Nace en Montevideo el 29 de julio de 1861. Su inclinación artística se manifiesta tempranamente, combinándose con múltiples actividades.
Es abogado desde 1886, nombrado Defensor de Pobres en lo Civil y Criminal, periodista y codirector de un periódico, impulsor de la creación de la Escuela de Bellas Artes, diputado, miembro del Consejo de Estado, elegido presidente del Ateneo de Montevideo, director de la Escuela Nacional de Artes y Oficios, miembro honorario de la Sociedad de Artistas Uruguayos, Asesor Letrado de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay.
Entre estas múltiples actividades se destaca su creación de ensayos filosóficos, crítica artística y poesía. Participa en numerosas tertulias junto a artistas como Sáez y Blanes Viale. En 1921 y por cuatro años consecutivos, se radica en Buenos Aires dedicándose plenamente a la tarea pictórica y recibiendo del medio una crítica elogiosa. En 1925 se traslada a París donde permanece nueve años y obtiene la consagración como artista plástico. Desde allí proyecta y organiza exposiciones en Europa y América. Regresa al Uruguay en 1933 y es nombrado Asesor Artístico del Ministerio de Instrucción Pública.
Pedro Figari es un pintor de manchas, no de líneas. Pinta el pasado sin documentarse, lo hace de memoria, con una memoria afectiva. Puebla sus espacios inconmensurables con gauchos, negros y criollos como metáforas de un presunto ser nacional.
Muere en Montevideo, el 24 de junio de 1938.
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