivel educativo permite deducir que "si no hubiera discriminación, las mujeres tendrían que ganar más que los hombres". Por otra parte afirmó que el sector público es considerado un empleador "menos discriminador" que el privado, porque las formas de ingreso y de ascenso están más vinculadas a concursos con ciertas evaluaciones por competencia.
Machos y hembras
El psicólogo Enrique Mañana, jefe de equipo en Recursos Humanos de la consultora KMPG, hizo a Observa algunas precisiones respecto de las preferencias de las empresas a la hora de seleccionar quién ocupará un cargo de responsabilidad.Mañana opinó que a su entender no existe una generalizada "discriminación", pero que en las empresas sí se relacionan ciertas características de personalidad a cada uno de los géneros: "A un hombre se lo asocia a la ligera a un liderazgo más fuerte o a un don de mando para un entorno donde haya que manejar mucha tensión o presiones, aunque ese tipo de rasgos de personalidad no tienen que ver con el género". Además, precisó que donde más se notan estos preconceptos es en las empresas más pequeñas.Por otra parte el psicólogo aseguró que aún existe la "fantasía" de que la mujer va a comprometerse menos con el trabajo porque tiene que dedicarle tiempo a sus hijos o a las tareas domésticas y eso le va a traer menores resultados a la empresa. "Para nosotros no es así, no creemos que sea así, pero sí existe la fantasía en algunas personas. Eso todavía se nota", dijo.
Empleada y doméstica
En tanto, la doctora en Sociología Karina Battyány afirmó a Observa que "una de las barreras que impiden a la mujer ingresar, permanecer y progresar en su puesto de trabajo es la corresponsabilidad". Esto significa que los hombres tienden a estar más ausentes en el ámbito doméstico, donde la responsabilidad en general recae sobre las mujeres.Pese a que las alternativas del proyecto de desarrollo femenino se han diversificado con los años, "la participación de la mujer en todo lo que es la esfera reproductiva, doméstica y privada es más de las dos terceras partes de lo que es la participación del varón", afirmó la socióloga. Según sus estudios, mientras que la mujer dedica 40 horas semanales puertas adentro del hogar, el hombre destina sólo 15. Asumir un cargo de alta jerarquía con todos los compromisos que involucra fuera de horario confronta con el rol que asume socialmente.En todo esto juegan un papel fundamental los hijos. Según la investigación llevada a cabo por Naciones Unidas y el INE, a medida que aumenta el número de menores en el hogar la tasa de actividad femenina desciende. También queda fuertemente evidenciada la relación entre esta tasa y la concurrencia a instituciones educativas o de cuidado de los hijos, en cuyo caso se incrementa en más de 20 puntos porcentuales.
Oferta y demanda
Entre tanto hay otros factores de segregación que se vislumbran en la propia oferta laboral: las mujeres se concentran en carreras que tienden a ser peor pagas. Según explica Espino, en el ámbito de la medicina los hombres suelen ser mayoría en la especialidad cirugía cardíaca (una de las mejor pagas) y en pediatría lo son las mujeres. La economista advierte que la elección de las mujeres tiene que ver con la socialización que se da en el hogar, en la escuela, en los medios de comunicación, en la religión y también por la realidad que se espera enfrentar en el mercado laboral. En este sentido, Espino sentenció que el razonamiento femenino suele ser: "Si sé que hay oficios o profesiones donde la vida se me va a convertir muy difícil para llegar a algo, de entrada no los elijo".
(Observa)
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