Oficios tradicionales: el colchonero


Quiero aquí recordar -y homenajear, de paso- a don Juan Naya, un gallego pequeñito y risueño de ojos azul bolita que todos los veranos cuando yo era niño deshacía los colchones de mi casa, cardaba la lana, les hacía una nueva funda de cotín y los rellenaba con infinita paciencia para después coserlos y matelasearlos cuidadosamente. Claro, esto era hace cuarenta y tantos años, cuando no conocíamos otro tipo de colchón... Don Juan, donde quiera esté -en qué Òrun, digo- le envío mi abrazo.

El colchón del que hablamos es el que estaba formado por un saco o tela que solía ser a rayas a colores, rojo o azul con rayas blancas o bien flores grandes y difuminadas.En su interior estaba el relleno que podía ser de paja los más pobres, miraguano, algodón y principalmente de lana. Una vez este relleno dentro del saco, para que no se apilase todo el relleno a un lado, se hacían unas ataduras con cintas que atraviesan el colchón con la ayuda de unas agujas que se usan tambien para coser bolsas de arpillera y a través de unos ojetes metálicos se hacían unas ataduras. Esto servía para sujetar el relleno. El colchonero aparte de hacerlos, tenía de vez en cuando que rehacerlos; eso consistía en sacar el relleno normalmente al patio de la casa y proceder a lavar la lana. Una vez seca, esponjarla; y eso se hacia con unas varas que solían ser de fresno. Hecho todo esto se volvía a poner el relleno dentro de la funda, se hacían las ataduras con las cintas y ya estaba a punto para usarlos otro año.


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