España y Estados Unidos se encuentran en un litigio por un tesoro de US$ 500 millones rescatado de un naufragio. El barco partió de Montevideo en 1804 con una escuadra al mando de José de Bustamante y Guerra, quien gobernó la ciudad. El 9 de agosto de 1804 la bahía de Montevideo era un bosque de mástiles. Allí se encontraba pronta para salir hacia Europa la fragata española Nuestra Señora de las Mercedes.
Esta nave de guerra con 282 hombres a bordo, había llegado desde el Callao en Perú, y estibó en el Río de la Plata -en el más absoluto de los secretos- uno de los tesoros más formidables de la historia de los viajes transoceánicos. A su partida, se integró a la flota compuesta por el Medea (buque insignia), el Santa Clara y el Fama. La escuadra era comandada por quien acababa de abandonar el cargo de gobernador político-militar de la ciudad de Montevideo, José de Bustamante y Guerra, prohombre del colonialismo español en América Latina.
La ciudad de Montevideo descollaba en los albores del siglo XIX como un valioso enclave militar y desde hacía tiempo rivalizaba con Buenos Aires por las bondades de su puerto natural, que lo habían llevado a ser el preferido de la Corona en el Plata. La estadística no deja lugar a dudas: de 1803 a 1806 ingresaron 123 naves al puerto de Buenos Aires, mientras que al de Montevideo lo hicieron 620. Los habitantes de la ciudad, amurallada y circunscripta en un espacio de tierra aún más acotado de lo que hoy conocemos como Ciudad Vieja (pues con los años se le fue ganando terreno al mar), vieron partir las gallardas naves españolas con horizonte en Cádiz, sin saber del multimillonario tesoro que transportaban y sin sospechar en lo más mínimo el futuro de esa escuadra que dos meses después cambiaría el mapa político mundial. La pérdida de La Mercedes definiría nada menos que el inicio de una guerra entre España e Inglaterra.
BATALLA ARMADA
José de Bustamante y Guerra fue uno de los gobernadores más prolíficos que tuvo la ciudad de Montevideo. El ex gobernador llegó además a la ciudad con altos honores en su legajo. Había comandado en el pasado la fragata Atrevida, una de las dos (junto a la Descubierta) que participaron de la célebre expedición de Alejandro Malaspina, realizada con fines "científicos y políticos" entre 1789 y 1794 por todas las posesiones españolas de América.
Tras casi dos meses de viaje por el Atlántico, la escuadra comandada por Bustamante y Guerra se topó con cuatro barcos ingleses al mando del comandante Graham Moore: el Indefatigable (insignia), el Lively, el Amphion y el Medusa. Era el 5 de octubre de 1804. El escenario: la costa de Algarve, frente a Portugal, en la zona del Cabo de Santa María. Un nombre familiar por estos lares, pues durante muchos años se conoció a Punta del Este como "Cabo de Santa María".
Eran tiempos de paz entre España e Inglaterra, por lo que Bustamante y Guerra se tomó, en principio, el asunto con calma. Si embargo Moore ordenó atacar, decisión que llevó a que España le declarara la guerra a Inglaterra dos meses después en la antesala de lo que sería, en 1805, la batalla de Trafalgar, la última gran contienda de la era de los barcos de madera. Un impacto de metralla en la santabárbara (pañol de pólvora) de La Mercedes hizo que explotara por los aires y se fuera a pique con 249 personas y su enorme cargamento de oro y plata. En total, la escuadra española compuesta por 1.089 marinos, tuvo 269 bajas. Los ingleses perdieron sólo dos hombres de los 1.100 que viajaban en los cuatro barcos.
BATALLA LEGAL
A mediados de 2007 la empresa estadounidense Odyssey anunció el hallazgo de 500.000 monedas de oro y plata en la costa de Portugal. En principio no quiso aventurar el nombre del barco al que pertenecía tan imponente tesoro, el más importante en la historia de los rescates submarinos. Bautizó el pecio (restos del naufragio) como Cisne Negro y continuó trabajando mientras los españoles se preguntaban a qué barco correspondía el tesoro y qué porcentaje podrían sacar de este hallazgo. Odyssey, que asegura tener luz verde del gobierno británico para el rescate de HMS Sussex, otro barco hundido con un fabuloso tesoro frente a las costas de Gibraltar en 1694, es una empresa que se dedica profesionalmente al rescate de naufragios históricos.
La compañía norteamericana siempre evitó vincular el hallazgo de las 500.000 monedas (unas 17 toneladas, esencialmente de plata de la zona peruana de Potosí) con el naufragio de La Mercedes. Sin embargo, en una reciente entrevista con El País de Madrid, sus responsables admitieron la posibilidad de un correlato entre el hallazgo y la famosa batalla del Cabo de Santa María. España, que ya ha tenido varios encontronazos con los exploradores de Odyssey (incluso llegando a requisarle sus embarcaciones) no demoró en hacer un reclamo, tomando en cuenta una sentencia legal que le habilitaría a pedir para sí sus embarcaciones de guerra hundidas en los mares del mundo. Odyssey sin embargo afirma que La Mercedes era un barco particular cargado con la fortuna de mercaderes y militares.
Mientras España y Estados Unidos interponen artilugios jurídicos en esta demanda multimillonaria (que podría crecer conforme se siga buceando en la zona del naufragio), Perú asiste impávido a una discusión mundial sobre el reparto de un tesoro que fue extirpado de sus entrañas.
CIFRAS
500 millones de dólares en monedas de plata fueron rescatados frente a la costa de Portugal por la empresa norteamericana Odyssey. 204 años pasaron desde el naufragio de La Mercedes. El episodio desencadenó una prolongada guerra entre España e Inglaterra.
La empresa de rescates submarinos Odyssey se negó durante mucho tiempo a revelar la nacionalidad del barco y las coordenadas exactas donde lo localizó, con el argumento de que hacer pública esa información pondría en peligro la preservación del lugar donde se extrajo el tesoro. No obstante, el hecho de que se tratara de La Mercedes, seguro provocaría un reclamo del gobierno Español. Mientras extrajo el tesoro, Odyssey llamó al naufragio Black Swan (Cisne Negro)
Sin embargo, el dictamen de un juez de EE.UU. sobre la información presentada por Odyssey indica que la empresa actuó de forma "carente de sinceridad", según dijo a EFE el abogado que representa a España, James Goold. Por otra parte, el "Sunday Times" denunció que Odyssey habría inflado la valoración del tesoro para subir la cotización de sus acciones en Bolsa. También el "New York Times" se refirió a la polémica aunque en este caso señalando que como las monedas fueron acuñadas en Perú, el gobierno incaico debería reclamarlas. Como ejemplo de que es posible que Perú haga respetar sus derechos, el diario neoyorquino recuerda que países como Grecia, Italia y Egipto lograron el regreso de algunos de sus bienes culturales expoliados por otras naciones.
Esta nave de guerra con 282 hombres a bordo, había llegado desde el Callao en Perú, y estibó en el Río de la Plata -en el más absoluto de los secretos- uno de los tesoros más formidables de la historia de los viajes transoceánicos. A su partida, se integró a la flota compuesta por el Medea (buque insignia), el Santa Clara y el Fama. La escuadra era comandada por quien acababa de abandonar el cargo de gobernador político-militar de la ciudad de Montevideo, José de Bustamante y Guerra, prohombre del colonialismo español en América Latina.
La ciudad de Montevideo descollaba en los albores del siglo XIX como un valioso enclave militar y desde hacía tiempo rivalizaba con Buenos Aires por las bondades de su puerto natural, que lo habían llevado a ser el preferido de la Corona en el Plata. La estadística no deja lugar a dudas: de 1803 a 1806 ingresaron 123 naves al puerto de Buenos Aires, mientras que al de Montevideo lo hicieron 620. Los habitantes de la ciudad, amurallada y circunscripta en un espacio de tierra aún más acotado de lo que hoy conocemos como Ciudad Vieja (pues con los años se le fue ganando terreno al mar), vieron partir las gallardas naves españolas con horizonte en Cádiz, sin saber del multimillonario tesoro que transportaban y sin sospechar en lo más mínimo el futuro de esa escuadra que dos meses después cambiaría el mapa político mundial. La pérdida de La Mercedes definiría nada menos que el inicio de una guerra entre España e Inglaterra.
BATALLA ARMADA
José de Bustamante y Guerra fue uno de los gobernadores más prolíficos que tuvo la ciudad de Montevideo. El ex gobernador llegó además a la ciudad con altos honores en su legajo. Había comandado en el pasado la fragata Atrevida, una de las dos (junto a la Descubierta) que participaron de la célebre expedición de Alejandro Malaspina, realizada con fines "científicos y políticos" entre 1789 y 1794 por todas las posesiones españolas de América.
Tras casi dos meses de viaje por el Atlántico, la escuadra comandada por Bustamante y Guerra se topó con cuatro barcos ingleses al mando del comandante Graham Moore: el Indefatigable (insignia), el Lively, el Amphion y el Medusa. Era el 5 de octubre de 1804. El escenario: la costa de Algarve, frente a Portugal, en la zona del Cabo de Santa María. Un nombre familiar por estos lares, pues durante muchos años se conoció a Punta del Este como "Cabo de Santa María".
Eran tiempos de paz entre España e Inglaterra, por lo que Bustamante y Guerra se tomó, en principio, el asunto con calma. Si embargo Moore ordenó atacar, decisión que llevó a que España le declarara la guerra a Inglaterra dos meses después en la antesala de lo que sería, en 1805, la batalla de Trafalgar, la última gran contienda de la era de los barcos de madera. Un impacto de metralla en la santabárbara (pañol de pólvora) de La Mercedes hizo que explotara por los aires y se fuera a pique con 249 personas y su enorme cargamento de oro y plata. En total, la escuadra española compuesta por 1.089 marinos, tuvo 269 bajas. Los ingleses perdieron sólo dos hombres de los 1.100 que viajaban en los cuatro barcos.
BATALLA LEGAL
A mediados de 2007 la empresa estadounidense Odyssey anunció el hallazgo de 500.000 monedas de oro y plata en la costa de Portugal. En principio no quiso aventurar el nombre del barco al que pertenecía tan imponente tesoro, el más importante en la historia de los rescates submarinos. Bautizó el pecio (restos del naufragio) como Cisne Negro y continuó trabajando mientras los españoles se preguntaban a qué barco correspondía el tesoro y qué porcentaje podrían sacar de este hallazgo. Odyssey, que asegura tener luz verde del gobierno británico para el rescate de HMS Sussex, otro barco hundido con un fabuloso tesoro frente a las costas de Gibraltar en 1694, es una empresa que se dedica profesionalmente al rescate de naufragios históricos.
La compañía norteamericana siempre evitó vincular el hallazgo de las 500.000 monedas (unas 17 toneladas, esencialmente de plata de la zona peruana de Potosí) con el naufragio de La Mercedes. Sin embargo, en una reciente entrevista con El País de Madrid, sus responsables admitieron la posibilidad de un correlato entre el hallazgo y la famosa batalla del Cabo de Santa María. España, que ya ha tenido varios encontronazos con los exploradores de Odyssey (incluso llegando a requisarle sus embarcaciones) no demoró en hacer un reclamo, tomando en cuenta una sentencia legal que le habilitaría a pedir para sí sus embarcaciones de guerra hundidas en los mares del mundo. Odyssey sin embargo afirma que La Mercedes era un barco particular cargado con la fortuna de mercaderes y militares.
Mientras España y Estados Unidos interponen artilugios jurídicos en esta demanda multimillonaria (que podría crecer conforme se siga buceando en la zona del naufragio), Perú asiste impávido a una discusión mundial sobre el reparto de un tesoro que fue extirpado de sus entrañas.
CIFRAS
500 millones de dólares en monedas de plata fueron rescatados frente a la costa de Portugal por la empresa norteamericana Odyssey. 204 años pasaron desde el naufragio de La Mercedes. El episodio desencadenó una prolongada guerra entre España e Inglaterra.
El misterio del "Cisne Negro" develado por la actuación de un juez estadounidense
La empresa de rescates submarinos Odyssey se negó durante mucho tiempo a revelar la nacionalidad del barco y las coordenadas exactas donde lo localizó, con el argumento de que hacer pública esa información pondría en peligro la preservación del lugar donde se extrajo el tesoro. No obstante, el hecho de que se tratara de La Mercedes, seguro provocaría un reclamo del gobierno Español. Mientras extrajo el tesoro, Odyssey llamó al naufragio Black Swan (Cisne Negro)
Sin embargo, el dictamen de un juez de EE.UU. sobre la información presentada por Odyssey indica que la empresa actuó de forma "carente de sinceridad", según dijo a EFE el abogado que representa a España, James Goold. Por otra parte, el "Sunday Times" denunció que Odyssey habría inflado la valoración del tesoro para subir la cotización de sus acciones en Bolsa. También el "New York Times" se refirió a la polémica aunque en este caso señalando que como las monedas fueron acuñadas en Perú, el gobierno incaico debería reclamarlas. Como ejemplo de que es posible que Perú haga respetar sus derechos, el diario neoyorquino recuerda que países como Grecia, Italia y Egipto lograron el regreso de algunos de sus bienes culturales expoliados por otras naciones.
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